En el contenido del título propuesto se extraen varios paradigmas: “lo militar”; “fundamental”; y, “Revolución Bolivariano-chavista”. En lo referido a “lo militar” estaríamos proponiendo a todo ese conjunto que agrupa no solo “lo militar”, per se, sino todas las variables conexas con “lo militar”. En esa línea estamos calificando “lo militar” como “fundamental”; es decir, en nuestros pensares significa que “lo militar” es no solo muy importante sino fundamental para la consecución y objetivos fundamentales que enmarcan las realidades revolucionarias bolivariano-chavistas venezolanas. Por último, hemos ampliado el concepto “Revolución Bolivariana” incluyendo las tesis revolucionarias propuestas por Hugo Rafael Chávez Frías no solo en su condición de militar sino en su condición de líder-e-ideólogo del proceso revolucionario venezolano.
¿Qué significa “lo militar” en la Historia de Venezuela?
En nuestro modesto criterio está impreso en el inconsciente de la colectividad de las, malamente, denominadas como “clases altas” una dualidad de “rechazo y utilización” de “lo militar” en correspondencia con circunstancias específicamente nacional-históricas. Históricamente, hemos caminado desde el caudillo en sus expresiones en montoneras hacia oficiales militares de academia (“lo militar” en sus experiencias históricas es válido tanto para lo caudillista como para el militar de academia). En el proceso histórico de esa realidad podemos percibir realidades histórico-fácticas donde podemos extraer esa relación en contradicción entre ese sector civil referido más arriba, “clases altas”, y “lo militar” en su proceso histórico-temporal. Pongamos un ejemplo bien estudiado por Germán Carrera Damas como es el proceso militar que desarrollaría “el asturiano” y, en consecuencia, su personal contradicción histórico-ideológico-militar en la persona de “el llanero”. Aquellas manifestaciones militares complementaban la realidad histórica del significado de “lo real y lo imaginario” del significado del “pensamiento de don Simón Bolívar” en sus cualidades como militar y estratega; más aún, curiosamente, muy poco se expone, públicamente, sobre la importancia de “lo militar” en el “Abel de América” quien, como se supone y según nuestro aprendizaje académico en toda la estructura de la educación nacional, serían sectores sociales de aquellos que hemos calificado como de “clases altas” quienes se opusieron y aún se oponen a su realidad como militar-político.
La Historia de Venezuela durante el siglo XIX caminó por caminos de “guerras y caos permanentes” diligenciados y dirigidos por “héroes de la Independencia”. Pues preguntamos sí esos denominados como “caudillos militares” eran “caudillos” y/o se manifestaban como “militares”. Independientemente de este discurso intelectual-académico, aquellos “militares en sus figuras como caudillos”, mantenían una correspondencia de intereses con las “clases altas” quienes trataban de permanecer “a la sombra del Poder”; es decir, las “clases altas” venezolanas, en sus inconscientes colectivos de clase, se acostumbraron a ejercer “esa sombra” en función de mantenerse “en las orillas” de las responsabilidades de Estado y de la Nación. No nos olvidemos que le debemos a las islas caribeñas el tener a bien haberle dado refugio a “esas clases altas” durante las luchas por la Independencia de Venezuela; es decir, en última instancia, pareciera que a las “clases altas” les cuesta algo “mojarse” en las responsabilidades nacionalistas.
Sigamos en la Historia Patria adentrándonos en el siglo XX. Es demostrable que “El Cabito” acompañado por aquel que tenía sus propiedades en el otro lado de la frontera, no eran militares; es decir, los podríamos calificar a ambos como “caudillos” pero, al tiempo, es obligante destacar que tanto el uno como el otro marcaron la Historia de Venezuela en dos (2) realidades históricas: la primera la reacción de “El Cabito” ante la realidad del “Bloqueo de La Guaira”; y, la segunda, la unidad territorial como Estado alcanzado por “el tachirense”. Pero, reiteramos, ambos no eran militares, es decir, oficiales de academia. Pero, al tiempo, es obligante reconocer que se decidió aprender del formato de academia de un país latinoamericano. Fue un importante paso en el marco de la profesionalización académica del componente militar. Al tiempo, debemos recordar que la “creación” de la Guardia Nacional fue del General Eleazar López Contreras como debemos recordar que el General Marcos Pérez Jiménez estudió en alguna academia militar allende nuestras fronteras. Es decir, “lo militar” ha venido evolucionando hacia su máxima profesionalidad previo a los gobiernos de la denominada como 4ta. República. En un objetivo análisis, solamente, a nivel del Ejecutivo, un solo militar con preparación académica ha ejercido la Presidencia ello sin desmerecer las cualidades de anteriores responsables del Ejecutivo nacional a partir del proceso histórico independentista nacional. Dicho militar referido, ejerció las responsabilidades correspondientes al Ejecutivo ejerciéndolas como militar y no como político lo cual es de importancia vital para la comprensión de las realidades actuales en el marco de la Revolución Bolivariana.
