Por aquí pasó, digno, valiente, con su alforja llena de ilusiones, con sus ojitos brillantes, una sonrisa alegre dibujada en su rostro y el corazón desbordando amor por su pueblo. Su partida nos deja un dolor lacerante, pero sabemos, que solo abandonó su estructura mortal. La abuela Rosa la sembradora de amor, acude a recibir con una sonrisa a su muchacho “disposicionero” Fabricio Ojeda, Alberto Lovera y Américo Silva encabezan un vasto grupo que alborozados aplauden su llegada. De las montañas vienen los jóvenes y al frente de ellos el Chema Saher y Livia Gouvernier quienes a tambor batiente celebran su presencia.
El viento del este trae un grito "panita”, es Alì Primera que grita desde el durmiente. Raudos vienen Guaicaipuro y José Leonardo, desde el norte viene al mando de una gran tropa de guerreros la Camejo, que grita al cielo "allí con voz clara "le saludo Presidente, soy Ezequiel Zamora, como usted quise a mi patria”. Desde la sabana abierta, porque el olimpo tiene sabana, viene un hombrón a caballo y se escucha como trueno "por aquí viene Maisanta ".Desde el poniente vienen veloces dos hombres de pistolera canana al hombro y fusil al aire, son: Sandino y Pancho Villa quienes al verlo le dicen juntos “se le saluda mi camarada”.
Desde Ayacucho se acerca Abel, le da un abrazo y le dice quedo "buena la hiciste Hugo Rafael". Desde el sur vienen dos personas, por grandes alamedas, caminan con vivo paso Allende "don Chicho”, y tocando su guitarra y con una canción a flor de labios es Víctor Jara que canta una cueca, todo en honor al Comandante. Sigue su paso de peregrino cuando a lo lejos ve un gigante, cuando se acerca lo reconoce, es el Che Guevara, quien le estrecha su mano y dice con su característica voz melodiosa "te indignaste cuando se cometían injusticias, viviste para la revolución, no viviste de ella, somos compañeros".
Se escucha un galope fuerte y al acercarse y mirar ve que de la corte del Zar, desde el arco de triunfo en la Francia, alguien que viene tragando los vientos un caballero sin par, es Francisco de Miranda quien se acerca a saludar. Sigue su paso, cuando de pronto estático queda, el cielo abre sus puertas, sale rodeado de un halo de luz fulgurante, el más hermoso jamás visto, cubierto con el arco iris patrio, con su porte de soldado; es Simón, que se acerca al Comandante, lo abraza y dice a los cuatro vientos, como dijo Neftalí “despierto cada 100 años cuando despierta el pueblo”. Y desperté y me doy cuenta, no aré en el mar, cuando hombres como este gran Comandante completan mi trabajo". Mire Presidente mis hijas, mis hijos, tus hijas, tus hijos van a concluir lo que dejamos inconcluso y eso que dicen me gusta "JUNTO CON SIMÓN, CHÁVEZ AL PANTEÓN" y esa consigna "HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMANDANTE CHÁVEZ". Por hoy está bien, ven acompáñame.
Y se alejaron hacia el empíreo: SIMÓN EL GRANDE, EL LIBERTADOR Y EL NO MENOS GRANDE CHÁVEZ, EL LIBERTADOR DEL SIGLO XXI. Lo último que pudimos ver fue alejarse a estos dos grandes inmortales y no sé si la vista nos jugó una mala pasada, pero creímos ver que desde algún lugar de la mancha se les acercó un hidalgo flaco montado en un rocín, Don Quijote el que faltaba, parafraseando a Bolívar, el majadero primario. ¡Hasta la victoria siempre Presidente eterno!