Compatriotas que votaron por la oposición, les respeto sus ideas y sus preferencias. Pero de verdad, verdad, ustedes no tienen nada que buscar en la acera del frente. Ustedes, venezolanos y venezolanas, tienen un lugar especial en el proceso revolucionario. Este proceso, legado del Comandante Supremo, está lleno de paz y amor. Esa prédica nos las enseñó Hugo Chávez, antes de dejar este mundo. Y ahora, es oportuno decirles, con el respeto que se merecen, vénganse para la revolución.
Este país no es de los chavistas. Este país no es de la derecha. Este país es de todos nosotros, los venezolanos de buena voluntad, y que desean ver un futuro mejor para nuestros hijos, hijas, nietos y nietas. Entonces, ¿qué hace usted de aquel lado? ¿Qué ganará usted permaneciendo al lado de la rabia, la ira, el enojo y la violencia? Todos somos indispensables para poner nuestro granito de arena en la construcción de un país libre del robo, de la usura, de la especulación y el acaparamiento.
Despójense, compatriotas, del veneno que les inyectó la antigua Globovisión. Ese veneno, a la larga les puede hacer daño a sus vidas, y a quienes están a su alrededor. Aléjense de esa dirigencia parásita, con el perdón de ustedes, que no hace más que llevarlos cada día más hacia el barranco. Cuando les digo que se vengan con la revolución no les estoy diciendo que se inscriban en el PSUV. No. Eso no. Seamos serios. Lo que les estoy señalando es que se vengan hacia donde está la paz, el amor y la solidaridad. Que ayuden, desde sus trincheras, a crear una sociedad nueva, sin odios, sin rencores, sin prejuicios, sin violencia, sin avaricia, sin el afán por acumular dinero a costillas de los demás, y sin estrés. Eso es lo que he querido decirles. Está bueno de odio. Ya basta.
El país, este país, tú país, nuestro país, requiere, en estos momentos, del aporte de todos sus hijos e hijas para que crezca, para que se desarrolle y crea riqueza para todos, por igual. Un país donde cabemos todos, pero con justicia social. Donde el pobre, donde la gente de los sectores populares, que son mayorías en esta Venezuela contemporánea, se le trate como debe ser, como seres humanos, con el respeto debido y que no sean excluidos nunca más. De eso se trata. Ya el 8 de diciembre pasó. La mayoría de los venezolanos habló a través del voto. Hay que despertar de esa pesadilla. ¡Volveré!