Nos adentramos a las realidades de los procesos históricos que se desarrollaron durante los tiempos históricos de la denominada como 4ta. República por demás muy interesantes en el marco de “lo real militar-histórico-venezolano”. Tendríamos, entonces y sin desconocer otros sucesos históricos, la realidad de “El Porteñazo” y “El Carupanazo”. No vamos a adentrarnos en sus reales bases ideológicas aún en el tintero para una mayor penetración de análisis académico de sus “causas y efectos” correspondientes sino tratamos de destacar que “lo real-militar” venezolano, en el marco de lo académico, se manifestó en su íntima relación objetiva entre “lo conceptual-histórico independentista” en los contenidos del “pensamiento de don Simón Bolívar” y todos los contenidos intelectual-ideológicos del proceso continental americano de las confrontación bélicas contra la Corona borbónica a favor de las Independencias de territorios continental-americanos y las realidades modernistas que se debatían entre lo conceptual positivista y lo real-histórico marxista. En aquellas realidades se conjugaron, en el marco real-objetivo del siglo XX, la “unión cívico-militar” como heredera de lo real-Independencia en su praxis histórico continental. Aquellas realidades llevaron, post-fracaso de aquellas expresiones cívico-militares en referencia más arriba, a que sectores militares formados académicamente se adscribieran a las “tesis anti-comunistas” impuestas por el puntofijismo en las personas de don Rómulo Betancourt y Rafael Caldera Rodríguez que permitieron la “entrada en el pensamiento militar académico venezolano” de las tesis de la “Guerra Fría” impuestas por y desde Washington a través del Pentágono y la Escuela de las Américas. Aquella realidad marcó una impronta en lo ideológico en el pensamiento militar venezolano que fue entrando en contradicción con los paradigmas socio-económico-ideológicos que se fueron imponiendo por los accionares de las denominadas como “clase altas” de la sociedad venezolana.
Curiosamente, el proceso socio-histórico que se fue desarrollando, particularmente, con las tesis clasistas que se fueran imponiendo a partir del Primer Gobierno de Carlos Andrés Pérez (mayamerismo) en la sociedad venezolana, fue entrando en sus propias contradicciones estructurales que causaron un fuerte e importante impacto en lo real-social nacional que adicionado al neoliberalismo que se fue implantando desde los “think tanks” de PDVSA llevaron tanto al componente social nacional-venezolano como a la realidad interna del componente militar académico a confrontarse en si mismo frente a la herencia significativa de los contenidos tanto en el “pensamiento de don Simón Bolívar” como “lo real-histórico” significativo del proceso militar-de-guerra-por-la-Independencia latinoamericana; es decir, la “herencia de Simón Bolívar”.
Cuando, en lo personal, entramos, realmente, en conocimiento de la “realidad chavista”, por aquellos años de los comienzos de la década de los años 80, objetivamente, consideramos que era inevitable que “lo real-militar” se expresara ante la “decadencia clasista” tanto de las denominadas “clases altas” como de los “sectores políticos aburguesados” frente a lo rea-significativo de Patria, nacionalismo, herencia histórica y dignidad y sus impactos negativos en las calidades de vida de la sociedad venezolana.
En el marco de este discurso, la realidad del “4 de febrero” no debe analizarse, únicamente, como una expresión militar golpista como viene siendo considerada por las derechas sino como una consecuencia histórica que va más allá del propio “27 de febrero” tal como Chávez Frías repetía permanentemente. En una conversa telefónica con un muy importante político en horas de la madrugada de aquel “4 de febrero”, nos informó sobre las “bases ideológicas” que sustentaron aquella expresión militar-nacionalista que concluyó con aquel famoso “por ahora”. Sí las derechas en aquellas circunstancias hubieran dejado de lado “la soberbia” y sus ideólogos hubieran analizado en profundidad aquellos paradigmas ideológicos en los cuales se sustentó el “4 de febrero” y sí el pragmatismo y oportunismo de políticos se hubieran estacionado para comprender la profundidad significativa de las razones que llevaron a aquellos militares a expresar “su indignidad”, evidentemente, realidades posteriores se hubieran expresado en forma diferente; pero, debemos reconocerlo, mientras que las derechas no comprendan el real-significado del concepto de “lucha de clases”, en nuestro modesto entender y comprender, tienen perdida la guerra.
