¿Y sí muriéramos el 1 de enero?

Crecí en una familia donde no se celebraban cumpleaños, el año nuevo, navidad, y otras ferias culturales, o días capitalistas comerciales, a menos que fuera en presencia de, o para familiares quienes celebraban esas cosas. Crecimos con conceptos Indígenas, donde se celebra cada existencia, de cada cosa, y de cada ser, cada día, y a toda hora.

Por ejemplo, no se celebra la existencia de una persona solamente en su cumpleaños, sino cada día, y se le compra un regalito cuando uno vea algo que a esa persona le gustaría, en cualquier momento. No se celebra el 31 de diciembre, ni el 1 de enero, que son fechas inventadas por los europeos, como si fueran fechas importantes, porque cada día es importante, cada día respiramos, y cada día vive el sol, la lluvia, el viento, y la Pachamama, nunca un día más que otro.

Cada día es una continuación fluida y preciosa de un proceso natural y mágico dentro del gran esquema del misterio universal. Cada día somos. Aprendimos de reconciliar nuestra existencia, de enfrentar la realidad de nuestras propias acciones, voluntarias o no, cada día, no solamente en cada cumpleaños, ni en cada año nuevo, ni cada domingo en el confesional de la iglesia, sino de frente a nuestros propios espejos, para cumplir con la honestidad de la naturaleza, y así no caer dentro de las excusas y las justificaciones.

Para conocer la verdad, hay que enfrentar la verdad, y lo más que uno evade la realidad, la verdad, lo más que uno se aleja de la creatividad natural de la existencia. Chávez siempre lo decía, hay que enfrentar, hay que asumir su responsabilidad, y de allí arrancar. Yo digo: Cada momento es el resultado de todo el pasado, y enfrentarlo inmediatamente, o lo más inmediatamente posible, es asumir su responsabilidad.

Creciendo, no teníamos que esperar hasta el día de los enamorados, ni comprar regalos, para confirmar nuestro amor por otra persona, lo hacíamos cada día, y hasta hoy, lo hacemos. Se puede entender de la siguiente manera: ¿Si supiéramos hoy que la persona que amamos moriría mañana en un accidente, como la trataríamos hoy, qué le diríamos? Mucha gente dice que el amor es eterno, eso es verdad, creo yo, pero no significa que esto fuese así para darnos excusas para postergar la expresión de ese amor. ¿Y sí muriéramos el 1 de enero?



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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