Pocos días atrás, Cisneros lanzó un ultimátum al gobierno. Blandía, el alto empresario, una poca disimulada declaración de guerra, en su comunicado sentenciaba:
Con la violencia en ascenso, la situación en Venezuela ha alcanzado un punto insostenible al cual no podemos ser ajenos. Más allá de cualquier ideología, el país exige una reconfiguración y toma de decisiones inmediata, que nos permita definir el rumbo que Venezuela necesita tomar para encontrar de mutuo acuerdo, la senda de la paz, la reconciliación y el crecimiento.
Ante esta clara amenaza a la revolución y traición a las conversaciones mantenidas con el gobierno, las fuerzas revolucionarias, el gobierno, el PSUV, el Polo Patriótico, han aplicado la política del avestruz: Si lo ignoramos, el peligro no existe", piensan. Y en lugar de dar una fuerte respuesta, preferimos distraernos con misceláneas, como mariacoriana, el alcalde del Táchira, o forzar elecciones en un pueblito de Carabobo. Evitamos ir al fondo del ataque que hoy sufrimos, ignoramos las maniobras del capitalismo internacional en concubinato con la alta burguesía que opera en Venezuela, de la que cisneros es su más conspicuo representante, la que aparece en escena en los momentos culminantes.
Nosotros reducimos la contraofensiva revolucionaria a la pantalla de la televisión, hacemos política como dentro de un guión de telenovela, de un reality show, que no permite ir al fondo de los argumentos en juego, sólo valorizamos el chisme cibernético. Así los tuiter han tomado el lugar de los libros, de los periódicos políticos, de los círculos de estudios, del análisis profundo, de las declaraciones densas, pensadas. Todo se desprecia. Vamos despojando a nuestras fuerzas de razones sagradas por las cuales luchar, le damos a la confrontación el carácter de torneo de videojuego, la privamos de gravedad.
Esta estrategia evita conocer, que la masa conozca, la magnitud, la calidad, de la agresión, impide la organización de una respuesta que permita la disuasión, al contrario, diluye nuestras fuerzas, envalentona a la oligarquías, los apasiona alrededor del odio, los hace más peligrosos, acumulan movilización.
Lo repetimos: el ultimátum de Cisneros, este agente del capitalismo mundial, ayer cubano, luego venezolano, y ahora dominicano, pero verdaderamente ciudadano del capital, es un paso en la ofensiva del capitalismo gringo, estrechamente relacionado con las guarimbas, con las manifestaciones, con la mud, busca derrotar a la Revolución Chavista, instaurar el sistema capitalista, develar los peligros que corre con la posibilidad socialista.
Así entendido el paisaje político, debemos revisar nuestra actitud. Lo fundamental es entender que las alianzas con la burguesía para avanzar juntos hacia el Socialismo, para decir lo menos y no ofender a nadie, ¡no funcionan! De allí que los llamados a diálogos no están dando resultados positivos, al contrario, son interpretados como debilidad y ayudan a profundizar la ofensiva oligarca.
Es hora de rectificar, de dar un golpe de timón, de ir a lo profundo de los humildes a buscar allí, en el alma de los desposeídos, al chavismo original, aquel que produjo Abril, Diciembre. Entender que sólo esa pasión popular, ese instinto que aún se encuentra en lo hondo del sentimiento de los pobres, puede salvar a la Revolución.
Es hora de que la dirigencia deje de ver fantasmas donde no los hay, y se enfrente al enemigo verdadero hoy encarnado en cisneros
¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE!
¡AL CAPITALISTA NI TANTICO ASÍ!