Ser revolucionario, comportrase como chavistas y vivir el socialismo

Las crisis que se han desarrollado a nivel mundial gracias a la globalización desde la “Caída del Muro de Berlín” y la unipolaridad en este marco de la denominada “post-modernidad”, probablemente, no era “medida” en toda su intensidad por Washington mucho menos por sus “aliados y socios” y aún menos por el resto de los países de la globalidad. La “crisis del baht” quedó en el pasado, la “crisis japonesa” pareciera se estaría superando con el gobierno de Shinto Abe, la “crisis latinoamericana” es caso del pasado y referencia actual para los europeo-comunitarios pero la “crisis de Wall Street” nos ha mostrado “realidades y caminos”, aparentemente, no esperados por “tirios y troyanos” mundiales y criollos. La “Caída del Muro de Berlín” significó algo más importante que la “unipolaridad” como fue la implosión del “mundo de las ideas” conjugándose, ambos parámetros, en una unidad represiva que alcanzó su propia identidad cuando el sistema capitalista alcanzó su cenit temporal obligando a la confrontación de varios de sus paradigmas: la división internacional del trabajo, la sobre-expansión del sector financiero (crédito), la contradicción entre los desarrollos en el campo de la ciencia y la tecnología, particularmente, la nano-tecnología, y el sector de la economía de servicios-consumo-masivo y las asimetrías que se desarrollaron en el campo del cultivo, de la producción-distribución, venta y lavado de dinero del mundo de los estupefacientes: cocaína, opio y productos “aguas abajo” y los derivados químicos.

Es decir, el sistema capitalista en su etapa del imperialismo-siglo XX entró en profunda crisis de identidad en la primera década del siglo XXI. Cuando percibimos las realidades cotidianas globales actuales nos enfrentamos a crisis bien diferentes a las expresadas en escenarios profundamente diferentes a los escenarios que se sucedieron durante el siglo XX; es decir, que las crisis de identidad y crecimiento del capitalismo como sistema mundial durante la primera mitad del siglo XX (1900-1950) se manifestaron y desarrollaron asimétricamente diferente a las crisis que se mostraron durante la segunda mitad del siglo referido (1950-2000). Es decir, las crisis referidas que conocimos durante el siglo XX se mostraron gracias a la “Open Door policy”, a la imposición de los parámetros en la política de la “Breton-Woods”, la “Caída del Muro de Berlín” como máxima expresión de la derrota del adversario de todos conocidos en y durante la “Guerra Fría” y la “crisis bolchevique-estalinista” con las políticas enmarcadas en la perestroika y la glasnost muy a pesar de la conseja que le expresara Deng Xiaoping a Mihail Gorbachov durante su vista a Beijing en los albores de la “crisis social china” desarrollada en la plaza de Tian Anmen. Debemos precisar que nos estamos refiriendo a la crisis mundial-global pero sin olvidar las particularidades que se expresaron en la zona geográfica que representa lo americano al sur del río Bravo y al sur de la península de la Florida que se concretó desde y con la “Doctrina Monroe” y las alienaciones consecuenciales socio-económico-militares.

¿Necesita el sistema capitalista traspasar su propia identidad, in crescendo, por permanentes crisis para su crecimiento en perfectibilidad en considerando todas las crisis sociales que ella (la crisis) produce y conlleva en su propia identidad como crisis capitalista para su evolución? Concretamente ¿de qué hablamos; de crisis del capital; de crisis en el propio sistema capitalista; de crisis en el sistema capitalista cuando entra en contradicción con las evoluciones inevitables en el campo de la ciencia y la tecnología; crisis en la relación producción-consumo; crisis en la ideología cuando se confronta con el capital; y/o crisis obligada e inevitable del propio sistema capitalista en el marco del desarrollo histórico de las sociedades como lo expresó Karl Marx? En este marco reflexivo, tenemos realidades objetivas que han sufrido una muy importante implosión estructural con efectos en el sistema capitalista que, innegablemente, tienen sus consecuencias globales, en el marco de una economía globalizada, tanto en los campos de la economía como un todo como, lo más importante, en lo social-global que se han manifestado y se están expresando, según las propias geografías, en formas más o menos real-objetivo-dramáticas conjugadas por y con políticas militares efectivo-destructoras de realidades nacionales según las tesis de Samuel Huntington. A título de camino-guía podríamos marcar diferencias entre la denominada como “Guerra de Vietnam” vis a vis la “invasión a Iraq-Afganistán” tanto en el tráfico de estupefacientes como en la propia doctrina militar no solo estadounidense-aliados-socios-OTAN sino en las expresiones sociales consecuenciales mundiales por mencionar algunas variables y por no mencionar “la ideología” en ambos campos sociales tanto los pro-sistema-capitalista como los movimientos anti-sistema capitalista.

