“Las palabras se las lleva el viento… ¿Las acciones? ¡Ni un huracán!
Anónimo….
¿Qué es la soberanía alimentaria? Entendemos por soberanía alimentaria como “el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental.” La soberanía alimentaria se centra en la alimentación para la ciudadanía, poniendo el derecho a la alimentación en el centro de las políticas alimentaria, agrícola, ganadera y pesquera, y rechaza el planteamiento de que los alimentos. CERAI y Tierra Ciudadana. Fin de la cita.
Visto en un sentido amplio este concepto, en una revolución significa la ruptura en relación con la agricultura de puertos, que nos tiene acostumbrado el burocratismo de la alimentación actual en detrimento de los mercados agrícolas, y financieros venezolanos. En contraste a la importación alimentaria, para mantener la disponibilidad de alimentos del pueblo venezolano.
No se puede hablar de soberanía alimentaria cuando es negativo el modo de producción de los alimentos en Venezuela. La importación de alimentos es nefasta para la economía de un país ya que contribuye al debilitamiento de la producción, y del productor nacional.
Aquí por un mal entendido socialismo sectario, fueron eliminados aquellos que producían, y distribuían, alimentos en el corazón de las políticas alimentarias de la población, por encima de las exigencias del mercado consumidor. El gobierno bolivariano actual presidido por Nicolás Maduro Moros, tiene que defender los intereses del pueblo venezolano, y de las futuras generaciones. Hay que montar una estrategia para desmantelar el comercio alimentario importador actual, y canalizar que los sistemas alimentarios, agrícolas, pecuarios, y pesqueros pasen a ser gestionados por los productores nacionales.
La soberanía alimentaria fortalece la economía nacional, y otorga poder a los campesinos organizados, productores, y a la agricultura familiar, colocando la producción alimentaria, la distribución, y el consumo sobre la base del sostenimiento de lo social, y económico, evitando la escasez y la especulación.
Esto desarrolla un comercio transparente, que garantizaría ingresos dignos para todos los productores del ramo, y garantizando los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación, y nutrición a través de la oferta. El que quiera vender caro sencillamente se le varará el producto. Esté sector debe estar en manos de aquellos que producen los alimentos, y no del burocratismo parasitario.
La realidad de lo que sucede en nuestro país está bastante alejada de esa supuesta “guerra económica”, que es la garantía de subsistencia del burocratismo incapaz señor presidente, con mucho respeto y sin ánimo de jalarle bolas, trayendo como consecuencia una debacle financiera, con esta inflación que ronda el 60%.
Lo que si tiene el gobierno bolivariano es proteger a los campesinos, que obtienen la más baja renta, son los más pobres, por culpa de los intermediarios, ya que están menos equipados, y no tienen acceso a la tecnología, y al transporte. Esto crea una gran brecha entre productores equipados, y agricultores sin equipamiento, causando diferencia en los niveles de productividad. Esto es tremendamente nocivo para los pequeños agricultores. Estas condiciones, no satisfacen las necesidades humanas de la población campesina, haciéndoles que abandonen el campo.
Desde la IV República, según las estadísticas disponibles, la población campesina se ha reducido drásticamente, y han ido ha engrosar los cordones de miseria de la población urbana, en detrimento de la población rural que cada día es menor. Aquel proyecto del eje Orinoco-Apure del presidente Chávez se quedo en el tintero. Con la sobre población de Caracas, con la construcción de edificios para gente sin empleo productivo en los estacionamientos expropiados; lo cual pongo como ejemplo.
Hay que corregir según expertos en la materia la criticidad de las políticas del crédito bancario para la producción agropecuaria, controlando a los perversos intermediarios que encarecen el producto desde su origen hasta los consumidores.
Nos hemos vuelto importadores de productos que antes producíamos en el país, y con el cual abastecíamos a toda la población. ¡Ahora importamos hasta la caraota negra ingrediente típico de nuestro sabroso pabellón criollo!
Después de quince años de ascenso de la revolución bolivariana, ésta ya empieza a encontrar dificultades para su desarrollo, por lo que muestra claros signos de agotamiento. El más evidente de ellos, fue el rechazo generalizado de la población el pasado 14-A.
Este declive de poder, ha permitido el avance de los sectores opositores en Venezuela, quienes aprovechan las urnas electorales para hacer valer una posición opuesta al gobierno bolivariano.
Las medidas anunciadas hoy 6 de noviembre de 2013 por el presidente Nicolás Maduro Moros, abre la posibilidad para una nueva reconfiguración que constituya la salida a la crisis alimentaria del pueblo venezolano. Porque con esta inflación los pobres desaparecerán como por arte de magia. Eliminando de un solo plumazo también al burocratismo parasitario, y a los vividores que solo les gusta extender la mano para “gorrearse” al gobierno, y este les cubra todas sus necesidades.