El pacifismo de Maduro y el de John Lennon: ¿una esperanza rota?

La agresión que está sufriendo el socialismo venezolano, no es ajena a la gigantesca campaña mundial imperialista por retomar el control del planeta, que le permita restaurar la hegemonía perdida y prorrogar por muchos años más su dominio planetario.

Desde esa perspectiva, los países que están construyendo modelos económicos sociales autónomos y relaciones internacionales independientes, ajenas a toda política lacayunas con el imperio, no son extraños a estas pretensiones imperialistas contemporáneas.

Países como Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia, Nicaragua y Cuba se han convertido en países bajo riesgo de intervención.

Y esto no es un simple planteamiento, dado que arrastra experiencias dolorosamente humanas como las sufridas en Yugoslavia, Irak, Libia, Egipto, Siria y Ucrania. Pienso que con la formulación de estas cuestiones se puede situar en una perspectiva más apremiante y necesaria, el debate sobre el socialismo, el papel de los líderes y las responsabilidades políticas y sociales de los gobiernos y los ciudadanos.

En este contexto, los conflictos y sabotajes, tendiente a desestabilizar la imagen y la función de líderes y gobiernos progresistas en Latinoamérica, especialmente en Venezuela; son los signos y síntomas de que la campaña por retomar el control del planeta y convertirnos en esclavos tiene su extensión latinoamericana.

Hacernos esclavos, no es un planteamiento anacrónico sino, una realidad un poco de ciencia ficción, derivada de la miseria y la falta de consciencia en la posibilidad de un futuro mejor.

Hacernos esclavos, significa derrotar los proyectos sostenidos por los pueblos como el socialismo, la yamahiriya, la revolución bolivariana, las repúblicas con democracias populares y las federaciones. Establecer desgobiernos o estados fallidos que permitan el libre movimiento del terrorismo, el lumpen y el neofascismo.

Allí, las personas buenas, los humanos, los idealistas morales, los revolucionarios, son considerados personajes raros, a quienes se puede someter, esclavizar y aniquilar cuando se quiera.

En este plano, los pacifistas son sujetos a aniquilar o a aislar en las cárceles, como lo hicieron con Kennedy, John Lennon, Ghandi, Hoffa, Malcom X, Luther King Jr., Kadafy, Lumumba, Camilo Torres Restrepo, Allende, Mandela, Victor Jara, la princesa Diana y muchos más. Los gobiernos progresistas son derrocados y sustituidos por terroristas lacayos al imperialismo como en Afganistan, Libia, Egipto, los distintos países en que convirtieron Yugoslavia y últimamente Ucrania.

Logrado todo este daño, proceden a robarse los recursos naturales y los activos fijos de los Estados. La vida ciudadana se rige bajo la ley de los terroristas y asesinos. Quienes asesinan para traficar los órganos humanos de las víctimas (ojos, riñones, hígados, corazones, etc. que son trasladados clandestinamente en los Boeing), prostituyen a niñas y niños para satisfacer las depravaciones eróticas de los terroristas lumpen y burgueses pedófilos.

Están marcando a los opositores con chips y bajo perfiles elaborados por el pentágono y establecen control ciudadano con documentos electrónicos (tarjetas de crédito, documentos electrónicos de identidad y computadoras, teléfonos celulares, ipod, ipad, con drones que iniciaron sus vuelos espías desde Panamá, hace 10 años) y una constante vigilancia sobre gobiernos a través del Servicio Imperial de Inteligencia-SNI.

Este neo esclavismo, es el que se enfrenta en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, aquí en América Latina.

Esto no es una amenaza, es una realidad. Son las cosas que se ocultan en los discursos de los burgueses que piden un tono más suave a los luchadores. Esta es la realidad dimensionada planetariamente de la lucha de clases. En el que se estrella violentamente el anhelo pacifista de Maduro y del grupo de luchadores revolucionarios como el alcalde de Caracas Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello, José Vicente Rangel, Aristóbulo Isturiz, Elias Jaua y otros.

Si pensamos históricamente nos damos cuenta que el pacifismo de Maduro está chocando violentamente contra el fascismo internacional. Como le pasó a Lennon.

¡Cuidemos a Maduro!

Porque como lo hizo Chávez en su tiempo, Hoy Maduro está poniendo el pecho por los oprimidos.



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Memo Fernández


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