Más allá de las contradicciones del Estado Burgués, no hay dudas que la lucha de clases por el espacio marca cualquier proceso social; por eso apuntamos hacia el único territorio que tiene, en su propia esencia, la forma material de cómo se expresa la sociedad dominante: la Ciudad. En efecto, la ciudad, es el espacio de expresión del conflicto de las clases sociales, expropiadas del excedente, ante el poder económico y político por el reclamo para su reproducción; y dentro de ella, los medios de consumo colectivo que el poder político solo podría proporcionar socializando el espacio para la reproducción de las relaciones de producción, porque allí se concreta la apropiación, circulación y ampliación del excedente productivo social.
La crítica a la actual ciudad capitalista no se puede realizar ignorando las relaciones que tiene la forma con las otras instancias que la determinan. No pueden quedar ocultas las miles de hectáreas de ranchos sin que esta afirmación trate de negar la existencia del negocio inmobiliario. Este es el nivel determinante, el económico, y desde allí se puede avanzar en la explicación de los caracteres formales del subsistema espacial urbano capitalistas.
Entendemos que el desarrollo técnico contribuyó, y sigue haciéndolo, al aumento de la composición orgánica del capital que se traducirá en más máquinas, más edificios, más capital y menos capital variable, menos obreros, menos fuerza de trabajo porcentual para el sector secundario en relación con el terciario, más desocupación, más segregación-expulsión de las multitudes Sin-espacio hacia los bordes urbanos de nuestra ciudad capital y en los centros secundarios de nuestras provincias.
En este sentido, Lojkine en relación con la explicación de la formalización social urbana, dijo:
El poder político no limitó su intervención solo al nivel jurídico propio de su esfera, sino que intervino también económicamente para proveer al espacio urbano de las infraestructuras y equipamientos exigidos por el capital monopolista para su funcionamiento, haciéndose cargo de las deseconomías de la aglomeración urbana y de los gastos no rentables, pero indispensables para la acumulación ampliada del capital.
La forma urbana de la Ciudad Capitalista se construirá como registro indicador de ese cambio económico, que será avalado y confirmado por el poder político y que podrá modificar a través de sus organismos planificadores: reglamentos, decretos, normas y disposiciones, para legitimar y sancionar la nueva práctica de apropiación y modelaje del espacio urbano por el capital dominante.
La nueva forma urbana de la Ciudad Comunal mostrará un cambio significativo en la dimensión y figura de sus elementos urbanos, en las relaciones entre éstos, en la aparición de nuevos elementos y en la dimensión-configuración del todo urbano de una ciudad como Caracas y de los centros secundarios de provincia. No obstante, pretendemos la discusión sobre éstas formas urbanas tome para el análisis de las estructuras espaciales, no solo los elementos y relación de elementos de las estructuras mismas, sino lo que desde afuera de la sociedad de clases, rompa la pretensión hegemónica de las formas urbanas dominantes y, al mismo tiempo, desde adentro con una práctica política a favor del conjunto de la naturaleza y el Ser humano.
LA CIUDAD DE CARACAS
El subsistema de formalización social urbana tendrá los siguientes caracteres formales dominantes de una ciudad ha tenido como Caracas.
- Una dimensión total, requerida por la nueva concentración del capital y la consiguiente concentración de fuerza de trabajo, que extiende horizontalmente la ciudad y la hace crecer verticalmente en algunos centros funcionales diferenciados.
- Una dimensión elemental, como resultado de las concentraciones sectoriales, que se expresa en los grandes centros de producción gestionaría, industrial, de conocimientos, de salud, deportivos, de intercambio, etc., que adjuntan equipamientos colaterales y que obedecen a la economía de aglomeración funcional.
- Una nueva relación elemental entre los componentes urbanos por las nuevas ubicaciones de algunos y el consiguiente desplazamiento de otros. Se podría ejemplificar con la conquista de la centralidad urbana por el sector de gestión, que desplaza el mediano y pequeño capital comercial, la expulsión de la industria a la periferia y el alejamiento de numerosos sectores de habitación burguesa. Las nuevas relaciones entre elementos exigirá modificar las trazas, las figuras y las dimensiones de las cintas de circulación que se harán cada vez más amplias y complicadas por nudos y lazos, resultando infranqueables para el peatón y contribuyendo, entre otras causas, a la segmentación urbana.
- Una diferenciación de las formas urbanas producida por las diferentes funciones agrupadas y por la diferenciación mas evidenciada de los espacios de habitación de las distintas clases sociales, con distinta jerarquía de sus equipos de medios de consumo colectivo.
