¿Por qué se creen las personas que son inmunes a la crítica? ¿Será que se consideran bañadas por el absolutismo de aquellos ignorantes reyes europeos, manipulados todos por quienes se manejaban como los hijos de Dios y amos de la iglesia católica?
El camarada José Manuel Rodríguez, siempre asertivo con sus cortos aunque precisos artículos, refiere que "La crítica siempre levantará roncha entre los que nos sentimos aludidos, a pesar de las finezas intelectuales que le otorga una acepción pretendidamente positiva. También produce la extraña paradoja de sustituir el discernimiento con solidaridades automáticas".
Tocamos el tema, porque en este tiempo -bueno aclararlo- ciertamente las personas obran con gran desparpajo, tanto que no les importa si hablan mal de ellos o dejan de hacerlo, porque ellos andan en otra onda, mejor dicho, en su onda, la cual solo ellos la saben.
Hugo Chávez, el Comandante Infinito, siempre tenía los brazos abiertos a la crítica y dispuesto a enmendar si fallaba en alguna de sus actuaciones. Y eso es bueno que lo reconozcamos, porque en materia de seguridad de la ciudadanía, seguimos fallando.
Un pequeño ejemplo: En el parque Los Caobos, pulmón de Caracas junto al Jardín Botánico, no se ve un policía ni para remedio. ¡Si queremos ver uno, nos vamos para el caos de la avenida Baralt y por allí andan chateando!
Nadie está en contra de la Policía Nacional Bolivariana, PNB, pero se requiere que esa fuerza de seguridad deje a un lado esa suerte de mirada para el Cielo y vea lo que ocurre en las calles, donde el caos permanece igual o peor.
¡Poner los pies sobre la tierra, de eso es lo que se trata!
No es que uno trate de repetir cosas, sino de reiterar lo que acontece, que sigue sin la solución adecuada o correspondiente. El gran plan de la Patria contra la inseguridad tiene una falla:
No está acompañado de un proceso informativo educativo de la calle, donde la ciudadanía sea educada sobre el respeto de las normas, la conservación del ambiente, denunciar a los grafiteros, cruzar por las esquinas, denunciar la falta de recolección de la basura, el incumplimiento de las líneas con las paradas, etc. Hay como cien mil asuntos sobre lo cual debe ser educado el ciudadano y todo ello incide en el hecho de la inseguridad.
Cuando hay todo un aparato comunicando en la calle todas las ordenanzas municipales y las principales normas de convivencia, las denuncias sobre las malas conductas llueven a los cuerpos de seguridad.
¡Informemos cómo debemos vivir y los ciudadanos lo agradecerán y los niveles de inseguridad disminuirán!