¿El principio del fin?

El posible ataque de los Estados Unidos contra Siria, a pesar de la fuerte oposición de muchos países e importantes líderes políticos y religiosos, incluyendo al Papa, produciría más víctimas inocentes y más escalamiento, expandiendo el conflicto mucho más allá de las fronteras sirias. Un ataque incrementaría la violencia y provocaría una nueva oleada de terrorismo. Minaría los esfuerzos multilaterales para resolver el problema nuclear iraní y el conflicto israelo-palestino y desestabilizaría el Medio Oriente y el Norte del África. Sacaría de balance todo el sistema legal y el orden internacionales.

Vladimir Putin, Alerta ruso (The New York Times, 11/9/13, http://j.mp/15ZsJFN)

Conozco a un pobre malandro que fanfarroneó durante años. Todo el mundo lo temía y odiaba. Su sola presencia provocaba terror. Se le concedía todo antes de que lo pidiese. Pero un día su mala fama llegó a un punto de quiebre porque fue demasiado lejos en sus exigencias. Poco a poco la gente dejó de temerle, hasta que tuvo que mudarse de barrio y luego de ciudad. Pero hasta el último rincón lo persiguió la fama de bolsa. Dicen que unos más malos que él lo dejaron muñeco.

No sé, en esta cosa que escribo tengo más conjeturas que respuestas porque los acontecimientos siguen en pleno desarrollo (con el perdón de Walter). Me pregunto, después de este ridículo, ¿qué será del pobre Obama? Dime si es impresión mía, pero lo veo canoso y desencajado. Anda por ahí como la hija de Lola, según la canción de Charlie Palmieri, «que ya no sale y siempre está triste y sola. Tan alegre que era ella y ahora siempre está callada, tal parece que la niña ha dado una mala pisada» (puedes oírla en http://j.mp/19Omvvk, vale la pena).

No le arriendo la ganancia, porque hay que ver lo que es que malandros de alta factura como el Complejo Industrial-Militar lo tengan, como decía el inmortal Joselo, como caballo de Junquito: «Coge pacá, coge pallá». Le dan un papel y mira, negro (porque son racistas), lee esto ante la Asociación de Prevención de Clavos Salientes en las Aceras de Madera. Y lee bien, enfatiza aquí. Tú eres bueno hablando, así que aplícate, ¿entendiste?

Otro vainón que le echaron fue lo del Nobel de la Paz. Debe ser duro cumplir voto castidad en un prostíbulo. Cada vez que amenaza a algún país con destruirlo le recuerdan ese premio. Que, por cierto, hay quienes han sugerido que se lo den también a forajidos como Luis Posada Carriles o al Estrangulador de Boston. Tal vez no se lo dan porque, con todo y asesinos seriales, no han destruido Afganistán, Irak, Libia.

Pero, con todo, el ridículo de Obama es menor que el del pobre François Hollande. Tan afable Hollande, tan campechano Hollande, tan buenote Hollande, que una vez me lo topé en un restaurante y aceptó tomarse una foto con un don Nadie como yo, aunque todavía no fuese Monsieur le président de la France. Como comentó el diario comunista l’Humanité: «Y ahora el ridículo», después de la torta con el avión de Evo (http://j.mp/12PmINy).

Grave revés este para el Complejo ese. Ojalá que Obama no tenga que pagar como John Kennedy por rehusarse a bombardear a Cuba cuando la invasión de Girón.



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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