La navidad no son regalos ni juguetes,
sino la convivencia entre seres queridos
y el corazón es la verdadera navidad
Anonimo
Exactamente a las 5 de la mañana de este 16 de diciembre, salí a caminar con mi compañera de vida; una costumbre de varios años, difícil de cultivar, pero con la voluntad se vence cualquiera dificultad. A esa hora encontramos menos carros y personas madrugadores de lo habitual. Se notaba el día distinto, con un cielo muy oscuro, que parecía retardar el amanecer; presagios de lluvia, pero todo se convirtió en amenazas de la naturaleza. Apenas habíamos caminado una cuadra, nos conseguimos dos vehículos, con algunos alegres trasnochados en busca de licor, el resultado fue infructuoso, rápido se regresaron para seguir en la ansiosa misión, para alargar la farra y la madrugada; a lo lejos se escucharon unos cohetes, anunciando un alegre despertar; al momento le escuche a mi compañera decir: “Hoy es la primera de las nueve misas de navidad” es una consecuente asistente a las misas, tradición aprendida de sus progenitores, dos emigrantes sicilianos, sembrados en la calurosa Maracaibo.
Todos los 16, se da inicio a esta hermosa tradición: las misas navideñas, que ningún mortal con cierta edad, puede olvidar, así tenga la mente apartada de todo acto religioso. Esa costumbre no escapa al incesante cambio de los pueblos en los últimos 30 años; tan violento y acelerado, que al acercarse el último mes del año, son pocos los que se acuerdan del verdadero significado del 24; creado para celebrar el nacimiento de Jesús de Nazareth; así, como muy pocos recuerdan el 17 de diciembre, aniversario del fallecimiento de nuestro libertador Simón Bolívar, a pesar de todos los esfuerzos del gobierno; todo se reduce al consumo de alcohol, bonches y desenfrenadas carreras, que muchas veces conducen a la eternidad. Los hermosos villancicos y aguinaldos, lentamente han venido desapareciendo, ante la apabullante penetración de los vallenatos y los tormentosos reggetones, creados para enloquecer y no para reflexionar. En diciembre, todos los días parecen 24, pero, no es para recordar a Jesús el hijo de María, el primer hombre sobre la tierra hablando de libertad y confraternidad, sino para terminar de acabar el poquito de tranquilidad, de esta convulsionada sociedad.
Anteriormente hablar de las misas navideñas, era prepararse para una verdadera fiesta, llena de amor y pasión por la vida; se apreciaba el alba, con todos sus matices y colores, producto de los reflejos del sol, con todo su brillo en el horizonte, para llenar de vida el mundo terrenal. Nadie se quedaba en casa; las abuelas eran las primeras motivadoras; llevaban el entusiasmo y el mando en el grupo de personas, que las acompañaban con todo el respeto de aquellos tiempos. Los curas parecían que nunca se enfermaban; las iglesias siempre estaban repletas y había más gente en el frente y los alrededores, que en la misma iglesia. Eran momentos de verdaderos romances en las mañanas, los cohetes sonaban a cada instante, alegrando el espíritu navideño. Todos regresaban a su hogar y el día se hacía largo, pensando en la misa de mañana.
Ahora, todo ha cambiado, las misas tienen nuevo horario; los feligreses se encuentran desorientados, empiezan a buscar nuevas alternativas, para seguir con su devoción religiosa en busca de tranquilidad espiritual. La fiesta del 24, era motivo para inspirar a poetas, cantores y compositores; recordando con sus melodías, el vivo ejemplo de un hombre inmortalizado por su verbo ejemplarizante, pero a la vez irrespetado por muchos integrantes de la misma iglesia católica; de nada han servido los llamamientos de los últimos jefes del vaticano, especialmente del Papa Francisco, cuando ha venido haciendo severos cuestionamientos, para tratar de reivindicar el verdadero mensaje de Jesús de Nazareth.
Las orientaciones del Papa, hombre con un nombre, parecido al de cualquier habitante de un barrio, son motivos para que lo empiecen a tildar de comunista, marxista, guerrillero; algo parecido sucedió con el fallecido comandante Chávez; no valoran los valiosos incentivos para apartar un poco la ambición por el dinero, que en definitiva viene sembrando miseria y destrucción en todos los pueblos del mundo; por algo en un encuentro expresó: "No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso: Jesucristo" Ese personaje al cual hace referencia, es el inspirador de muchos creyentes, que piensan en un mundo mejor; asiduos asistentes a los recintos religiosos, para seguir venerando la figura universal de un hombre de carne y huesos; vejado y humillado por los enemigos de siempre, pero recordado como un verdadero ejemplo; todos los 24 el día de su nacimiento, escuchamos un hermoso aguinaldo, en la exquisita voz de la fallecida Morella Muñoz: “Hoy es noche de alegría, porque ha parido la Virgen María. Los pastores dicen, vamos a Belén, porque ha nacido el niño, para nuestro bien”. Por eso en todo el mundo se debe escuchar ¡FELIZ NAVIDAD! con verdadero sentido común, por el bien de la humanidad.