Invité a tres amigos a mi casa a comer. Uno apoya a la oposición. Otro era chavista, abandonó la trinchera y no votó en diciembre ni a favor ni en contra de nadie. El otro es chavista moderado, es decir, de los que muestran esa sindéresis que popularizó el periodista y respetable intelectual José Vicente Rangel. Los tres se sorprendieron al ver mi humilde altarcito de venezolano común y corriente, con un velón encendido, ubicado en la sala-comedor de mi rancho, sobre un aparador o repisa, como decimos los llaneros. Tengo como figura más grande a la Virgen del Valle con un vestido azul. Le sigue en orden de tamaño María Lionza; después una Virgen de la Pastora de barro, preciosa. Luego, la Rosa Mística que fue la primera que entró a mi casa, el Dr. José Gregorio Hernández, médico de los pobres, por tanto médico espiritual de toda mi estirpe y Francisca Pancha Duarte, mi amada Anima de Taguapire, que es la misma que tienen los gandoleros que se friegan la vida de noche por este país y los conductores de carritos por puesto y taxistas.
Tengo igualmente una foto de mi hermana Isabel Magalis Pérez, quien murió junto a esposo en un volcamiento cerca de Anaco. Tenían una cooperativa que le hacía mantenimiento a la sede administrativa de PDVSA-Anaco. (Es obligatorio el desvío. Unas hijas e hijos del esposo de mi hermana en su primer matrimonio se quedaron con los reales, con la cooperativa y se han hecho ricos. Mi madre, una mujer analfabeta, humilde como el que más, agarró a mi sobrina huerfanita de nueva años para criarla a veces con hambre pero siempre con la suerte de conseguir el bocado, y le dijo a esa gente lo siguiente: “Cójanse esa vaina para ustedes porque el dolor de mi hija no vale más que esos piches reales”. Esa cooperativa dirigida por gente tan miserable le sigue trabajando a PDVSA-Anaco a pesar de su macabro proceder).
La otra imagen que acompaña mi altarcito, ¿quién puede ser?: HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS, estando sano y luego enfermo. Además, tengo en la sala dos afiches grandes de Chávez; uno con la Banda Presidencial y el otro correspondiente a la campaña electoral de 2013. Nicolás Maduro está en otro afiche de la campaña presidencial pegado en una puerta de un cuarto porque mi hija dijo: “Aquí lo ponemos papá”. Uno de mis invitados me pregunta: “José Pérez, ¿tú eres chavista?”. Me rio del chiste. Desde siempre, hermano y siempre lo seré. En 1993 firmé una Carta Pública para que liberaran a Chávez de la cárcel. Esa lista, que aún conservo, es curiosa. De los casi 40 que la suscribimos varios han saltado la talanquera, otro son ni-ni, otros abiertamente escuálidos y algunos ya fallecieron. Al final del artículo la reproduzco integralmente.
Hermanos compatriotas chavistas, hermanos compatriotas de la oposición, ese es mi altar. Tengan su altar o sean ateos pero hay varias vías en la fe humana racional: Creer en la reencarnación o creer en la resurrección, ser ateos o creer en brujerías. Comparen al Corán con la Biblia. Comparen un cristiano con un masón. Comparan la religión maya, quiché, cuica, pemona, warao, wayuu (entre otras) con la santería, Hurguen, investiguen y analicen cuál religión tuvo Persia, Babilonia, Roma, Grecia. Investiguen si el comunismo es el culpable del ateísmo. Recuerden que Fidel Castro es ateo pero Chávez no lo fue. Miguel Otero Silva y Gustavo Pereira (padre del Preámbulo de nuestra Constitución Nacional) sendos ateos pero no así Ramón Palomares ni Luis Beltrán Prieto Figueroa. ¿Por qué eso es así? Porque así es el mundo. Y no vale la pena matarse por eso.