Visto lo anterior propuesto, el concepto “revolucionario” ha sufrido importantes cambios que van más allá de su propia definición para incorporar el paradigma ideológico según los cambios que se han presentado y desarrollado desde la “Caída del Muro de Berlín”. Es decir, en las actuales realidades y circunstancias podríamos comenzar por aceptar que, por ejemplo, el señor Henrique Capriles Radonski se abroga el derecho de calificarse como “revolucionario” pero evitando concretar a qué, realmente, se refiere cuando se auto-califica como “revolucionario”. Para su comprensión y fines consiguientes podríamos traer a nuestra memoria, por ejemplo, los movimientos “revolucionarios” que se sucedieron en Polonia (Gdansk), la manifestación social en Buda-Pest (Hungría), las “revoluciones de colores”. ¿Qué queremos desglosar con éstos ejemplos? Sencillo, la ideología capitalista “ha comprado” sin “poner un centavo” el profundo significado del concepto “revolucionario” que tanto impacto sico-social ha impreso en la Historia cuando se manifestó su praxis, por ponerle un comienzo, subjetivamente, desde la “Comuna de París” en el marco de la “Revolución Francesa”, cuando se expresó en la “Comuna de Cantón” (11-14 diciembre, 1927) en las realidades de la primera crisis del Partido Comunista Chino, y en el principio de la Revolución Bolivariana con la expresión social-dramática durante el “Caracazo” (27 de febrero, 1987). Podríamos proponer que ustedes, en el “reposo del guerrero” definan sí las invasiones a Libia, Iraq, Afganistán, la “Guerra Civil” en Siria, los bombardeos al norte de Paquistán, el derrocamiento “democrático-revolucionario” del Presidente electo Mohamed Mursi en Egipto, son y/o no se expresan como movimientos revolucionarios.

En el marco referencial referido más arriba podríamos aceptar que no se expresó globalmente un Jefe de Estado convertido, al tiempo, en ideólogo como Hugo Rafael Chávez Frías quien produjera una fuerte implosión en la propia alma del capitalismo con las propuestas socio-políticas y sus desarrollos que han significado las praxis en profundo desarrollo de la Revolución Bolivariana no solo en lo nacional sino también en el campo internacional. Podríamos discutir sobre los “aciertos y errores” de la Revolución Bolivariana pero es obligado reconocer que Chávez Frías ha puesto sobre la mesa ideológico-política soluciones reales para solventar las crisis presentes en las sociedades de la Comunidad Europea, ha demostrado que sí se puede alcanzar a erradicar el analfabetismo, la pobreza extrema, políticas de la salud y, lo más importante, la distribución de la “riqueza nacional”. Es decir, “ha tocado” a la propia realidad de la “plusvalía”. Pero, para nos, lo más importante es el marco ideológico que implica el comportamiento como ejemplo cotidiano “franciscano” (José Vicente Rangel Vale dixit) de Chávez Frías. Su ejemplo cotidiano ante las “crisis sociales” es motivo de serio estudiar como referencia para la consolidación de la conciencia revolucionaria bolivariano-nacionalista-chavista por lo cual es responsabilidad del aparato ideológico de la Revolución Bolivariana desarrollar, en el marco de un equipo multidisciplinario, incluido los siquiatras y sicólogos, que estudien y diseñen políticas educativas que le permitan a toda la sociedad venezolana conocer, aceptar y proponer ideas revolucionarias que impulsen el “pensamiento Chávez”.

Pero ese “pensamiento Chávez” se sustentaba a su vez no solo en la Historia de Venezuela como en el “pensamiento Bolívar” sino en la reflexión de textos escritos como, por ejemplo, los textos del intelectual, Enrique Dussel: “Política de Liberación. Historia Mundial y Crítica. Tomo I y II. Trotta, Madrid, 2007, pp. 587 y 542, respectivamente; así como el importante texto: “La Producción teórica de Marx, un comentario a los Grundrisse. Siglo XXI. Madrid, 2010, pp. 421.

¿Qué estamos proponiendo? Simple, los revolucionarios reales, los verdaderos, los chavistas reales, los verdaderos, debemos repensar sobre el “pragmatismo revolucionario” y aprender y aprehender “adobar” nuestros pensamientos “revolucionario-chavistas y bolivariano-nacionalistas” en el marco de la actual realidad revolucionaria como “patriotas”, que es obligante conocer qué es el socialismo como pensamiento (cero cliché); debemos aprender y aprehender que nuestra Revolución Bolivariana no está enmarcada en el marco referencial del “socialismo real”; que nuestra Revolución Bolivariana no es copia ni sigue modelos de expresiones revolucionarias precedentes ni actuales porque nos enseña nuestra Historia Patria que en ella están impresas las doctrinas sociales, militares, económicas, ideológicas que, al estar “adobadas” con la “modernidad” de los pensamientos en permanente evolución histórica podremos impactar lo sico-social-revolucionario inclusive allende nuestras fronteras. Es nuestra obligación como revolucionarios, como chavistas y socialistas militantes por la “gracia de Dios”.


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Miguel Ángel Del Pozo


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