No es la primera vez que mea fuera del perol. Un avance de Hermenéutica elemental, bien que le vendría al polémico diputado. Porque muy errático ha sido el camarada en sus últimas incursiones discursivas de la Asamblea Nacional.
Aquella vez, cuando la discusión abordaba el tema de la corrupción que el presidente Maduro entrompó desde hace meses, la chorreó al usar términos procaces que desvirtuaron el tema, cosa que aprovechó la oposición para despistar la polémica con el argumento de la “bajeza parlamentaria”. Ahí, sin duda Carreño se equivocó. Y aunque no obstante quiso en tardanza disculparse, esa disculpa no llegó a los sectores que apoyan la revolución que en real profundidad habían sido los afrentados, vista la dispersión de los efectos en un tema vital para la revolución.
Y ahora vuelve a poner la torta, cuando se discutía la habilitante. Primero que no es necesario usar la misma tonalidad discursiva de los más recalcitrantes derechistas para enfrentar las locuaces miserias de María Corina. Maricori, aventajada en victimizarse, sabe que su condición de dama es una ventaja en su accionar político. Por eso, acorde en esa condición, resaltaba su expresión de agraviada cada vez que Carreño la vapuleaba con duros vocablos.
Ella provoca estas acciones y Carreño cae en la trampa. Casi seguro su carita de virginal damita ofendida que a lo largo de la intervención de Carreño presentaba, estuvo en el fondo agradecida por las alusiones del diputado socialista. Y después, Carreño al solicitar la negativa de palabra al diputado amarillo mayor, si es verdad que la puso. Otra vez el diputado caía presa de sus acciones desarregladas.
Como que no se ha dado cuenta que la mejor forma de derrotar a la oposición extrema, es dejarlos actuar para que descarguen las equivocaciones que por su propia naturaleza conservan. Chávez entendió con claridad tanto eso, que así, con una estrategia de impecable domador, todas se las ganó a los facinerosos de la derecha.
Muy mal habría quedado la bancada revolucionaria si se aprueba la solicitud de Carreño. Pero Diosdado que mucho aprendió de aquel error de querer callar a trastazos los opositores se dio perfecta cuenta de la insensatez de la propuesta. Tanto se dio cuenta, que aun en el marco de una irregularidad, la echó atrás Diosdado.
Entonces Carreño debe oportunar sus acometidas en la Asamblea. Más que querérsela comer con intervenciones cargadas de emociones incontroladas, el diputado debe darse cuenta que la revolución no se defiende cuando el pretendido ataque a la burguesía se vuelve vacuo, procaz o inoportuno.