Esperando las medidas

El país está a la espera de las medidas económicas que se anunciarán este miércoles, que pueden darnos pistas de los dilemas que enfrenta el gobierno de Nicolás Maduro. En todo caso, las decisiones tomadas y por tomar, son expresión de las tendencias encontradas en un gobierno cuya principal debilidad es la ambigüedad de una política económica que intenta ser coherente con el pensamiento chavista y al mismo tiempo trata de establecer un “equilibrio político” con los representantes del capital.

Lo que se dijo, lo que se hizo y lo que no se ha dicho:

Resaltemos, en forma muy esquemática, lo que consideramos las medidas y anuncios más importantes de estos dos meses y medio, para luego hacer un balance

Antes y después de Daka.

A finales de Noviembre, el Gobierno da un giro hacia la izquierda con dos momentos de gran simbolismo e importancia. El primer momento, fue el discurso del Presidente Maduro en la Asamblea Nacional a propósito de los poderes habilitantes. En esta excelente disertación, importa resaltar -entre otras ideas principales- la identificación de un enemigo fundamental de la transformación estructural de la economía venezolana y de la transición al socialismo: el capital financiero.

Como ya lo hemos señalado, la contradicción principal de este proceso político es contra el capital financiero nacional e internacional. El capital financiero rentista, parasitario y especulativo tiene un protagonismo fundamental en los problemas que se manifestaron con fuerza desde octubre de 2012. Esto se puede observar en el ataque cambiario desatado antes de las elecciones presidenciales y que se intensificó a principios de año, configurando un cuadro de alta inflación, desabastecimiento, y estrangulamiento de los circuitos productivo y comercial.

El segundo momento, lo consideramos un hito histórico, fue la decisión de intervenir los poderes que fijan en forma especulativa márgenes de comercialización. La toma de DAKA expresa lo altamente simbólico que es la identificación, en flagrancia, del poder del capital en la fijación de los precios. Hasta ese momento los economistas neoliberales y el poder mediático corporativo habían tenido éxito en posicionar la idea de que el gobierno era el principal y único responsable de la dislocación del tipo de cambio oficial, de la alta inflación y del desabastecimiento. Protagonistas principales como los monopolios comerciales y productivos quedaban encubiertos, invisibles e impunes ante los ojos del pueblo trabajador, quien experimenta en carne propia los estragos de la inflación, y más aún cuando se acercaba diciembre, un momento culturalmente importante dentro de la subjetividad de la población.

La medida del gobierno, tomada con los ojos puestos en las elecciones, tuvo un impacto favorable en la percepción de la población, incluyendo sectores medios afectados por la especulación y que tradicionalmente prefieren y se tragan el mensaje alienante de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

La estrategia Merentes:

Ambos momentos, el discurso del Presidente Maduro en la Asamblea Nacional y la toma de DAKA, era una respuesta hacia el camino capitalista que había tomado la orientación de la política económica. Hasta la fecha el Ministro Merentes, designado como máxima autoridad de la política económica, había logrado posicionar un guion preparado por la asesoría del capital financiero nacional e internacional. El menú consta de las siguientes componentes:

Flexibilizar el mercado cambiario. Es decir, desmontar el control de cambios y promover soluciones de “mercado”: el permuta, el SICAD generalizado, las bandas cambiarias, etc

Promover la participación de la inversión extranjera directa a través de esquemas productivos que hacen énfasis en promoción de exportaciones.

Buscar fuentes de financiamiento externo con los bancos de inversión de la arquitectura financiera dominada por el capital financiero especulativo.

Normalizar las relaciones con los organismos financieros internacionales, especialmente con el FMI. Este último organismo, a partir de la crisis económica mundial, abrió una línea de financiamiento sin la condicionalidad formal de los programas de ajuste. Hasta ahora a esta línea han accedido gobiernos de derecha afines con el imperialismo (como Colombia). El FMI está muy dispuesto a incluir al Gobierno Bolivariano en esta lista VIP, para “ayudar” a la Venezuela huérfana de Hugo Chávez.

Todo este programa, tiene el aval intelectual de Bancos de Inversión muy poderosos unos vinculados con lo más delictivo del capital financiero internacional (Goldman Sach, Bank of America, Credit Suisse) y con asesores de inversión, aunque de origen estadounidense, vinculados con la socialdemocracia europea (Lazard Ltd.)

Esta estrategia aparentemente fue abortada semanas antes de las elecciones, cuando el Presidente recompone la estructura de poder del equipo económico. Desplaza a Merentes y nombra a Rafael Ramírez como máxima autoridad económica dentro del Consejo de Ministros, al mismo tiempo que le concede autoridad supervisora y de coordinación al Órgano Superior de la Economía.

