La Corte Malandra

Hay personas que se quejan de la inseguridad y marchan para glorificar a un corrupto descarado. Mientras más descarado mejor. Fue la Marcha de la Corte Malandra burguesa, de hace una semana.

Cuando éramos inocentes la corrupción se escondía. «Se puede ocultar la mano que roba, pero no la mano que gasta», decía CAP, que de eso sabía bastante. Hasta Blanca Ibáñez se ocultaba. Más o menos. De todos modos no le gustaba que le dijesen lo que es, puesto que mantenía una férrea y hermética censura, hasta el punto de que la comenzaron a llamar La Innombrable, en alusión a cierta parte del cuerpo que no se puede nombrar sin consecuencias.

A Mariano Rajoy, Gran Maestre de la Corte Malandra, solo le falta largar un «sí soy corrupto ¿y qué?». Por una grave falta de cortesía no lo invitaron a la Marcha Malandra. O a Silvio Berlusconi que, a diferencia de Rajoy, que tiene pelaje de Opus Dei reprimido, se vanagloria de sus fiestas «bunga-bunga» con niñas mal criadas, es decir, no terminadas de criar.

Siempre pensé, ingenuo de mí, que la corrupción era angustiosa, pendiente siempre de una denuncia, de execración social, de miradas feas en la calle, de que le pongan los ganchos. Esta novísima corrupción me ha enseñado que es más bien una vida llena de emociones simpáticas y que culmina con la gloria de una bochinchera Marcha Malandra.

El gobierno, tan tonto, entrega a la justicia a su gente pillada entre primera y segunda. Ya irá la oposición acogiendo a esa gente en sus filas como víctimas de persecución política, prueba de que gemimos bajo una despiadada dictadura, inconstitucional, ilegítima, usurpadora y cubana. El salto de talanquera es amortiguado por un lecho de mullidos dólares. Mientras el gobierno denuncia la corrupción en sus filas, la oposición aclama la suya. Una diferencia estratégica, como para pensarla.

Los recientes corruptos entregados por el gobierno no han tenido tanta suerte. Por ahora. Apenas hagan amagos de saltar la talanquera y repartir el botín, se les canonizará como el de la Marcha Malandra, que anda con una Biblia y una camiseta crística. Con esa cara…

Vamos por ese Camino de Imperfección. El ensalzado corrupto se ríe relamido cuando le hacen desfilar los cheques en esa cara. Debe ser sabroso, digo yo.



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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