La característica esencial de la Revolución Bolivariana es su condición pacífica, democrática y legal. Además de haber accedido a la Presidencia de la República en un proceso electoral, ratificado por nuevas elecciones y un referéndum, sus actuaciones han estado ajustadas a la Constitución y a la Ley. En 15 años se han celebrado 19 elecciones, un promedio de más de una elección por año y se han ganado 18. Ningún otro país iguala ese récord.
La irracionalidad de la sociedad de clases justifica la acción revolucionaria y ésta exige un comportamiento consecuentemente científico, por tanto democrático. Por definición, la ciencia es democrática, requiere la más amplia participación crítica en busca de la verdad. Solo la legítima defensa justifica el uso de medios distintos.
La clase social que únicamente dispone de su fuerza de trabajo, la clase obrera, es la más interesada en los valores del humanismo. Encarna esos valores porque su existencia como clase no depende de la apropiación del trabajo ajeno y, en consecuencia, carece de privilegios sobre los demás. La verdad, la justicia, la igualdad y la solidaridad son valores esenciales del humanismo, en defensa de los oprimidos y oposición a la clase privilegiada. Es, entonces, el humanismo proletario.
En esta etapa de transición, la realidad impone la necesidad de operar todavía bajo mecanismos capitalistas y la lucha de clases perdura por largo tiempo. La unidad y organización de la clase obrera es indispensable para impedir que la confrontación se decida a favor de la burguesía. Para conjurar ese peligro el único medio es fortalecer al proletariado. La lucha de clases es la realidad científica a partir de la cual la Revolución fundamenta su acción. El ser social determina la conciencia.
En Venezuela contamos con dos aspectos positivos que contribuyen al humanismo. La fuerza organizada principal de la Revolución Bolivariana ha sido la Fuerza Armada y continúa siendo, junto con las masas populares, su soporte fundamental. De otro lado, la religión ha sido un factor de importancia porque la mayoría de la población es católica y buena parte de los dirigentes revolucionarios han dado testimonio público de su fe católica. La Conferencia Episcopal, Evangelistas, Judíos y Musulmanes se han incorporado a la Conferencia Permanente por la Paz y la Vida.
Para enfrentar con éxito el gran poder del imperialismo se requiere la colosal fuerza del Internacionalismo Proletario. Esta lucha no es parcial para decirlo con palabras del Libertador y la clase obrera de las metrópolis imperialistas es un formidable aliado en nuestra lucha por la liberación. En la crisis estructural que padece el capital, crisis que, a diferencia de otras, es irreversible porque no tienen solución bajo su sistema todos los elementos que lo constituyen. La Revolución Bolivariana está llamada a jugar papel decisivo en la lucha por construir una humanidad libre de los vicios que han significado terribles sufrimientos para los pueblos.
La unidad de la clase obrera venezolana, con plena conciencia de su papel en esta hora, ejercerá una poderosa influencia en todos los países. Su prestigio será factor de extraordinaria importancia para la unidad mundial contra el imperialismo.El proletariado de los países capitalistas es la principal víctima de la actual crisis y el capital está demostrando su incapacidad para regir los destinos de los seres humanos, es real la amenaza de la extinción de la humanidad por la utilización irracional de los recursos naturales y una organización social capitalista que origina todo cuanto está ocurriendo en la actualidad en todos los niveles. La burguesía no puede continuar como dirigente de la sociedad y las clases oprimidas deben asumir el poder político que garantice un futuro luminoso.
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