- Una segmentación del espacio urbano causada por la agrupación focalizada de las diferentes funciones, productora de espacios interfocales, de menor valor territorial y de menor capital de construcción, que serán usados por los planificadores viales para por allí pasar sus autopistas acentuando la segmentación.
- Una dispersión del espacio por la segmentación-expulsión de actividades y expulsión-segregación de la fuerza de trabajo a la periferia, con multiplicación de espacios de miseria de las invasiones de tierras por las multitudes crecientes de desocupados, y por la suburbanizacion-exurbanizacion de clases burguesas en espacios de habitación lejana, llamadas allí por los especuladores de tierras mediante la promesa de un bucólico contacto con la naturaleza.
LAS CIUDADES DE PROVINCIA
El nivel político cumple su papel jurídico de apoyo a las clases dominantes mediante planes que se ajustan a las tendencias de transformación urbana que impone el desarrollo capitalista, adecuando densidades al valor de la tierra y realizando exoneraciones legales cuando el monto de las inversiones a su juicio lo justifica; condicionando además la práctica económica de las clases desposeídas a los intereses de la burguesía comercial, como queda demostrado con el permanente éxodo comercial urbano de los buhoneros. Pero interviene también económicamente, agudizando la segmentación de las clases de nivel económico bajo hacia la periferia, mediante la obra oficial de vivienda. El subsistema de formalización espacial urbana de las ciudades de provincia sufren a partir de los años setenta los cambios contra los que se pronuncian los mismos técnicos que los produjeron, lo cual confirma la postración de la técnica ante el poder económico político.
En un centro secundario de provincia, se verá la pérdida de importancia de la función gestionaria del capital transnacional, que, como hemos dicho, se ubica en la proximidad del poder político central, con sede en la capital del país. El nivel económico se expresa más acentuadamente en las funciones de intercambio, capital comercial y financiero, consumo y distribución, y en la especulación que la burguesía local realiza sobre el capital inmobiliario. Y, como subsistema de formalización espacial urbana, se podrían enumerar esos cambios como sigue:
- Separación y aniquilación del área central realizadas en aras del servicio automotor para el desarrollo de nuevas actividades y revitalización de las viejas.
- Desarrollo vertiginoso de la edificación en altura para propiedad horizontal de habitación y oficinas, cambiando la estructura del espacio vacío y el correspondiente perfil urbano, como consecuencia de la especulación inmobiliaria.
- Segmentación-dispersión por la especulación inmobiliaria para habitación de clases medias sobre las líneas de circulación vial, anticipándose a la implantación de las zonas industriales.
- Extensión-segregación hacia los bordes urbanos lejanos, sin transporte colectivo, por localización de la habitación para las clases proletarias, y extensión-segregación también por las invasiones de tierra que señalan espacios-clases.
El subsistema de formalización espacial correspondiente a la configuración del todo urbano de una ciudad como Caracas y/o de los centros secundarios de provincia no es independiente de los niveles económicos, políticos, ideológicos y técnicos de la sociedad capitalista actual, por lo cual se requiere el diseño de los elementos y de las relaciones esenciales de la cultura fundamentada en su Ser para la vida y la libertad de uso del espacio y de una comunidad.
LAS CIUDADES COMUNALES
Las Ciudades Comunales se mueven en múltiples dimensiones de una misma realidad para satisfacer colectivamente las aspiraciones comunales. Ellas no aparecerá jamás atendiendo por separado, los problemas y carencias de cada comunidad. No entenderla como una forma de gobierno colectivo es condenar a la Ciudad Comunal a una actividad meramente reformista y apoyo invaluable ante las acciones inconexas de una tecnocracia que actúa arbitrariamente a través de proyectos reivindicativos.
No podemos abordar el carácter de la Ciudad Comunal sin referirla a la planificación urbana y territorial a través de coordinar seria, unitaria y coherentemente todas las acciones que se dan sobre la ciudad, las cuales han estado consciente o inconscientemente al servicio de la tasa de beneficio y del valor de cambio. Tanto, es así, que orientamos un criterio y un campo de acción ampliado dentro de los problemas de la ciudad, condicionados a parámetros urbanos totales y a cambios no referidos exclusivamente a la Arquitectura, sino a propuestas que tienen como finalidad nuevos aspectos conceptuales, teóricos y operativos referidos a la construcción de un sistema de nuevas Ciudades Comunales.
