“Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”.
Sir Francis Bacon….
Después de regresar de un chequeo medico de la ciudad de Caracas a El Tigre-Anzoátegui, el pasado 29/01/2014 me encuentro que mi vehículo no quiere encender, se la había dañado la batería. Tratar de reemplazarla fue una tragedia: donde iba, NO HAY SIC.
Estamos enfrentando en estos días a una cadena de despropósitos en lo que a la gestión de la crisis por el desabastecimiento, y la especulación se refiere. Esta crisis económica cuenta ya con varios frentes abiertos; el político, el social, el económico etc. En el fondo lo que estamos viendo es un drama, el drama de una economía paralizada, y al borde del cierre, de una esperanza por una democracia socialista y bolivariana, que se va perdiendo poco a poco. Lo que se observa al fin y al cabo es un fracaso, el fracaso de un plan de gobierno errático, que por su pésima gestión ha sido incapaz de revertir esta situación. Se sigue alimentando una economía subsidiada, ficticia, porque las empresas que se destruyeron con las expropiaciones, no han sido productivas, porque el dinero despilfarrado en políticas clientelares no se ha traducido en inversiones, y porque gran parte de las divisas han sido dilapidadas.
En esta supuesta Guerra Económica, hay quienes libran su batalla política, abanderando hoy una lucha, que no entienden. Esta es la crónica de una muerte anunciada, de un languidecer continuado por una inflación que nos devora. Qué triste es tener que decir a esto, a una casta política burocrática tan pobre, tan subyugada a un anacronismo ideológico inviable desde cualquier óptica que se le mire.
Cualquiera que venga desde el exterior, y vea lo que acontece en Venezuela un país rico en recursos, se topará de bruces con dos realidades. La primera la de las colas, hasta para comprar papel para limpiarse el culo, que no son impopulares entre el burocratismo parasitario porque no las disfrutan, y de las que podríamos decir que son crueles, y máxime en estos tiempos de modernidad. Habrá quienes desde las alturas del poder digan que no hay que quejarse, que el Gobierno de Calle esta en marcha, y que la culpa es de los escuálidos. Asumamos esta crisis con seriedad, y dejemos la politiquería idiotizante.
Verán ustedes, El Nuevo Cadivi, responsable de aprobar las divisas, es y ha sido un órgano político, un lugar en el que se deciden sin criterios técnicos las inversiones. Un mero reparto del botín petrolero, gestionado por militares con la complicidad de algunos técnicos en la materia, y el visto bueno de la llamada burguesía parasitaria, en el que los empresarios productivos han jugado un destacado papel. Fruto de esta gestión se constata un fracaso en estos polígonos cambiarios, que siembran de pesimismo el futuro de Venezuela. El dólar se destinó a empresas de maletín que hoy albergan cuentas veraniegas, en los llamados paraísos fiscales. Se alentó un modelo económico vinculado casi en exclusivo a las importaciones, y a la agro producción de puertos sin apostar por modernizar o innovar la industrialización de Venezuela. Se sigue privilegiando los intereses de grupos empresariales políticos parasitarios que siguen cultivando la subvención, rechazando cualquier innovación, y viviendo de la renta petrolera. Venezuela por este camino se asoma a un futuro incierto, a un horizonte muy negro. Entre tanto no se ha invertido en las empresas productivas, y así estamos; no se ha avanzado en la modernización de la industria, no se ha avanzado en el desarrollo de la gasificación, y la petroquímica; no se ha apostado por una ordenación de nuestros recursos; los jóvenes profesionales se marchan del país, porque no tienen futuro, no hay trabajos dignos. El dinero que pasa por nuestras manos, se esfuma como se dice por ahí.
El horizonte es negro. El Gobierno Bolivariano no apuesta por controlar la inseguridad, neutralizar a los colectivos, y eliminar el hampa asesina motorizada. A quienes mandan hoy, hay que reprocharles su nulo proceder, su incapacidad para revertir una realidad contundente. ¿A quién se lo achacamos? ¿A la MUD?
Me imagino que en este 2014 seguiremos igual, unos culparán a los otros, y no avanzaremos nada, porque el drama sigue. Porque el drama de la inseguridad es el pan de cada día, porque el futuro no se despeja, porque no hay alternativa. El tiempo se pasa que da gusto, y los héroes de hoy, mañana pueden ser villanos. La hipocresía política es esto. La osadía puede ser un pecado, lo mismo que el atrevimiento; pero si además se incumple con la palabra dada, este lastre pesará por siempre.
Presidente Nicolás Maduro. La historia se repite, pero habrá que ver si lo seguimos permitiendo. Si seguimos confiando en el mismo modelo fracasado, apostamos por otro, o elegimos otro camino. Empecemos por exigir que lo poco que queda del Plan De La Patria, al menos de momento, lo gestione una mesa exclusivamente técnica; dejemos de invertir en el culto a la personalidad, y apostemos por empleos nuevos y de calidad, un modelo diferente que permita a los venezolanos, los pocos que quedamos salvos del hampa criminal, vivir de lo que da esta tierra, con la premisa de la sostenibilidad, pero al fin y al cabo de lo que nos da esta tierra. Muchos socialistas lo tenemos y hemos tenido muy claro. Y hoy por hoy lo esencial, lo que de verdad importa, es defender sin ambages el futuro de los venezolanos jóvenes que vienen atrás, reclamar que tengan una patria segura, no ceder al chantaje de la ultra izquierda. Y sobre todo no olvidar que detrás de estas protestas de estos días señor presidente, hay un drama humano, no caigamos en la demagogia, en el discurso fácil e interesado. Si la crisis sigue viva los políticos parasitarios seguirán cobrando, y seguirán medrando y viviendo del presupuesto nacional; esa es la diferencia, a unos se les va la vida con el hampa, a otros el salario se les esfuma. Me quedo hoy, y siempre con los revolucionarios que esperan por un verdadero cambio.