Nuestra cultura actual de los nuestroamericanos deviene de un sincretismo espiritual innegable y los caminos de la fe y las creencias están abiertos. Pero sin olvidar que la vida es una sola, es única, es valiosa. No tiene sentido matar al semejante por ningún fanatismo religioso o político, ni de ningún tipo. La democracia bolivariana revolucionaria chavista es la que constitucionalmente vale en Venezuela en estos momentos. Ninguna pretensión a la fuerza para negarla, para aniquilarla ni para suprimirla tiene asidero legal. Así la oposición invoque una mediocre constituyente, implore la renuncia del Presidente de la República y se afane en crear condiciones de guarimbeo para sostener la tesis de la ingobernabilidad. Las instituciones del Estado están constituidas legalmente y no cabe ningún afán de ruptura de la constitucionalidad. Negocien, acepten el llamado de paz, actúen como partidos políticos, midan sus fuerzas electoralmente, invoquen sus santos, recen, confiésense, muérdanse las uñas y lloren si quieren llorar, pero esa es la realidad. La tan cacareada dictadura no existe en Venezuela. Quienes están presos lo están por alterar el orden público, dañar la propiedad pública y privada, herir personas, portar armas de fuego y demás delitos asociados a las manifestaciones violentas. Quienes prefieren quedarse en sus casas y trabajos gozan de absoluta libertad y tranquilidad. No hay tal dictadura. La libertad de expresión la usan y abusan abiertamente. La libre circulación les basta para irse a Colombia, Estados Unidos, Panamá y Brasil, por decir los menos, a echarle varilla al gobierno. ¿Qué dictadura permite eso?
Por ese mestizaje y sincretismo cultural, expresado abiertamente por el Comandante Eterno, es que soy chavista. Y soy chavista de los que trata de ayudar a este país nuestro a superarse día a día. Nadie que tranque una avenida e impida clases en las universidades ayuda a este país a surgir y superar sus dificultades de desabastecimiento, delincuencia, corrupción, pillaje, usura y demás vicios enquistados. La señora y el señor de la Jeep y la Ford que engordan en una finca propia o de terceros una camioneta cuyo valor legal es de Bs. 1.100.000,oo para venderla después, solapadamente y bajo cuerda, en Bs.5.000.000,oo son delincuentes. Es decir, roban, violan las leyes, cometen graves delitos de usufructo. Quienes compran harina pan y azúcar a Bs. 10,00 el kilogramo para revenderlos en los mercados municipales a Bs. 50 también son delincuentes. Aquellos que roban y especulan más dinero por pertenecer a la clase económica alta, la pudiente. Estos roban a los más pendejos, los otros pobres, porque se valen de sus necesidades primarias. Lo mismo aplica para la venta del cemento que extraen de los consejos comunales para venderlos en doscientos bolívares el saco, los raspa tarjetas Cadivi que se compraban dólares a seis bolívares con treinta céntimos para revenderlos en ochenta bolívares, y así sucesivamente. Esto refleja las malas costumbres aprendidas y perfeccionadas durante el puntofijismo y mucho más allá. Por eso, el dolo, el ladronismo, la viveza y la putrefacción de los valores esenciales de la sociedad diezman todas las posibilidades decentes para el desarrollo integral de la nación. Hasta los alumnos tratan de chuletearse y copiarse para aprobar las materias de manera chimba. El objetivo no es aprender sino ser pilas y salir ganando al precio que sea. La oposición también quiere ganar al precio que sea, actuando como chimbos.
¿Ese es el pretexto sumario para tumbar el gobierno legítimo y democrático de Venezuela? Por favor. Quien esté libre de culpas en la oposición que lance una flor. Una piedra no, porque ya han lanzado muchas y de mala manera, por cierto. Sin embargo, existe la esperanza de una posible tregua por parte de esas personas envenenadas de rencor y odio, de impotencia y frustración que creen que el guarimbeo es su única solución. Primero que nada, busquen un líder político inteligente que se gane a las masas sin violencia. Luego, esperen los lapsos electorales correspondientes. Tercero, asistan a los debates y encuentros que el mismo Estado pone a su disposición. Cuarto, protesten y reclamen sin violentar el orden público. Quinto, superen ese infantil lloriqueo de ir a jalarle las barbas al tío Sam para que venga y nos dé tres nalgadas con sus marines, sus drones espías y su fuerza naval. Sexto, pongan a producir sus grandes empresas y hagan plata decentemente con el 30% de ganancia que establece la Ley Orgánica de Costos y Precios Justos promulgada el 24 de enero de 2014. Séptimo, no acaparen, ni sobre precien los bienes y servicios, no especulen, no le paguen comisiones a los corruptos del gobierno a cambio de recibir prebendas, contratos y privilegios de todo orden. Octavo, no maten. Noveno, no desees la Presidencia de la República de tu prójimo sin antes medirte electoralmente en 2019, o antes, en el referéndum. Décimo, vive y deja vivir, en paz, como ser inteligente, racional y sensible, sin fanatismo, sin esa sicopatía destructiva, manipulada y manipuladora. Por último, si Dios los agarra, que los agarre confesados.