Es importante plantear soluciones integrales de calidad de vida, a la unidad y escala; a calidad del entorno, a formas de uso del espacio público, a la sensación de seguridad del usuario, originada en su sentido de identidad, a la subordinación del edificio al espacio de uso público. Sin embargo, la ciudad podría transformarse en la unidad espacial de gobierno para darle el carácter sistémico de Ciudad Comunal, lo cual equivaldría a avanzar hacia la conquista del espacio para el ejercicio real de la soberanía popular como sujetos históricos del Poder Popular.
Para Castells el abordaje de la problemática urbana no es limitarse a la descripción geográfica y empírica del espacio, sino más bien "[] considerar a la ciudad como la proyección de la sociedad en el espacio. El espacio urbano es un producto social diferenciado, estructurado por elementos, donde ocurren determinados procesos sociales que concretan, según Ziccardi los "[] determinismos de cada tipo y de cada periodo de la organización social". El énfasis de Castells es el de no confundir la planificación urbana con planes y programas, sino considerar el proceso social que esta práctica encierra, para resolver las contradicciones que dicho proceso genera en el interior de las formaciones sociales donde el modo de producción capitalista es dominante.
Esto implica asumir que el espacio como construcción social debe tomar en cuenta todos los aspectos de la realidad, sus interconexiones e interrelaciones, estructuras, condicionamientos múltiples e inter-influencias. De allí, la importancia de la precisión del concepto de la Ciudad como construcción social y el reconocimiento de que el Ser humano se mueve en dos dimensiones de una misma realidad al asumirlo en sociedad como un todo.
En este sentido, Santos, desarrolla un método de análisis del espacio concebido como un factor de la evolución social, como [] instancia de la sociedad, al mismo nivel que la instancia económica y la instancia cultural-ideológica [], continente y contenido de las demás instancias, pues la esencia del espacio es social. Y, como la sociedad está en permanente cambio y sólo se entiende con su perspectiva histórica y en su manifestación espacial, no queda más remedio que pensar geográficamente la historia, concebir históricamente la geografía y asumir el binomio Espacio-Tiempo como una unidad dialéctica.
La ciudad como construcción social es todo aquello que otorga cohesión a un colectivo e identidad a cada uno de sus integrantes, porque facilita la organicidad, establece proyectos de vida y ofrece la estabilidad, la seguridad y la fraternidad. En efecto, las Ciudades Comunales que proponemos pueden ser los verdaderos territorios de la gente para la socialización, en donde exista el reconocimiento de que el ser humano se mueve en múltiples dimensiones de una misma realidad como un todo; en que la interdisciplinariedad se abra como una necesidad para satisfacer colectivamente y lleve a cada individuo en particular a concebirse como un elemento de la gran construcción humana de las ciencias sociales y, en particular, de la arquitectura.
A partir de la noción de espacio de Santos [] como un conjunto indisoluble de sistemas de objetos y sistemas de acciones [] podemos reconocer que la discusión es sobre el espacio y no sobre la geografía, puesto que esta última es una disciplina subordinada al objeto y no al contrario. El espacio determina los objetos. Y este esfuerzo interpretativo es susceptible de ayudar en la búsqueda ontológica de las categorías analíticas desde adentro del Ser del espacio y, en tal sentido, Santos, señaló:
El estudio dinámico de las categorías internas [] supone el reconocimiento de algunos procesos básicos, en principio externos al espacio: la técnica, la acción, los objetos, la norma y los acontecimientos, la universalidad y la particularidad, la totalidad y la totalización, la temporalización y la temporalidad, la idealización y la objetivación, los símbolos y la ideología
De tal manera que podríamos entender la Comuna, como la unidad del espacio, de lo geográfico y lo histórico, de lo natural y lo cultural, de lo humano y no humano, de lo material y lo inmaterial, de lo objetivo y lo subjetivo, de lo tangible e intangible, de lo global y lo local, de lo particular y lo diverso, de las creaciones y las tradiciones. Por lo tanto, creemos que la Comuna no podría existir, empírica y filosóficamente, si no retomamos la cuestión ontológica, como dice Santos, quien considera [] el espacio como una forma-contenido: la técnica, el tiempo, la intencionalidad, materializados en los objetos y acciones, es decir, como una forma que no puede ser separada del contenido y, al mismo tiempo, como un contenido que no podría existir sin la forma que lo sustenta.
Si la sociedad, es decir, el Ser humano, anima las formas espaciales, atribuyéndoles un contenido, una vida, entonces, la Comuna no sólo se podría definir como una forma de gobierno, sino que, además, sería capaz de darnos respuestas globales y unificadas de la existencia humana, de la consciencia social y de las bases espirituales de la nueva sociedad. En ella se desarrollaría el principio rector de la interrelación, de la interdependencia y de la complementariedad, a través de un proceso de integración del ser humano como unidad de espíritu, mente, cuerpo y naturaleza.
