Ir o esperar por ellos

Los resultados electorales del 8D hacen claramente visible el dominio territorial que las fuerzas de la revolución tiene hoy sobre el país, desde el centro del Poder Nacional representado por la Presidencia de la República del camarada Nicolás Maduro Moros, 20 de las 23 gobernaciones regionales y ahora, 255 de las 336 Alcaldías; dominio que se extiende en lo más profundo de la geografía política y social venezolana con el creciente proceso de construcción de Comunas y el fortalecimiento del Poder Popular, identificado con la revolución bolivariana en todos los rincones del país, otorgándole al chavismo un nivel superior de dirección del Estado y la sociedad sin precedentes en los quince años de revolución.
 
Tal es la realidad de la geografía política nacional que no puede reducirse a dígitos electorales obtenidos por las dos fuerzas fundamentales en los comicios municipales del pasado 08D porque, si bien es cierto, las cifras de votos resultan muy importantes a la hora de legitimar una conducción política naciente, como la del camarada Nicolás Maduro y, evidenciar la importante derrota sufrida por la plataforma opositora que representa Henrique Capriles Radonsky, lo fundamental es el Poder y éste se mide por la cantidad de instituciones del Poder Público Nacional, Estadal, Municipal y Comunal sobre el cual una corriente política tiene capacidad de dirigir hacia el proyecto político que representa que, en el caso venezolano, es el Plan de la Patria 2013-2019, redactado por el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, asumido por  el pueblo bolivariano en la victoria del 14ª del camarada Presidente Nicolás Maduro Moros y elevado a la condición de Ley de la República por la mayoría de diputados  y diputadas de la Asamblea Nacional.
 
Las tres últimas victorias electorales del chavismo consolidaron el legado político de Chávez, pero lo fundamental de tales resultados numéricos y políticos es que este patrimonio de gobierno otorgado a la Revolución bolivariana se le otorga con el fin de confirmar el cambio del viejo Estado neocolonial  de las elites y la partidocracia corrupta al Estado Democrático y Social de Derecho y Justicia, en Transición al Socialismo y ello comporta modificaciones importantes en las estrategias dirigidas a hacer más eficiente y eficaz la labor de esa inmensa cantidad de órganos y entes del Poder Público y del Poder Popular y la ejecución de estrategias que permitan mejorar el estado de la economía nacional y popular, aumentar los resultados contra la delincuencia organizada, los delitos econٕómicos y la delincuencia social y, reforzar el combate a la cultura y los delitos contra el patrimonio público y la economía popular.
 
Aunque las fuerzas de la revolución tienen materialmente la mayoría social y política, la convocatoria del camarada presidente Nicolás Maduro Moros a un debate con diversos sectores de la disidencia política legitimados por el voto popular resulta una medida oportuna y apropiada para abrir las compuertas del necesario diálogo nacional, el cual podría permitir establecer puentes de comunicación con sectores de la oposición que podrían estar dispuestos a sentarse en una misma mesa para, reconociendo a las instituciones y el poder legítimo de la revolución bolivariana, examinar temas que pudieran ser objeto de acuerdos generales o específicos, siempre tomando en cuenta la Constitución de la República y el Plan de la Patria, recientemente aprobado por la Asamblea Nacional.
 
Sin embargo; las condiciones políticas  de hegemonía político-territorial y social del chavismo deberían llevar a realizar,  en paralelo con el iniciado diálogo con los factores económicos, una convocatoria más amplia y con propuesta de agenda pública hacia los sectores de la oposición no vinculados con la estrategia de violencia y desestabilización derrotada el pasado 08D pero para ello es esencial no esperar que tales factores y actores políticos, independientemente de su cuantía electoral, crucen “el puente” de la convocatoria, sino ir hacia ellos, con humildad y sencillez a promover ese diálogo reclamado por parte importante del país y cuya realización no depende de la voluntad de los derrotados sino, fundamentalmente, de los vencedores; es decir, del chavismo.
 
Debe evitarse la prepotencia que puede generar la última victoria alcanzada e ir, con audacia, frescura de ideas y propuestas claras frente al país, a un diálogo que pluralice la conformación de los Poderes Públicos, fortalezca la vocería opositora en los órganos de representación parlamentaria y favorezca  la “Batalla de las Ideas” – a la que nunca debe renunciarse – pero en un plano de pedagogía política que impacte positivamente la alienada conducta de una parte de nuestros compatriotas, aún lacerados y confundidos por estos 15 años de duro batallar en defensa de la Revolución Bolivariana frente a los ataques del imperialismo y sus aliados internos.

La Cuba Revolucionaria lo desarrolla hoy con su exilio patriótico, los sirios – en medio de la guerra – buscan salidas negociadas, la Nicaragua sandinista se fortalece con las alianzas plurales, la insurgencia fariana le impone la agenda de paz a la oligarquía colombiana, por lo que, tales enseñanzas deberían llevar al chavismo en el Poder, a esforzarse aún más e imponer una agenda de diálogo difícil de eludir por la oposición no apátrida, con el fin de favorecer un clima social y político que permita avanzar en la consolidación institucional de la Revolución Bolivariana, el mayor y más importante aspecto del legado del Comandante Hugo Chávez Frías. 



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Yoel Pérez Marcano


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