La iglesia no va pa'l cielo

Monseñor Padrón olvido nuevamente que la construcción del reino es en la tierra y no en el cielo, sencillamente porque la vaina es aquí entre ricos y pobres, entre burgueses y proletarios entre los que ama y construyen y los que odian y destruyen. Craso olvido voluntario el de monseñor al confundir la gimnasia con la magnesia y terminar descubriendo como raíz de los conflictos de estos días a los grupos violentos. Los gemidos del pueblo no son de ahora, tienen, tenían mucho tiempo (este es el tiempo verbal correcto) mucho tiempo y nadie lo escuchaba o se hacían los que no cuando se asomaba la queja y el lamento, la Iglesia, la que usted representa hoy, la que no esperó que el gallo cantara para ponerse a espaldas de los cristos rotos en otra de sus traiciones escondidos detrás de te deum y latinismos vacios.

Quien si la escucho, monseñor, fue un carajo llamado Hugo Chávez y ni usted ni nadie dentro de la iglesia puede decir lo contrario. Escucho las quejas, los lamentos del pueblo que sufría y se puso a caminar junto a ellos, unido a los pobres de aquí, de allá y del más allá, pues hasta un día fue a parar al Bronx. El se convirtió monseñor, con todos los errores que pudo tener, pues el nunca se presento como un semi dios, como ustedes si se creen y por la práctica del amor militante y fraterno se convirtió en una especie de Hugo de los Pobres del Sur y los pueblos se fueron levantando con todos sus pobres para ponerse cara a cara contra los mercaderes del templo neoliberal. Ustedes, monseñor, se quedaron belzebutizando la obra de un cristo de yeso y con el idiotizaron con la palabra de la iglesia que jode y con el credo de Mammon, apostaron a que se entendieran la conversión radical de amar al becerro de oro y luego lo remozaron con el amar al oro del becerro.

Cuanto sufrimos nosotros, y ustedes donde andaban, ¿Dónde? cuando a carajazo “limpio” asesinaban a Jorge, ¿Dónde? cuando Donato Carmona, ¿Dónde? cuando lanzaban a Soto Rojas de un helicóptero, ¿Dónde? Cuando Noel Rodríguez. Ustedes que participaron de los T.O (teatro de operaciones – usted debe saber de que le hablo porque ustedes hoy son eso, solo un teatro de operaciones), uno de ustedes como capellán allá en cocollar encubrió a los asesinos de Noel, y a la misma madre del Noel nuestro, le mintieron, no hubo mandamiento, no hubo ley de Dios, no hubo sino su estrictina religiosa oficial.
Hoy monseñor, un obrero nos gobierna. Así se decidió en las urnas electorales, por un tiempo determinado. Por ese tiempo Nicolás Maduro debe ser el presidente de todos los que aquí habitamos. Usted debe saber esto, aunque un Mikel de Viana y su cínica sonrisa (aquella del diablo que uso en el 2002) quizá tenga otro concepto del huerto de los olivos y ustedes lo ejecuten hoy en su versión fascista.

Con este presidente tenemos que comernos hoy las verdes y las maduras – y eso es fe / y lo hacemos convencidos de eso que los aterra: la lucha de clases – y usted debe saber porque son las verdes y para quien en este país. Quien las genera. Usted que debe ser experto en situaciones de pecado sabe –pero se hace el ignorante - que los ricos vienen por lo que no les pertenece, vienen con odios, con odios nuevos, odios in vitro, arrecheras en invernadero. Han planificado esas colas, saben lo que molesta los anaqueles vacios y lo más “arrecho” padre sabe que es, que se utilice a los muchachos y muchachas para la muerte, para vestirlos de formol y el fascista de turno salga con ustedes a gritar su odio y a pedir, no la venida del salvador, sino la de los cascos azules… para una nueva crucifixión, para un nuevo Gólgota, para devolverle a los ricos otra vez el templo.

Quizá yo sea el equivocado señor Padrón, y usted y su sanedrín episcopal, no sean tales. Quizá yo este equivocándome por esta interpretación terrena del cristo roto, pero que puede importar. Total, usted creerá y lo seguirá haciendo, eso de que el cielo es el cielo y allí van los justos, y yo seguiré creyendo que el cielo es la tierra y seguiré amando como yo amo y usted amará a su manera y en sus misas se hablará de sus muertos como ángeles y un tal Juancho, el del 23 de enero, será solo un muerto, un subversivo, un líder de los grupos violentos, y yo contra su cristo de yeso seguiré pensando que este camarada no murió, sólo que dio un poco de su vida para salvar a otros. Eso, de una manera u otra, monseñor Romero lo llamó la violencia del amor.

Perdone monseñor, pero alguien nos dejó un versículo cantado que dice que Dios no se arrecha, que él está contento con revolución, entonces, hay que seguir haciéndola contra quien sea, contra quien sea.






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Nelson España

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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