Antes, y durante, cada campaña electoral en los últimos 13 años hemos insistido en manifestarle a los líderes de la revolución lo importante y pertinente, de la información al pueblo acerca de los objetivos y los logros de la revolución bolivariana y socialista, que con inmenso esfuerzo estamos luchando por implantar en Venezuela a costa de un inmenso e incansable esfuerzo, y sorteando muchos obstáculos; conspiraciones, maledicencias traiciones y toda clase de vagabunderías que nos atraviesa en el camino la secular y nefasta oposición venezolana promovida y financiada por el imperio hambriento de nuestros haberes. A ello, tenemos que agregar destructivos ataques de la naturaleza en el acomodo y venganza por los malos tratos que los estados desarrollados y depredadores, han perpetrado en su contra.
Hoy, nos enfrentamos nuevamente, con desagradables consecuencias de esa falta de comunicación, información e instrucción al pueblo, lo que ha permitido la penetración de la falaz oferta de la derecha en la conciencia de un amplio sector de la población, precisamente, donde el gobierno revolucionario ha realizado las más importantes de las inversiones con sus respectivos excelentes logros perfectamente demostrables. Agregamos a ello, que inclusive el gobierno revolucionario se ha visto en la obligación de atender las necesidades de esa población, porque los funcionarios opositores elegidos, han olvidado sus promesas y abandonado sus responsabilidades adquiridas con esas poblaciones. Bien, todo ello cuando llegan las nuevas elecciones otra vez los electores nos abandonan, y votan por la oposición o no acuden a los centros de votación.
En los países que han alcanzado éxito con las revoluciones populares, progresistas y socialistas, siempre persisten bolsones donde la derecha tiene un terreno fértil, pero favorablemente para esos países, son muy reducidos y están lo suficientemente aislados. Pero en nuestro caso, al igual que en esos estados referidos, estos bolsones constituyen una piedra en el zapato muy incómoda y peligrosa, evidentemente, porque no terminan de disuadir la voracidad imperial de la derecha. Si asumimos, que la necesidad de satisfacer sus requerimientos de petróleo, mantiene vigentes las agresiones del imperio contra los países que como Venezuela poseen importantes cantidades de ese recurso energético. Ese riesgo latente hace pertinente que nuestra población internalice el objetivo de la revolución, para defenderla con propiedad. Recuerden el caso de Libia, que era una revolución la -Al-Jaraimilla- supuestamente fuerte y consolidada con más de 40 años de vigencia y solo faltó un descuido de parte del líder de la revolución para que sus territorios levantiscos abrieran las puertas a una agresión rápida, violenta y exitosa que terminó con la revolución y sus líderes incluido el máximo paladín de esa revolución el Coronel Muhamar Al-Kadaffi. Evidentemente nuestro liderazgo es fuerte y cohesionado pero el riesgo está ahí, sí continuamos, produciendo bolsones de resistencia donde antes no los teníamos, y no terminamos de conquistar plenamente los que no logrado.
Lo referido, evidentemente nos obliga a una revisión y corrección rápida para blindar la revolución, desde la conciencia del propio sujeto de la revolución como lo es el pueblo venezolano, y esto requiere un verdadero cambio de actitud y conducta, la revolución es un fenómeno colectivo y como tal la mejor condición –de la revolución- es la cohesión entre el pueblo y el objetivo principal de la revolución, que es, la justicia y mayor suma de felicidad para el ciudadano. No es un culto a las personalidades, ni el disfrute de cuotas de poder, es sencillamente una subordinación al bienestar del pueblo, con solidaridad y lealtad máxima al proceso revolucionario.
Esa revisión pasa por la reestructuración de las autoridades, métodos y su aplicación en los sitios donde hemos perdido poder. Porque esta debe ser la etapa, donde nuestros triunfos electorales deben ser incuestionables, que no tengamos que salir a explicar, al más desagradable estilo cuartorrepublicano, caracterizado por juegos de palabra y manipulación de cifras basadas en hipotética situaciones.
Lo nuestro, es una guerra, no es un torneo entre grupos con relativa uniformidad que compiten por un trofeo y tal vez algún premio en metálico. No, lo nuestro, es una guerra entre dos sistemas, totalmente diferentes y contrapuestos; uno definitivamente egoísta y depredador, que solo quiere poseer y para ello no le importa destruir la vida humana y la propia Pachamama incluida. Y otro sistema, solidario, amoroso, colectivo, humanista y protector de la vida en general incluyendo la del planeta. Por ello, no debemos andar por las ramas ni usar eufemismos a la hora de identificar el opositor para conceptuarlo y en consecuencia poder defendernos de él, y eliminar totalmente su fuerza destructiva y posterior asimilación de ese sector, en nuestro proyecto previa neutralización de sus características depredadoras.
Llego la hora de ir al rescate de esos territorios y esas poblaciones, pero sin interferir en el ejercicio de gobierno que ellos han adquirido, porque estamos seguros que no lo harán bien y por el contrario trataran de usar ese poder para lograr su cometido principal, que es la defenestración de la revolución. En ese, seguro defectuoso ejercicio de poder, sus fallas estarán expuestas a la observación de sus electores, en otras palabras, ellos, mostrarán sus clásicas falencias y bajas intenciones contra la Patria. Mientras tanto, nosotros, solo haremos con mucha eficiencia una exposición de su ineptitud. Nuestro accionar debe limitarse a la protección del pueblo pero sin hacerle las tareas como ha ocurrido hasta ahora, porque al final, ellos lo capitalizan, camuflándose en la acción correctiva ejecutada por el gobierno central revolucionario, recordar, que debemos ser cautos como las ovejas y astutos como la serpiente.