A continuación la Carta Pública aparecida en 1993 en la prensa nacional, fundamentalmente en los diarios Últimas Noticias y El Nacional.
“Escritores venezolanos demandan ante el Presidente,
sobreseimiento a procesados del 4F y del 27F
EXCELENTÍSIMO
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
Dr. RAMÓN J. VELASQUEZ
Su despacho.-
Quienes suscribimos la presente comunicación somos poetas, narradores y ensayistas venezolanos pertenecientes a disímiles generaciones y maneras de pensar. Dada su destacada trayectoria intelectual, hemos seguido con especial atención los pronunciamientos que como Presidente de la República, usted ha venido realizando con relación al “retorno a la normalidad institucional”.
Pensamos que Venezuela vive uno de sus momentos más cruciales, las heridas abiertas a raíz de los movimientos militares del 4 de febrero y del 27 de noviembre del pasado año, deben sellarse de manera urgente e inmediata. Quienes ofrendaron sus vidas y sus carreras, sacrificando la armonía del hogar y los más caros intereses personales para atender lo establecido en el artículo 250 de la constitución, forman una de las más útiles reservas morales que no pueden seguir padeciendo el castigo y la ignominia.
Ciudadano Presidente, usted ha invitado a la sociedad venezolana “a retomar el espíritu de solidaridad que se nos ha esfumado”. Esa invitación pasa por reconciliar a los venezolanos y sus Fuerzas Armadas Nacionales.
En tal sentido exigimos respetuosamente que en apego a su investidura de Comandante en Jefe de las F.A.N. y de conformidad con la atribución que le confiere el Ordinal Tercero del Artículo 54 del Código de Justicia Militar, proceda a decretar los sobreseimientos correspondientes a los procesados civiles y militares que permanecen detenidos, asilados y perseguidos por los sucesos del 4-F y del 27-N, y en consecuencia reintegrarlos a los cargos que ostentaban antes de los citados hechos.
Una acción de tal naturaleza contribuiría a lograr esa paz que hoy todos reclamamos y allanaría el camino para reconstruir la República.
Atentamente, quedamos de Ud.
Juan Liscani, Velia Boch, Juan C. Méndez Guédez,
Kotepa Delgado, Giovanna Merola, Slauko Zupcik,
Manuel Alfredo Rodríguez, Ángel Eduardo Acevedo, Israel Ceneteno,
Héctor Malavé Mata, Lubio Cardozo, Rubi Guerra
Aníbal Nazoa, Gregori Zambrano, Magali Salazar,
Pedro Duno, Gonzalo Fragui, Julio Valderrey,
Luis Britto García, Alberto Rodríguez Caruci, William Osuna,
Gustavo Pereira, Enrique Arenas, Jesús Salazar,
Jesús Sanoja Hernández, Alvaro Montero, Isaías Medina López,
Tarek William Saab, Orlando Pichardo, Luis Felipe Bellorín
José Sant Roz, Tarek Souki, Iván Padilla Bravo,
Ednodio Quintero, Ramón Ordaz, José Sequea,
Igor Delgado Senior, Fidel Flores, Carlos San Diego,
Orlando Chirinos, Amable Fernández, José Pérez
José Barroeta, Dévora Matheus Bencomo, Marcos González,
Víctor Bravo, Ibrahím López García Jesús Pérez,
Edmundo Aray Hugo Fernández Oviol, Douglas Saab.
Nota: Los firmantes son escritores de distintas corrientes políticas, independientes e intelectuales de mentalidad progresista.
Es auténtico:
Tarek William Saab
C.I. 8.459.301”
Amigos así es la historia y así es el pasado. Vean ustedes el presente y pónganle el ojo a esa lista y se preguntan: ¿Dónde están los que son y qué se hicieron los que fueron?