Estas elecciones tratan de ser manipuladas por una dirección opositora antidemocrática, representante del poder transnacional, profundizando su plan para derrocar al gobierno bolivariano.
Ellos aseguran que incrementarán significativamente el número de alcaldías que tienen. ¿Cómo podrían gritar fraude si sus resultados mejoran? ¿Dirán que donde perdieron sí hubo y llamarán a desobedecer?
Especialmente la dirección de Primero Justicia continúa incrementando el odio y los sentimientos fascistas y sembrando la ilusión de que estas elecciones permitirán salir del chavismo.
Entre los sectores de clase media y media baja, las cadenas comerciales agudizan deliberadamente el desabastecimiento para mantenerlos desesperados y anhelando el fin del gobierno.
Después que la oposición se sentía fuerte y creyó que había creado las condiciones para un ¡Maduro vete ya!, el Presidente lanzó un plan económico, la Asamblea Nacional aprobó la Ley Habilitante contra la corrupción, se desenmascaró el proceso de especulación y acaparamiento, quitándole la iniciativa política a la oligarquía.
El 23-11 les fracasó rotundamente la movilización que planearon en más de 300 alcaldías para simular el “levantamiento” que ocurriría gritando Maduro vete ya, después que se hiciese “evidente” el triunfo de ellos ¿Y ahora qué? No tienen la fuerza que creían. ¿Entran en juego los paramilitares y las pandillas?
¿Se resignará el poder transnacional a perder de nuevo? No parece. ¿Cómo van a manejar el odio y la exasperación que han venido cultivando?
Para frenar la conspiración hay que ganar la Alcaldía Metropolitana de Caracas, la Alcaldía de Maracaibo como prioridad, entre otras. Se frenaría, uno, el impulso a elecciones parlamentarias anticipadas y, luego, un referéndum revocatorio para sustituir al presidente Maduro; dos, crear ingobernabilidad estimulando el caos y el miedo, que podría culminar en una intervención internacional de carácter “humanitario”.
Si el Gobierno profundiza la lucha contra la especulación, golpea la corrupción y anuncia un plan económico creíble para detener la inflación, corregir el déficit fiscal, cambiar la tendencia a importar, crear una economía productiva fortaleciendo otro patrón de consumo, la victoria será segura. Hay que mirar hacia enero.