Regresemos a nuestros objetivos académicos. Las derechas, en el marco, precisamente (palabrita tan de moda actualmente), de la “lucha de clases”, inmediatamente, que por el voto popular, directo y secreto, llevó a la Presidencia de la República de Venezuela a Hugo Rafael Chávez Frías, expresaron su rechazo al triunfador de aquella contienda electoral sustentando aquel rechazo en lo real-antropológico criollo sin no solo comprender aquel significativo triunfo electoral sino, a la vez, rechazar, militantemente, lo real-histórico del significado que representaba aquel militar convertido en político llamado Chávez Frías.
Hugo Rafael Chávez Frías significa aún en las presentes realidades un nuevo y novedoso paradigma político-ideológico de la realidad histórica venezolana. Chávez Frías, militar de academia, intelectualmente denso, conocedor profundo de la antropología histórica venezolana, es decir, la idiosincrasia del venezolano, ser social en permanente evolución intelectual convertido en profundo político comenzó una nueva etapa histórica de la Historia de Venezuela. Es decir, Chávez Frías no es un caudillo pero si un líder; no es un déspota militar sino un demócrata en permanente praxis cotidiana; no es un político en el Ejecutivo sino un estadista; es el concepto en si mismo de los contenidos del “pensamiento de don Simón Bolívar”. Ello es necesario se comprenda por “tirios y troyanos” para que así podamos alcanzar no solo la paz que promueve el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, sino que se comprenda que Venezuela ha dado “un salto cualitativo y profundo” en su desarrollo y responsabilidades nacionales y continentales dentro de las cuales las derechas podrían contribuir a esa “nueva Venezuela” del siglo XXI.
Pero ¿cuáles son las responsabilidades actuales de “lo militar” ante el proceso revolucionario bolivariano-chavista?
Las derechas tanto nacionales como internacionales han venido expresando que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB): “…están infiltradas por los cubanos…”. Pues bien, permítasenos algunas precisiones. La base que sustenta el pensamiento de la FANB es el “pensamiento de don Simón Bolívar”, quien, además de ser El Libertador, nos dejó un complejo y profundo pensamiento independentista de carácter geopolítico que ha traspasado “los tiempos históricos”. Ello no solo es aceptado por el Estado estadounidense, aún en sus lógicas contradicciones geopolíticas y sus expresiones geoestratégicas, que se han manifestado, por ejemplo, durante la 2da. Guerra Mundial sino que en aquella correlación anti-comunista, aquellas fuerzas armadas (en el marco de la objetividad histórico-temporal-ideológica) sirvieron de escenario necesario para el desarrollo de esquemas anti-comunistas de guerra que se impusieron en diferentes escenarios allende nuestras fronteras sustentándose en un pensamiento ajeno al bolivariano. En ese mismo orden, las tesis que las derechas trataron de imponer en el seno de aquellas fuerzas armadas de ser transformadas en simples “policías de punto” obligaron a lo interno de la realidad militar venezolana a entrar en contradicciones con sus propias referencias histórico-ideológicas que llevó al contundente rechazo en el marco de lo académico-militar-histórico-bolivariano. En adición a aquel escenario, las fuerzas armadas siempre han tenido su base social en lo que denominamos como “el pueblo venezolano”, es decir, en contradicción con las que hemos denominado como “clases altas”; es decir, en última instancia, la FANB es la representación más genuina de la “lucha de clases” en Venezuela. Por último aunque no por ello suficientemente analizado, Hugo Rafael Chávez Frías desarrolló un esquema de trabajo no solo intelectual sino en el marco de la “doctrina militar” que poco y/o nada se ha tratado en los espacios públicos y políticos actualmente en momentos de crisis y “caos permanente” del golpismo de las derechas nacionales y extra-nacionales. Esa doctrina en referencia es la base del actual pensamiento militar venezolano donde lo importante es la incorporación de lo civil en lo militar y de lo militar en lo civil y es por ello que las derechas permanentemente “opinan”, por ejemplo, sobre la participación de lo militar en los asuntos civiles y los asuntos de Política de Estado.
Mientras que “tirios y troyanos” no comprendan el actual significado de la FANB; mientras que no asuman que es una “realidad nacional” en el marco de los nuevos paradigmas del siglo XXI venezolano y continental americano, permanentemente, realizarán análisis “chimbos”, deficientes y subjetivos porque la FANB, constitucionalmente, tiene obligaciones que deben no solo asumir como ya lo expresó el M/G Miguel Rodríguez Torres en el programa dominical: “José Vicente hoy” (Televen) dirigido por el periodista, José Vicente Rangel Vale, sino cumplir y hacer cumplir sus responsabilidades en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y sus leyes correspondientes.