La búsqueda de la paz en el capitalismo es una necesidad, ahora bien, pensar que se va a conseguir es una necedad, una candidez o un engaño.
Por razones políticas, los gobiernos burgueses deben tener un formidable aparato represivo para mantener a la sociedad “en condiciones de paz” que faciliten la explotación de las grandes mayorías. Éste debe controlar los excedentes humanos que el capitalismo necesariamente produce, reprimir las luchas de los explotados por reivindicaciones económicas, y, muy importante, aplastar a líderes y a movimientos que propongan superar el sistema capitalista y caminar al Socialismo.
Junto a ese aparato represivo existe una poderosísima maquinaria de manipulación de las mentes encargada de difundir los valores del capitalismo, de defenderlo, de perpetuarlo en la psiquis, en la cultura, en las costumbres. Ese aparato de manipulación tiene una contradicción: debe difundir los valores del capitalismo, el egoísmo, que cohonesta las salidas individuales y se rige por el principio "si da lucro es lícito". Siendo así, justifica su sistema y, al mismo tiempo, crea una ética de la llamada delincuencia, que no son más que hombres que llevan la ética del capitalismo al extremo, que se enfrentan a las leyes que controlan el robo capitalista.
Ya decía Bertolt Brecht, no se sabe quién es más ladrón, si el que roba un banco o el que lo funda. El capitalismo es, en su esencia, un robo, y los delincuentes son el producto de su ética. Asesinar a miles con una bomba atómica es ético, matar a millones para imponer el capitalismo es ético. Pero arrebatar un celular, aunque sigue la misma ética, no es legal, es delincuencia. La marihuana hoy es narcotráfico, mañana, si conviene al sistema, se venderá en las licorerías.
Pretender que el aparato de manipulación de las mentes capitalista deje de cumplir su función, llevar el egoísmo al inconsciente colectivo, es, para decir lo menos, una pérdida de tiempo. Esperar que venevisión difunda valores contrarios a los que sustentan a cisneros, a sus patrocinantes, que vayan contra el capitalismo, es un contrasentido.
Querer acabar con la delincuencia dentro del capitalismo conduce, necesariamente, a plantear “razias”, “ghetos”, “a aislar”, “exterminar” a los que se guían por la ética, los valores, del capitalismo llevados al extremo. Allí está franceschi de ejemplo.
La paz social sólo se conseguirá, sólo es posible, yendo hacia el Socialismo, elevando en la práctica, más allá de la retórica, la Conciencia del Deber Social y dotando a esa retórica, entrelazándola, con las relaciones económicas que le corresponde: la Propiedad Social de los Medios de Producción.
Se comprende que no pasará de ser una ilusión, pretender un comportamiento de hermandad en una sociedad capitalista, donde el robo del esfuerzo social, su apropiación por un sector mínimo de la sociedad, es legal. A lo sumo, se pueda intentar controlar, ponerle porcentaje al robo, hacerlo legal, posible, sólo discutir sobre ese porcentaje, “que roben, pero no tanto”, y así no dejar que se suicide el sistema capitalista, evitar que se desmande la guerra entre capitalistas, esa es una de las funciones del estado capitalista.
Una de las diferencias del reformismo con la Revolución es que el reformista se queda en los pañitos calientes y el Revolucionario pone el pañito caliente pero lo transciende, plantea la solución real, va acumulando conciencia, toma medidas estructurales para ir al Socialismo.
La necesidad del Socialismo es vital para la humanidad. La misma depredación, la guerra de todos contra todos, es inherente a la sociedad capitalista, que agrede con brutalidad a la naturaleza, al punto de desquiciar sus equilibrios, de acabar con las condiciones necesarias para la existencia de la vida.
¡Viva Chávez y su legado original: el Socialismo!