Viendo los últimos artículos del profesor Toby Valderrama, me viene a la memoria aquella expresión de Diderot: “Qué fácil es para los que están en la orilla, desde la que contemplan ociosamente a un piloto que combate con el furor de los vientos y de las olas, exclamar: Ese hombre debía gobernar su barca de otra forma, mientras que, si tuvieran el timón en la mano, se hallarían más embarazados sin comparación, e incluso naufragarían de mala manera.”
¿Qué será lo que quiere el Toby?, ¿que aquí se forme la Dios es Cristo, con divagadores clamando por cambios en cada esquina sin saber en qué palo ahorcarse (como pasó con la izquierda durante el Puntofijismo)?, ¿y que luego venga un Majunche y se encarame en el gobierno y nos bombardee con ayuda de los paramilitares colombianos y los cabrones gringos?
Yo estoy seguro que él no va a coger pa’l monte, alzado, porque nunca lo hizo cuando nos disparaban a mansalva los adecos y copeyanos. Yo conozco al profesor Toby desde hace tiempo, y nunca le vi nada de revolucionario, sobre todo cuando había miles de razones en Mérida para ser demandado por atacar a degenerados potentados del empresariado, del gobierno o de la iglesia: o para estar preso o para padecer juicios sumarios por parte de la puta Universidad de Los Andes.
Pero de pronto, un día el Comandante Chávez nos descubrió a este Lenín de pasillo, que hasta entonces había disimulado muy bien su pose de erudito marxista parapetado en sus limbos académicos, y fue cuando lo vimos catapultarse por el firmamento de los combates políticos como uno de entre los más duros y esclarecidos ideólogos del proceso.
Hace un tiempo atrás, un dirigente del PSUV me preguntó: Qué es para ti el Toby?, y le contesté “un profesor universitario”. Y me repicó intrigado: “-Y no es para ti un revolucionario?” A lo que agregué: “-Bueno en la jerga nacional claro que sí, y vaya que mucho más que eso…”.
Sólo con esto quiero advertir a los intelectuales de partido lo siguiente: Ya sabemos que el presidente Maduro no es Chávez y hasta el propio Nicolás lo ha advertido muchas veces. Entonces no nos pongamos a poner el caldo morado, cada cual metiendo su cuchara visionaria del proceso (que lleva más de personalismo de campanario que de otra cosa), y con mucha fortaleza dediquémonos de momento a darle todo nuestro apoyo al Presidente Maduro que le está echando mucho valor a este inmenso encargo (que nunca lo buscó ni siquiera lo soñó). Yo no veo a Maduro dormido en los laurales, yo no lo veo haciéndole el sebo a los Cisneros y a los Zuloaga, como usted lo dice señor Toby. Maduro, con todo y no ser Chávez realmente ha hecho prodigios y milagros en sus cien días en este calvario y el que hasta ahora, él haya podido sortear mil embates y tormentas, llevando este barco tan abollado de coñazos, sin que lo hayan hundido ni sacado de su pacífico rumbo (fraternamente bolivariano), es ya de por sí una proeza inconmensurable. Yo si creo señor Toby que en verdad usted ha perdido extraordinarios momentos para quedarse callado y no desvariar como lo ha hecho usted.
Todos empujando este carro con los medios que tengamos, sin retroceder ni transigir con los valores apátridas y mierdosos del enemigo. Pero hay que tener en cuenta que aún luchamos con fuerzas esclavistas, plagadas de maldición y pánico muy fuertemente incrustadas en nuestra sangre. Bolívar lo previó en su tiempo cuando vaticinó el caos y la agonía que nos tocaría vivir una que vez que dejara este mundo. Un temor que también destrozó a Chávez poco antes de su muerte, porque como decía Bolívar: COMO LA CORZA HERIDA LLEVAMOS EN NUESTRO SENO LA FLECHA QUE NOS DARÁ LA MUERTE SIN REMEDIO PORQUE NUESTRA PROPIA SANGRE ES NUESTRA PONZOÑA. Aquello fue hace unos doscientos años, pero aún es parte del trauma que nos destroza. La ponzoña de la escualidez paralizante y servil, la ponzoña de la intriga, de esa vanidad goda y ruin que todavía envilece a gran parte de la república.