La reacción crítica, por parte de los sectores revolucionarios organizados, al matiz pro-capitalista que empezaba a tomar la política económica, se convierte en factor importante para frenar esta estrategia. El Presidente Maduro demuestra una gran capacidad de escucha ante estas opiniones, las cuales alertaban que las soluciones “pragmáticas” estaban orientando el proceso político hacia un rumbo que no se diferenciaba de los modelos de pensamiento de las organizaciones política de la derecha y de los organismos financieros internacionales (Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Fondo Monetario Internacional)

Es por eso que, otra medida fundamental fue la decisión de centralizar el comercio exterior y anunciar que el control de cambio se mantenía. Esta medida recogía, en parte, una de las propuestas de algunos de los grupos de izquierda que apoyan al gobierno.

Al mismo tiempo, se anuncian medidas relacionadas con los ingresos de los sectores laborales, donde se incluye un segmento de los profesionales.

En el discurso y en las acciones públicas daba la impresión de una toma de distancia con la estrategia Merentes. Algunas organizaciones revolucionarias reconocían el cambio de rumbo hacia la izquierda.

Sin embargo, el Ministro de Finanzas continuaba teniendo la tarea de conseguir financiamiento externo, y siguió trabajando en ello en conjunto con los operadores del capital financieros en el directorio del BCV. Las negociaciones con el Bank of America y con Goldman Sach continuaron. La primera negociación (con el Bank of America) le reportará al gobierno un préstamo que fortalecerá su liquidez en dólares.

La segunda negociación fue abortada, cuando la banca extranjera que se siente desplazada por Goldman Sach le facilita la información a Capriles Radonsky, quien denuncia que el Gobierno está negociando con el oro para obtener un préstamo. La realidad es que cuando Capriles, como reacción torpe y desesperada a la intervención de DAKA, delata a Goldman Sach y al Bank of America, ya el gobierno había congelado la operación de swap de oro con Goldman Sach.

Vinieron las elecciones municipales, la toma de DAKA pudo haber tenido una incidencia favorable en la percepción de los electores.

Lo que sigue a continuación, son una serie de decisiones que muestran que el gobierno se debate entre un conjunto de contradicciones en lo que respecta a una concepción de izquierda en política económica.

Dolarización institucionalizada

Una de estas medidas que queremos resaltar, por ser altamente contradictoria, es la creación de un mecanismo de importaciones de automóviles a través de la creación de cuentas en dólares. Esta medida anunciada por el Presidente, fue respaldada por el Ministro de la Banca Pública con una declaración que sorprende por su eficiencia: ¡¡apenas dos o tres días del anuncio presidencial, se informaba que el Banco de Venezuela había superado las 50 mil cuentas de ahorro en moneda estadounidense!!! Lo bochornoso es que se presentaba como un logro revolucionario que cualquiera pudiera importar autos, y si es al menos un auto por persona estamos hablando de, al menos, alrededor de 50 mil autos nuevos.

Si se promueven el ahorro y las transacciones en dólares se están desestimulando el ahorro y el uso del bolívar como unidad de cuenta. Esto contradice todo el discurso de Hugo Chávez de fortalecer el bolívar y de expulsar el dólar de América Latina. Esto ridiculiza el discurso de unión latinoamericana y todo el esfuerzo del Sucre, del Banco del Sur y del Alba. Así de sencillo, el gobierno dolarizó por Gaceta Oficial un segmento importante de la economía nacional, y estoy seguro que el liderazgo gubernamental honesto ni siquiera está consciente de esto.

Hay otras interrogantes que surgen como preocupaciones, a partir de esta medida: ¿Qué pasará con la clase obrera ocupada en las industrias de ensamblaje de automóviles? ¿Qué pasará con los trabajadores de las industrias y actividades económicas relacionadas con la industria automotriz, las cuales serán afectadas en forma directa o indirecta?¿Cuál es la política industrial y productiva que acompaña a esta medida, para establecer alternativas no dependientes de la importación directa del bien final?¿Cómo serán afectados los proyectos que pretenden instalar fábricas de automóviles para enfrentar a la firmas trasnacionales tradicionales? ¿Cómo llegaron a la conclusión que era mejor importar que producir directamente?
Aclaramos que nos contamos entre los críticos al modelo de industrialización que se implantó en Venezuela, donde predominó el ensamblaje en perjuicio de los encadenamientos con sectores industriales de apoyo. Que el desarrollo de la industria automotriz se basó en un mercado que favorece la concentración de ingresos, patrones de consumo imitativos y patrones tecnológicos dependientes. Que los primeros interesados en que no se desarrollara el transporte público, masivo y eficiente, era el capital trasnacional vinculado con la producción de autos. Esta problemática estructural cualquier economista crítico lo comprendería, pero destruir lo poco que queda de industria nacional y abrir las importaciones sin ninguna barrera no suena muy coherente.

