Sadismo

Han vilipendiado al pobre marqués de Sade. Ha tenido mala prensa. Pero era buena gente. Su suegra, madre de todas las cuaimas, lo persiguió, metió preso durante añales en una mazmorra horrenda en donde estuve (de visita), etc. Como se metió a revolucionario, intercedió por ella y su mujer para evitarles la guillotina por aristócratas. Luego lo nombraron director de hospicios para viejitos y se desvelaba por el cambio de sábanas, las medicinas… No era sádico el marqués de Sade. Su único crimen fue escribir unas fantasías eróticas bastante subidas y monótonas, en donde el mal siempre triunfa sobre el bien. Tan monótonas como las fantasías en que el bien siempre triunfa sobre el mal. Así que salgo en defensa del Divino Marqués.

Sadismo es acaparar leche, ponle, y derramarla en un río para tumbar un gobierno, como durante el Paro. Y luego, cuando al fin el gobierno consigue leche en Bielorrusia, la más sabrosa que he degustado, dicen que es radioactiva. Eso es sadismo del más refinado, sólo que muy probablemente a Sade tanta maldad le hubiera repugnado.

Porque si Sade hubiera sido sádico como dicen, hubiera inventado dos de las crueldades más refinadas que conozco: el pupitre y la tarea escolar. El pupitre es un brete que inmoviliza a la persona en su niñez, la edad de mayor movilidad. Y la tarea escolar sirve para inundar de afán el tiempo del descanso, sobre todo de los padres, que llegan cansados a tener que averiguar junto con su prole cómo se alimentan los nematelmintos o la vida sexual de las morrocoyas del sur de Monagas, que ríete de las tesis doctorales. Eso es sadismo, crueldad, ensañamiento, maldad, sevicia.

Otra sevicia que al marqués se Sade hubiera ruborizado es lo de la lactancia materna. Aprovecho la campañita para librar mi propia contracampañita, para que no les salga gratis. Nestlé, la principal beneficiada de esta campaña contra la lactancia materna, se dedica a la siguiente tarea: paga y entrena enfermeras para que enseñen al recién nacido a tomar biberón de alguna fórmula Nestlé. Cuando la cría llega a casa, la madre debe preparar tetero con la fórmula porque ya su bebé no sabe mamar del pezón, que rápidamente se seca. Si la madre no tiene dinero pasan dos cosas complementarias y criminales: rinde la fórmula con algo barato, agua de arroz, por ejemplo, con la consiguiente desnutrición. Y como tampoco tiene para pagar una fuente de energía (gas, leña, carbón, electricidad), para hervir el agua, el intestino recién nacido y desnutrido puede contraer gastroenteritis, con la consiguiente mortalidad infantil. Bello, ¿verdad? La leche materna en cambio es impecable: transmite anticuerpos, ofrenda exactamente la nutrición requerida a esa edad, es gratis, es sana, no requiere agua, envases, es ecológica. Solo en casos excepcionales presenta problemas, cuando hay intolerancia a la lactosa, por ejemplo (aquí está la referencia completa http://j.mp/1axVm1x).

De allí el sadismo de una campaña contra una ley de lactancia materna que no ha sido redactada. Dicen mundialmente que el rrrÉgimen piensa prohibir los biberones y obligar a las madres a amamantar. ¿A punta de fusil?

Evidentemente no tienen madre.

 



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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