No es fácil adaptarse. No ocurre de la noche a la mañana. Es algo que toma tiempo y quien va a hacerlo requiere tener conciencia de que, lo que va a hacer, no es el lanzamiento de un trompo o una jugada de perinolas.
Hay que comenzar por conocer el medio, observar sus características, saber quienes forman parte de ese nuevo lar, si se puede decir asi, donde le tocará desenvolverse. Digo que es una especie de lar porque los humanos hacemos un nido donde vivimos, un lugar especial donde anidar, conocer gente nueva, oir otras opiniones, otros cuentos, otras risas y situaciones hasta desagradables.
Es lo normal.
Es igual cuando se llega a un nuevo empleo. Que se sepa, nadie llega a un empleo como si fuese el rey de la manada. ¡Nada que ver! Se acude ignorante de pilas, sin saber nada y por eso, es que hay que ser siempre un ser equilibrado, muy calmado, muy receptivo, muy abierto a situaciones que no estaban relacionadas directamente con nosotros.
El asunto de captar ideas distintas a las que tenemos no es complicado. Puede ser que al principio rechacemos, no aceptemos determinado planteamiento porque no es lo que siempre cursaba en nuestras vidas, no formaba parte de nuestras costumbres, de nuestro pensar, de nuestro reflexionar o de nuestro filosofar si es que lo hacíamos.
Traemos un ejemplo de lo mas sencillo a este discurrir como es el caso de la lectura. La lectura comenzó a gustarme cuando, en ocasiones, veía leer novelas rosa a mi madre, luego vi algunas tardes a la madrina de mi hermana mayor cuando leía novelitas de vaqueros escritas por Marcial LaFuente Estefanía, novelitas de bolsillo en las que narraban enfrentamientos entre vaqueros y donde siempre resaltaba el muchacho de la partida, que siempre medía más de seis pies de estatura.
Nadie nació leyendo novelitas de vaqueros. Fue un acostumbrar, día tras día, que se perfeccionó cuando en bachillerato teníamos por tarea leer autores de calibre, como Proust, Zola u otros.
¡Que nadie venga a decir que nació amante de la lectura, porque esa es una conducta que se adquiere!
Y así como se adquiere la conducta de leer seguimos con otras. De repente alguien se identifica tanto con una prenda de vestir, que apenas la ve recién lavada, la toma y se la vuelve a poner. Igual sucede con el que está acostumbrado a ponerse ciertas combinaciones. Recuerdo haber siodo víctima luego de haberme vestido para acudir a una reunión.
Un familiar me sorprendió con un comentario que al principio no entendí:
-¡Pareces combinación de caja fuerte!, soltó
-¿Por qué me dices eso?, pregunté.
-¡ Porque esa combinación tuya es indescifrable, con nada pega!
Situaciones como la anterior son registradas a diario en nuestras vidas. Tienen que ver con nuestro accionar, nuestras relaciones, familiares y extrafamiliares y aunque algunos no lo noten, tiene que ver con lo político, con esa andanza citadina de todos los días y que nos conecta unos a otros.
Entienda el lector que hago mención de lo político, que nada tiene que ver con lo partidista. Hago la aclaratoria para evitar que quien ande confundido tome las cosas por el lado de la rabieta y la agarre con otros.
Ese tipo de conducta desairada la he apreciado en algunas personas, que andan tan perdidas que todavía hablan de la Constitución de 1961, cuando han transcurrido mas de 4 décadas y de paso tenemos la revolucionaria Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.