Hay otras consideraciones que merecen una reflexión seria, entre ellas: ¿alguien en este socialismo improvisado está calculando cuantos autos caben en Caracas? ¿Alguien consideró que Venezuela es uno de los países con mayor concentración en la emisión de CO2? ¿Cómo este aspecto ambiental logra cuadrar con uno de los objetivos históricos del Plan de la Patria? ¿Cuándo las Empresas Trasnacionales crearán un premio para entregárselo al “genio” que se le ocurrió esta idea que, de forma brillante, promueve el empleo en los países donde se producirán los automóviles que se importarán y crea desempleo en nuestro país?

Cuando aumente la tasa de desempleo, de seguro estos asesores recomendarán que haya que modificar el indicador o despedir al Presidente del Instituto Nacional de Estadísticas por contrarrevolucionario.
La apertura de las cuentas en dólares es otro capítulo del manual de dolarización y endeudamiento que han posicionado los aliados del capital financiero. Los capítulos que le precedieron fueron: las notas estructuradas, el mercado permuta, la descontrolada emisión de bonos pagaderos en dólares, el SITME…todas estas fórmulas mágicas estaban acompañadas de un deterioro (programado o no) de CADIVI.

El gobierno ahora está cosechando las minas y las trampas-jaulas que fueron colocadas progresivamente por los operadores del capital financiero, con la complicidad de funcionarios responsable del tesoro y las finanzas públicas que tenían la cualidad de combinar ineficiencia-ignorancia-ambición.

PDVSA no tiene dólares para el Banco Central, pero sí para el SICAD

Esta es otra medida altamente contradictoria que demuestra que las altas autoridades, tratando de solucionar la insuficiencia de recursos, terminan por demostrar un poco conciencia acerca de la gravedad de la situación y de la gravedad de las consecuencias de las medidas que toman.
El Gobierno, mejor dicho el Banco Central sufre una aguda escasez de dólares. Una situación por demás absurda porque posee activos financieros en el exterior por un monto extraordinario que supera los 130 mil dólares.
Una de las causas de esta sequía artificial es que, al Banco Central, no llegan los dólares que deberían llegar de PDVSA. Hay que recordar que PDVSA debe venderle, al BCV, gran parte de los dólares que obtiene por la exportación de petróleo. El BCV, a cambio, le da bolívares a PDVSA a la tasa de cambio oficial. Por algún motivo, desde hace tres años, no llegan los dólares petroleros programados, y el BCV le debe pasar una cantidad limitada de dólares a CADIVI además de garantizar el pago de la deuda externa.

Esta es una situación absurda, como ya lo hemos señalado en anteriores artículos, para una economía que obtiene un superávit en cuenta corriente que ningún otro país en UNASUR dispone.

Cómo explicar esta paradoja: PDVSA no tiene dólares para el BCV pero si para el SICAD. La respuesta es obvia: en el SICAD paga una tasa de cambio mayor, mientras que CADIVI está todas las semanas a punto de cerrar por falta de dólares.
El gobierno no ha tomado conciencia de la gravedad de esta situación: no posee reservas líquidas en dólares en el BCV suficientes para mantener el ritmo de compras de bienes y otros pagos externos, a pesar que la economía recibe un flujo importantes ingresos por concepto de exportaciones; a pesar que controla el 97% de éstas divisas que entra; a pesar que posee activos externos 5 veces mayores a las reservas internacionales. En vez de centralizar los dólares que maneja en el BCV, fortaleciendo las reservas líquidas y, esta forma, terminar con el desorden actual por la existencia de diversas instituciones (tesoreros) que manejan Fondos en Dólares, tiende a mantener la dispersión y el manejo parcelado de esos recursos.

Aumento de la gasolina

Otra medida que se mencionó, a manera de globo de ensayo, fue un ajuste de los precios de la gasolina. Este tema merece un comentario aparte porque por un lado revela la precaria situación de la caja y por el otro, es un ejemplo más de las amalgama contradictoria de enfoques e intereses que se mueven en los diferentes grupos de poder que conviven en este gobierno post-Chávez

El Gobierno está en una situación parecida a la que precedió a la devaluación de febrero del año pasado. Está contra la pared porque los ingresos en bolívares y en dólares aparentemente son insuficientes. Tiene en lo inmediato tres vías de solución: devaluar, aumentar la gasolina y/o conseguir un endeudamiento externo para inyectar dinero fresco.

Es la sequía dentro de una abundancia mal administrada, es el derroche frente a la necesidad urgente de orden, coordinación y moderación.

Mientras tanto, algunos de los funcionarios recientemente nombrados para manejar los fondos y los bancos que manejan dólares, demostraban su militancia revolucionaria celebrando almuerzos millonarios en locales exclusivos de Las Mercedes, y viajando como jeques acompañados con un numeroso séquito.



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Simón Andrés Zúñiga

Economista Venezolano, Sociedad de Economía Política Crítica (SER)


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