Algunas observaciones minuciosas me permitieron detectar que en aporrea.org, los que atacan, los que critican al gobierno y al socialismo tienen más lectores que quienes lo defienden. Leí temas como los siguientes: Definitivamente el ministro Rafael Ramírez no respeta la memoria de Chavez- 8361 lecturas, No camarada Nicolás no podemos acompañarle- 7552 lecturas, Se aleja la suma de la mayor felicidad- 3975 lecturas, ¡Alerta chavistas! Con la muerte de nuestro comandante Chávez, agoniza la patria- 1085 lecturas (no agrego los twitters ni los facebooks), los artículos de Toby Valderrama y Antonio Aponte: Alarma como la historia se repite- 4400 y el de Carlos Sánchez: Socialismo devaluado- obtuvo un récord de 18,737 lecturas, 908 twitters y 1846 facebooks.
Entonces me imagino que algo que preocupa a muchos está sucediendo en Venezuela y pregunto: no que sucede con la revolución o en la revolución, sino
¿Qué les sucede a los hombres reales, de carne y hueso, a su proceso de vida real frente a la revolución?
¿Desde cual concepción del mundo explican su posición frente al proceso revolucionario venezolano, que lo ven en decadencia unos y otros con esperanzas?
¿Se han preguntado alguna vez, sí lo que resulta devaluado no es el socialismo de Chávez-Maduro, sino, la concepción teorética pesimista que se tiene del socialismo?
¿Cómo entienden los afectados por las políticas económicas de la revolución, que algunas empresas aéreas canadienses, norteamericanas y europeas se han sumado al bloqueo económico del proyecto socialista de Chávez-Maduro?
¿Quiénes están revolucionando el mundo existente?
¿Quiénes atacan prácticamente y hacen cambiar las cosas con las que nos encontramos todos los días?
Entre algunas cosas problemáticas que nos encontramos todos los días están:
Comida, bebida, vivienda, ropa, la producción, la distribución interna de los productos, el control de precios, el empleo, el funcionamiento del metro, el tránsito, los buses, la energía eléctrica, la extracción, refinamiento, traslado, comercialización del petróleo, el sostenimiento de los programas sociales educativos, salud, vivienda, alimentación, recreación, el empleo. El sostenimiento del Estado, la policía, las fuerzas armadas, la seguridad social y del Estado, la continuidad del proyecto socialista, la amenaza imperialista y el bloqueo económico interno y externo, la violencia, el tráfico de gasolina, minerales, el narcotráfico, el desempleo, el deporte, la situación financiera del Estado, el partido, etc.
Por consiguiente, si el socialismo está garantizando la producción de los medios indispensables para la satisfacción de las necesidades de la vida material y espiritual, de los venezolanos, no cabe duda de que este hecho histórico como hace miles de años se está cumpliendo. Creo que la realidad política y social de la revolución venezolana no está desalojando de ella al sujeto; más por el contrario, revela, desmitifica al verdadero sujeto histórico.
Los fenómenos económicos y políticos actuales surgen y forman parte de esa totalidad histórica. El conocimiento de este hecho no es contemplación, millones de hombres están sosteniendo y construyendo esta realidad. Aquí surgen modos distintos de apropiación de esta realidad. Práctico, teórico, artístico, religioso, científico, filosófico, político.
¿De qué modo los hombres se apropian de la realidad y que resultados obtienen?
Una visión caótica, pesimista, repetida, inmutable, cuando la realidad es dinámica, dialéctica, en constante surgimiento y transformación.
Cuando la visión con la cual se percibe la realidad cae en un reduccionismo positivista, como el de concluir que: “agoniza la patria”, “definitivamente” “No camarada, no podemos acompañarle”, “socialismo devaluado”. Toda la riqueza de la revolución es menospreciada o negada. Desde esa perspectiva no se puede explicar racionalmente un fenómeno nuevo ni buscar soluciones a los problemas que enfrenta en su desarrollo; porque de esa manera reducimos el fenómeno nuevo a lo viejo: “restauración del capitalismo”.
Desde esa perspectiva el socialismo es un fenómeno externo, que sobreviene después. Reducir el examen crítico a la búsqueda de errores, lagunas y omisiones es tarea fácil; pero su utilidad es dudosa. Lo mejor para no hacer que Venezuela se vuelque en una Ucrania en violencia, es que la crítica logre hallar y evaluar los distintos hechos que forman, a pesar de sus posibles limitaciones, los peldaños sucesivos, o de otra manera, los ladrillos con los cuales se erige el edificio del socialismo. Pero separar los ladrillos de los escombros es una tarea compleja que se tiene que realizar valorando la actividad de los distintos hombres implicados en la política, las distintas corrientes y tendencias.
Esto es ya, la naturaleza de la política. Ahí se juega estratégicamente a la construcción o mantenimiento de proyectos político-sociales o a la destrucción de proyectos político-sociales. Y sin ingenuidades ni infantilismos, la actitud de los críticos se mide de acuerdo a como ellos se sitúan ideológica y políticamente ante este fenómeno.
Entonces para que Venezuela no se convierta en Ucrania, no debe aflojar el proyecto socialista.
Marx, dice: “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia…Y este modo de considerar las cosas posee sus premisas…Sus premisas son los hombres, pero no tomados en un aislamiento y rigidez fantástica, sino en su proceso de desarrollo real y empíricamente registrable, bajo la acción de determinadas condiciones”