Maduro entendió la realidad política revolucionaria de Maracaibo

En Maracaibo no se rinde la revolución. Más de 259 mil habitantes de esta calurosa jurisdicción seguimos apostando a un municipio digno con el apoyo del filósofo Miguel Angel Pérez Pirela, quien a su vez tiene el respaldo absoluto del gobernador del Zulia, Francisco Arias Cárdenas, y de un Presidente que le hace honor al Comandante Eterno como Nicolás Maduro.

Maduro tuvo la inteligencia no sólo de nombrar a Pérez Pirela como candidato, un joven profesional que como buen maracaibero conoce del potencial de este municipio y se trazó desde un principio hacer de esta comarca la Capital del Caribe, sino que entendió - o por lo menos así se desprende de sus acciones-, la necesidad de que un triunfo en Maracaibo pasa por renovar los cuadros candidaturales locales. Los viejos aspirantes ya están manidos, forman parte del pasado. Tuvieron su oportunidad y la perdieron. No fueron capaces de mantener la revolución. En consecuencia, es demasiado egoísta insistir sabiendo que no van a ganar. Los adversarios se cansaron de darnos hasta por debajo de la lengua. ¡¿Qué más quieren?! Sería una torpeza muy grande que los siguieran designando para continuar de derrota en derrota. El pueblo se cansó de decirles que no y cuando el pueblo se pronuncia no vale burro con reumatismo. Se impone así la sangre nueva, esa generación de oro en la que Chávez cifraba sus esperanzas.

Con Pérez Pirela perdimos, claro está, pero dada su extraordinaria actuación en la campaña y la manera en que tuvo el revés vale rescatar el famoso “Por ahora” de El Gigante, porque sin querer hacer los extraños cálculos matemáticos que efectúan los opositores en los que gana el que saca menos, hay que decir que el novel aspirante redujo de forma significativa la superioridad de los sufragios adversos con respecto de las contiendas anteriores. Los puso casi a pata ‘e mingo. En los comicios por la Alcaldía de Maracaibo del 5 de diciembre de 2010, el candidato rojo rojito fue aplastado por una avasallante diferencia de 84 mil 711 votos y Pérez Pirela en tan solo tres meses de jornada la hizo descender a 28.402. Hablamos de un hombre talentoso, inteligente, pero que apenas se estrena en la política y como tal requiere trabajar todavía más, sin embargo, le dio un brillo sorprendente a la campaña imposible de eclipsar. Ni los peores enemigos pudieron tildarlo de corrupto, un epíteto bochornoso, vergonzoso, que era elemento principal en las contiendas electorales del pasado en esta jurisdicción.

Pérez Pirela requiere ahora de una tribuna para continuar su ascendente carrera política y cumplir su anhelo de campaña, ese sueño de hacer de esta comarca una metrópolis, la ciudad orgullo que los maracaiberos merecemos y poder así convencer, captar e incluir definitivamente con gestión y profesionalismo, a los famosos ni ni, incrédulos, descontentos, apáticos, perezosos que el 8-D no le dieron el apoyo. Todo un reto que no cabe duda honrará en beneficio de los predios de Udón Pérez y Baralt.

Y pensando en función de su seguro éxito, sólo me permito darle un humilde consejo: desmarcarse de los corruptos y de esos oportunistas con piel de ovejita, que deben andar detrás de él queriéndolo cagar y palmearle la espalda para sacarle los gases.



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Alberto Morán


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