Gabriela Montero, su Llamado a Abreu y a Dudamel y su Agresión a los Venezolanos

Gabriela es una  pianista venezolana además de compositora. Vive comprometida en su agenda de conciertos y actividades propias de su profesión como pianista. Su composición Expaís ha podido llamarse Nostalgia o Melancolía, pero la tituló de esa forma y al presentarla en el auditórium se expresó de este nuestro país de una forma que nos deja a todos, los que no tenemos auditóriums, ni público cautivo, nos deja sin verbo ni expresión sin qué decirle. Me hubiese gustado estar en ese concierto,  para ponerme de pie y marcharme en gesto de desaprobación y de denuncia de lo que significa hacer circular los inconscientes, creía que sólo se hacía con el manejo de las palabras, como lo hacen los periodistas, ahora aprendo que con la música, precedida de unas cortas palabras, ese hacer circular de inconscientes es más eficiente.

El 14 de febrero tenía Gabriela dolor de cabeza, escribió una carta, suponemos que en Inglés para su post y la tradujo al español. Cosas veredes amigo Sancho; no lo invento, dice así: La acabo de traducir, con un dolor de cabeza tremendo y saliendo para un ensayo. Disculpen si faltan acentos..etc..Me parece que es urgente manifestarse en el momento..    Es una carta  la cual habrá de evaluar sin pasión, si es una persona sincera, sin ataduras políticas que la coloquen en la situación de expresarse  como lo hace.

Gabriela acusa al gobierno de la masacre de estudiantes, así lo supone, así está informada y así lo dice. Y basada en esa vulgata, que es su verdad supuesta, hace Gabriela un llamado a Dudamel y al maestro Abreu para que ¡POR FAVOR UTILIZEN LA VOZ QUE TIENEN! (SIC), No le basta con la suya y con los megáfonos que tiene en cada concierto. Necesita ayuda, y de forma dramática, APASIONADAMENTE, pide que se unan a ella para restaurarle a Venezuela, nuestro país que ella mismísima llamó expaís, de no sé qué cosas que ella supone en su migrañosa desesperación, nuestro país no tiene, ha perdido o se la han arrebatado.

Pero Gabriela, si ya usted había decretado en su pieza para piano y orquesta que este nuestro país es un expaís; ¿qué es lo que quiere que se restaure, que se preserve, que se cuide.? ¿De qué dignidad habla?, si ya usted lo dijo en clave de sol y fa que este es un expaís. ¿Qué dignidad puede tener un expaís? ¿Es que acaso la dignidad puede ser restaurada?

Gabriela, aquí también, recurre a la música y a los músicos, su recurso más caro y cercano, expresa: estamos luchando por lo mismo, pero de diferentes maneras. Y habla del sistema de orquestas con una metáfora orgánica, en un oasis tóxico en el cual se encuentra esa solitaria flor, a punto de morir y de asfixiarse, consumida por la putrefacción que la rodea. Qué decir sobre esta expresión de desprecio al resto de los venezolanos.

Cómo deberían estar rodeados esos jóvenes de la orquesta; qué es lo que Gabriela pondría a sus pies, qué Venezuela es la que esos jóvenes se merecen. ¿Acaso es poco lo que el sistema de orquestas logra y ha logrado con el apoyo del gobierno nacional? Parece que sí, porque según esta pianista lo que deben hacer Dudamel y Abreu es defender al resto de los venezolanos del ambiente tóxico que pronto aniquilará la flor. No basta con que estas dos figuras, que todos sabemos  chavistas no son, luchen por sus ideales educativos y musicales, sino que ahora deben luchar contra el gobierno para complacer a Gabriela que está bien lejos, desinformada aparentemente manipulada y muy desesperada.

Pero ese mensaje nos hace ver que Gabriela no tiene consideración con los dos músicos a los cuales alude, ni siquiera les otorga el beneficio de la duda, para pensar que si ellos están aquí luchando y trabajando es porque este país se lo merece y hay mucho que lograr y mucho que hacer por la vida y la paz y la música y el espíritu. Gabriela no considera a su maestro ni a su colega, no es capaz de dudar, y en aras de los altos ideales musicales pensar que ellos dos deben tener  mucho que dar a su país sin ex ni exclusiones; aún no participando de la ideología del gobierno nacional, lo cual todos sabemos; ellos saben que están apostando por Venezuela, por su futuro por sus niños, y que entonces no puede ser que se aferren sólo a una orquesta o a una flor en medio de nada; ¿qué visión apocalíptica y maligna tiene Gabriela, no sólo de este país sino de su mentor y de su compañero de acordes y melodías?

Sus colegas músicos piensan que con sus propuestas Venezuela será mejor, y están aquí ni a favor ni en contra de Maduro ni de ningún político, sino a favor de una idea y en contra de cualquier arbitrariedad, desmán y tropelía, porque cómo se puede enseñar y ser y sentir si no se hace en el ambiente adecuado, digno libre, soberano. O es que Gabriela cree que Dudamel y Abreu cierran los ojos y sólo los abren cuando están en la orquesta.

Pero también Gabriela nos desconoce a todos los que día a día y no a distancia, luchamos por el derecho de los venezolanos, por una mejor vida, por amor, paz y respeto. Nos desconoce a los que luchamos porque no exista un solo analfabeta, Nos desconoce a los que luchamos porque no nos hambreen y no nos estafen. Nos desconoce a los que luchamos por la educación libre y gratuita para todos sin distinción de credo y origen. Nos desconoce a los que luchamos por vivienda digna para cada venezolano, asistencia médica, salud alimentación. Nos desconoce a los que creemos que la educación universitaria debe ser para todos.; ella nos desconoce. Sabemos quién la informa y cómo se entera, ella revela sus fuentes pero no sabemos si alguna vez nos ha visto y se ha reconocido en nosotros todos, los que luchamos por una sociedad y una civilidad y una democracia, yo no diría funcional como ella expresa, porque estoy asqueada del funcionalismo, sino humana, abierta, convivencial, ecológica; nuestra.

Gabriela quiere que imitemos a Noruega, cuando hace doscientos años nuestro gran Simón Rodríguez nos expresó con toda su fuerza pedagógica que: la América no debe imitar servilmente sino ser ORIGINAL. Más no importa, ella tal vez no quiera mal, sólo cree que lo que otros lograron nosotros podemos lograrlo, puede ser, eso es lo que todos queremos unos y otros queremos logros, unos aferrándose a sus orquestas y a sus ideales de enseñanza otros aferrándonos a nuestras propuestas de país; y aquí estamos todos y luchamos por esto que queremos y que llevamos con orgullo en nuestros labios y en nuestras acciones.

Yo invito a Gabriela a que recapacite; a que nos reconozca; no porque necesitemos que ella lo haga, sino por ella misma, que siendo venezolana podría ver en este país a sus dignos hermanos con  anhelos, deseos y una gran dignidad. Le pido respeto, por cada venezolano que no puede expresarle su rechazo a que nos llame despectivamente. Le pido sindéresis en sus opiniones y puntos de vista, especialmente aquellas que se refieren a nosotros como pueblo, como gentilicio como ciudadanos. Ella tiene la libertad de expresarse, con gran ventaja, por cierto, nosotros buscaremos la forma de hacerle saber lo que sentimos, y no precisamente con señales  de humo.

En fin, las personas que tienen voz, megáfonos y medios de expresión no abusen de nosotros con sus palabras, sus creaciones  y su violencia simbólica; y si sienten  amor y tienen calidad humana, no participen en la circulación de los inconscientes; no hagan ver y creer lo que no es y no existe.



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Maruja Romero Yépez


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