Ahora bien, revisemos el artículo 15 de la Ley Orgánica del Poder Popular, que define a la Comuna como una de las instancias del Poder Popular para el ejercicio del autogobierno y, en tal sentido, señala:
La comuna, espacio socialista que como entidad local es definida por la integración de comunidades vecinas con una memoria histórica compartida, rasgos culturales, usos y costumbres que se reconocen en el territorio que ocupan y en las actividades productivas que le sirven de sustento y sobre el cual ejercen los principios de soberanía y participación protagónica como expresión del Poder Popular, en concordancia con un régimen de producción social y el modelo de desarrollo endógeno y sustentable, contemplado en el Plan de Desarrollo, Económico y Social de la Nación.
No hay duda que lo territorial condiciona cualquier proceso social y que el espacio esencial debería ser la ciudad, pues, ella ha sido la forma material como se ha expresado la sociedad dominante. Creemos, en consecuencia, que la Comuna existiría cuando se ejerza el poder sobre un territorio y, esto, sólo podría lograrse desplazando al poder político tradicional de las Ciudades Burguesas: las Alcaldías y los Gobiernos Municipales. Las Ciudades Burguesas podrían transformarse en una unidad espacial de gobierno colectivo para darle ese carácter sistémico a la Comuna como sujeto histórico del Poder Popular, la cual tendría una estructura urbana que le dé cohesión, expresada como el tejido socio- político cuyo desencadenante es la distribución del espacio de producción-acumulación de Materia y del espacio de intercambio de todas aquellas funciones de carga y descarga de Energía.
Creemos, por lo tanto, que los hilos fundamentales de esa unidad del espacio socio-político serían la cultura-ideológica, la producción y la forma de gobierno, las cuales unirían a los habitantes de una comunidad dándole organicidad y formación. Pero ese sólo tejido socio político no hace la Ciudad Comunal. Hay otro tejido que les da carácter y compromiso a esos habitantes convirtiéndolos en ciudadanos: la estructura urbana, ya que permite detallar el origen y la evolución de las formas de la trama urbana o tejido físico, en los diferentes procesos históricos de expansión de la Ciudad.
La estructura urbana es la morfología o composición material que permite definir la organización de los elementos socio-económicos, la disposición de las actividades urbanas y la manera de relacionarse éstas en el tiempo y el espacio cultural. De allí, que pretendamos realizar una síntesis teórica de las condiciones de existencia del espacio que desde afuera caracterizan la estructura urbana, la cual les da carácter y compromiso a sus habitantes. La estructura urbana surgida en la actual fase de la civilización, caracterizada por el individualismo del mundo Capitalista, ha generado miles de hectáreas de ranchos en cualquier comunidad de América Latina y del Caribe hasta los ranchos y subhabitaciones venezolanos. Estas comunidades han sido privadas del espacio para la conservación y reproducción de la Materia-Energía, sobre los que no se ha hecho nada porque para hacerlo deberíamos penetrar en la totalidad del sistema productor de esas formas urbanas.
Consideramos que existe una sobrevalorización de la forma urbana en cuanto a lo propio de esa arquitectura, su funcionalidad y sus valores estéticos, los cuales responden al valor de cambio y al negocio inmobiliario. Por lo que nos planteamos una teoría urbana que enjuiciaría el asentamiento fundamental de ese espacio construido y los atributos determinantes de todo ese diseño de las edificaciones de la burguesía. La nueva estructura urbana de la Ciudad Comunal mostraría un cambio significativo en la dimensión y figura de sus elementos y relaciones en la aparición de la dimensión y configuración del todo urbano.
Creemos que el problema de la estructura del espacio urbano no es tanto el Cómo, sino el Dónde, ¿Quién hace qué, Cuándo, con Quién?...pues, la dotación infraestructural y de equipos de consumo colectivos es obra social urbana y debe ser solucionada mediante la lucha política de las clases desposeídas por la exigencia del excedente que se les expropia, para una producción socializada de equipos aplicadas a sus necesidades de consumo. Se trata, pues, de un verdadero sentido del nosotros, de un nuevo estilo de vida del colectivo Comunal con un esfuerzo continuo y duradero, el cual incluye un nivel superior de consciencia societal arraigado en lo concreto-practicable, sustentado en el espíritu colectivo de lucha.
*Arquitecto