¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte, y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?
José Saramago.
Dentro de los asesinatos cometidos en las últimas semanas (el mas emblemático, sin duda es el de Eliezer Otaiza) que han conmovido a la sociedad entera por haber sido un funcionario que ocupo altos cargos en el gobierno bolivariano. Pero su naturaleza ante la arremetida del hampa, no es darle un cariz político por el perfil de la víctima, dentro del contexto en que ocurren las muertes violentas hechas por el hampa asesina, y esto tiene, sin duda, un fuerte impacto sobre el proceso revolucionario bolivariano. Sin especular sobre los móviles, y los responsables de esta tragedia, si se analiza el efecto con el momento político actual post 12-F, que vive el país se podría deducir. Que los crímenes, atracos, y otros delitos contra la integridad de las personas y sus propiedades están abonando a la tesis de que: al hampa hay que darle duro, al punto que el ministro del interior y justicia declaró que investigaran deliberadamente este crimen con propósitos de dar seguridad a los demás cristianos.
Pero cuando, por razones quizá ajenas a la seguridad del estado, gente cercana a Miguel Rodríguez Torres y el psuv, incluyendo a uno de los más notables jefes de la Inteligencia bolivariana (DISIP) de los últimos años como lo fue Eliezer Otaiza, quien pierde la vida como cualquier cristiano en este país, es ahí donde salta la pregunta: ¿Cómo entonces garantiza el plan seguridad a toda vida Venezuela protegernos? Una cuestión delicada a pocas semanas del llamado guarimbeo.
Su ejecución no es un mero trámite de hampones. Igual sucede con los numerosos agentes policiales caídos en los últimos meses. Otaiza fue responsable de la seguridad del Presidente Chávez, y de la seguridad del Estado cuando fue director de la Disip.
Los responsables de esa muerte de quedar impune no cabe en la más mínima lógica: que sería un suicidio político, y hasta donde se alcanza a ver, aquí no existe nadie del alto aparato gubernamental capaz de salir indemne de la agresión de la hampa asesina. De lo contrario, mano dura sería poco.
Los asesinatos pueden tener un mensaje psicológico contra los venezolanos. Pero la clara indicación de que el tema no es político, es recoger científicamente todas las evidencias que presuntamente dejaron los asesinos en la escena del crimen, y en varios sitios de la zona según la opinión de expertos en la materia. Es la justa medida de que se trata de crímenes cometidos por delincuentes de alta peligrosidad y reincidentes que buscan a las víctimas al azar, pero no pierden de vista un propósito más amplio: que los traten como privados de libertad. Para trazar sus líneas de supervivencia como pranes dentro de los llamados beneficios procesales.
Gobernar un país bañado en sangre, y con muertes, y asesinatos impunes, da vergüenza frente a la población vulnerable y desprotegida.
Este crimen a primera vista pareciera querer darle un matiz político pero hay que ver las circunstancias que dan a pensar en algo así, seria una tremenda irresponsabilidad. Me parece completamente irresponsable que se anden tejiendo tramas, intrigas y conspiraciones sin fundamento solo para sembrar cizañas.
Si se desataron los demonios con la muerte de Otaiza, ahora por lo que vemos esto esta llegando a extremos que nadie creería, Pero hay que ponerle mano dura a la delincuencia, esto es lo que esperan los venezolanos.
Hipótesis pueden haber muchas, el alto gobierno bolivariano debe demostrar desde ya que tiene la capacidad para resolver este crimen, o lo resuelven o estamos fritos frente a la delincuencia. ¿Esta muerte a quien convienen políticamente, quien la planificó o fue fortuita, dentro del accionar del hamponato? que objetivos ocultos tiene, si es que los hay. Nicolás Maduro Moros tiene que ofrecer mano dura, y limpieza social del hampa criminal, pero no sabemos si es capaz de hacerlo, y cual será el costo político.