Pero vayamos al meollo del estilo (que no es ninguno) con que el señor profesor Valderrama proclama la lucha por un socialismo irreverente. Dice don Toby en su artículo titulado “REVOLUCIONARIOS Y CAPITALISTAS, JUNTOS EN EL LECHO”, que “el gobierno revolucionario anuncia ya, de forma imperativa, que se establecerá la convivencia entre el capitalismo y el Socialismo”. Nunca lo había escuchado, y agrega: “La afirmación, con algunas variantes, la hacen los más destacados voceros del gobierno, es ya moneda común. …la elevación de las fuerzas productivas no es un proceso inocuo, al contrario, lleva aparejado la elevación de una determinada espiritualidad, las fuerzas productivas capitalistas elevarán la espiritualidad capitalista y las fuerzas Socialistas elevarán la espiritualidad socialista.” Y me pregunto: existe para el profesor Valderrama espiritualidad capitalista?
Entonces comienza a elucubrar con sofismas retóricos sobre el maridaje a calzón quitao que el gobierno tiene declarado confeso y gozoso, con el capitalismo.
Lo que sí he visto es la batalla que el presidente Maduro está dando contra multitud de enemigos ultra-fascistas en diferentes frentes, incluyendo fundamentalmente el capitalista. Pero es que ese capitalismo (es decir, la ponzoña redundante del colonialismo) que se lleva en la sangre, es también en parte con el que convive a calzón quitao el mismo Toby en su quehacer diario. Con el que convivimos todos los profesores universitarios cuando nos meten un soplete de descomunal billete por el rabo. Contra eso el señor Valderrama no dice nada. Estamos emputecidos por esa catarata de billete injustificada, sosteniendo una universidad que no crea, que no produce y que es la mayor madre de la antipatria que jamás se haya conocido en este país. Nunca hemos visto a don Toby decir nada sobre esto, que es esencial dentro de la estructura pro-capitalista y pequeño burguesa del sistema que tenemos.
En este sentido nosotros nunca hemos visto a don Toby atacar de manera frontal, con nombre y apellido, a tanta gente que desde el gobierno le hace un daño terrible a la revolución. Eso no lo hace él porque no le conviene, porque no se atreve, porque es cómodo, como no le conviene a un montón de intelectuales que cargan el marxismo en el cerebro al tiempo que parsimoniosamente se hurgan el diente roto con el que aderezan el artículo de cada semana.
Es hora de que vayamos parándole el trote a ese caballo loco de unos cuantos “atornillados visionarios” que se han venido creyendo la madre o el padrote incólume de la revolución bolivariana.
Si a esto no se le da un parao, vamos a terminar como le ocurrió a la Gran Colombia, poco después de 1827, cuando “revolucionarios” de cují y cazabe, de todos los colores, se pusieron a construir, como dijo Bolívar, repúblicas aéreas.
El más genial de todos esos revolucionarios fue uno llamado Vicente Azuero (santanderista a muerte) que vivía escribiendo panfletos, fundados en las ideas de Jeremías Bentham; en esos panfletos Azuero había descubierto la fórmula perfecta para hacer de todos los colombianos hombres ricos, sensuales, libres y felices. Era un cerebro ardiente y estremecedor, que con una diarrea demencial plagada de ideas redentoras y libertarias estragó a todos los periódicos importantes de Bogotá. Pero su odio a Bolívar comenzó a tener un efecto devastador en la juventud. Un talentoso poeta, Luis Vargas Tejada, pedía a sus conciudadanos convertirse en brutos. Pronto los militares de débiles cerebros se unieron a aquellas prédicas. Llegó el 25 de septiembre de 1828, y se produjo un pánico bestial en todos los esfínteres de los seguidores de Azuero. Fue fusilado el Almirante Prudencio Padilla y Vargas Tejada huyó a los montes y murió ahogado en un río; Azuero se fue a gatas hasta una isla del Caribe y desde allí, estaba tan histéricamente cagado que le propuso al Libertador se coronara e impusiera una monarquía en Colombia. En 1830, participó en el asesinato de Sucre y aquel decrépito Joaquín Mosquera lo nombró ministro de su agónico gobierno. Fue luego abogado del asesino de Sucre, José María Obando. En fin, toda una genial mierda se desintegrara y hoy sea el ludibrio del continente, la cabrona gringa en América Latina.