Ministerio del Poder Popular para la Educación Institución Deformada y Deformante

Señor ministro Héctor Rodríguez; en el espíritu de la Consulta Nacional Por la Calidad Educativa escribo esta página para describirle un caso real que entre los muchos que se dan en ese ministerio, lo podría poner a usted y a su equipo en la situación de perfilar  el problema educativo nacional con la amplitud que este requiere. Tal vez pueda yo  pintar sin creyones y con un ejemplo real, una imagen  de la deformidad estructural que significa ese ministerio que usted dirige.

Ese ministerio es un organismo deforme, camuflado  a través  una  ideología y una falsa conciencia. Un ministerio que no ha cambiado en todos los años de la revolución, o al menos no lo ha hecho para los efectos humanos y sociales que la revolución requiere.  Usted debería analizar y evaluar la realidad de ese organismo. Los anteriores ministros se conformaron con hacerlo crecer sin saber que ya no tiene posibilidades de digerir, ni de procesar.

El presidente Maduro acaba de señalar el despliegue que deben hacer los ministros para vivenciar la situación de empresas y organismos;  hay un momento histórico preciso y conveniente  lo cual  le pueden facilitar a usted la revisión e inminente derrumbe organizacional de un mamotreto  que nunca ha funcionado y que menos funcionará para ofrecer una educación cómo la que se piensa y requiere en el proceso revolucionario.

El caso que le voy a reseñar lo tengo totalmente documentado, pero conociendo el espíritu de autoritarismo  de ese ministerio y su total imposibilidad para procesar reclamos y críticas, no le nombraré personas; pero no son ficción son gente real, venezolanos, hermanos nuestros.

Hace cuatro años murió un docente que tenía años de experiencia como maestro y profesor, más de los años que usted cuenta en su edad cronológica. Esa persona dejó una compañera y un pequeño de nueve años. Su muerte fue de improviso, aunque él estaba  incapacitado esperando por su jubilación. Su mujer y su hijo quedaron con su muerte en total inasistencia. El ministerio eficientemente, a los pocos días de la muerte, dejó de depositar la quincena correspondiente; pero no se preocupó por los seres humanos que quedaban en minusvalía, especialmente la de un niño inocente al cual  desde ese instante  se le comenzaron a vulnerar sus derechos, como si no fuese un sujeto de derechos constitucionales, protegido expresamente por la ley.

 No tenían suficiente con qué pagar la renta y administrar la vida diaria, además de que los pocos ahorros se fueron con  los gastos mortuorios. La viuda desolada, cayó en una profunda depresión que le impedía tomar las riendas de su nueva vida. Poco a poco se fue deteriorando la salud de la mujer, que a duras penas podía cumplir con sus obligaciones como madre y como docente en un instituto de educación media, en el cual en lugar de brindarle asistencia y colaboración, dada la situación, la acosaban y perseguían argumentando, como se practica en cualquier empresa mercantil, incumplimiento de horarios y permisos.

 Las diligencias para solicitar el pago de la pensión y los derechos del niño se hicieron cada vez más escabrosos, debido a los papeles que a cuenta gotas solicitaban, las renovaciones de los documentos que caducaban en el proceso  y el requisito obligatorio de fotocopias de cédulas de identidad de dos hijas mayores del difunto que no podían ser conseguidas debido a la ausencia  de una de ellas del país y a la negativa de la otra de proporcionar el documento físico.

Me refiere la viuda que dada su angustia debido a que pasaban los meses y no podía cumplir con los recaudos, venía desde oriente a Caracas a buscar audiencias y respuestas a las puertas del edificio de Salas. Ella y muchos otros, en colas con trámites idénticos o parecidos. Por la tarde si no habían sido atendidas, si no habían recibido, ni por compasión, asistencia alguna, las personas que quedaban se dirigían a resguardarse en el Terminal de Oriente de donde en la mañana salían de madrugada para iniciar otra vez la cola en la cual conseguían  nuevas caras en la misma noria de diligencias.

Ante la fuerza de la realidad económica personal insostenible,  la viuda y su hijo no pudieron estar más en el sitio donde vivían alquilados y se fueron a la calle, aquí y allá en pensiones de mala muerte, sin tener dónde comer ni cómo resguardar sus pocas pertenencias, más que todos papeles importantes para dar fe ante el ministerio que estaban vivos y que pertenecían a lo que decían pertenecer. Un familiar se apiadó de ellos y le ofreció una habitación donde estar. Pero la situación de salud de la mujer se comprometió con la situación vivida y enfrentó  bajas de hemoglobina, sangramiento y desánimo general. El niño ha debido tratar de superar a su propia expensa la pérdida de un padre querido y necesitado; de niño protegido y mimado pasó a ser casi un desamparado, sin zapatos, sin ropa y con muy pocos recursos; está a merced de los tiempos y decisiones burocráticas  que ignoran la existencia de las personas como entes reales que sufren y padecen; uno más entre tantos. Más de una cuarta parte de su vida ha debido pasarla sin experimentar en su propia persona cómo eso que  enseñan en la escuela sobre la protección de la Ley a niños niñas y adolescentes, se traduce en su vida personal y social. Un ejemplo de tantos para explicar que  las ideas no hacen la historia; que la revolución  se hace  creando condiciones materiales cónsonas con la formación social del ser humano que se quiere exista; tal como bien lo señalara en su momento Marx y en el suyo el Che.

Han transcurrido cuatro años de carencias, desolación y tristeza. Recientemente el niño sufrió un accidente casi fatal. Cuando lo llevaron a la clínica de emergencias la madre descubrió que el seguro que el padre tenía por el IPASME, le había sido  eliminado, tal vez al momento de cerrar los depósitos a su cuenta. Afortunadamente el hospital público le brindó solución óptima a tan lamentable hecho, actualmente el niño está en fisioterapia y consiguió por ayuda solidaria que lo aceptaran en un liceo cercano al sitio donde reside, eliminando el pago de pasaje y comida; Dios no abandona a sus criaturas, la revolución tampoco  debería, pero sólo lo hará en la medida que las instituciones del país respondan acorde a las necesidades de la población tal como sucedió en ese hospital público gracias a la existencia de recursos y a la asistencia de médicos enfermeras y personal, y en ese liceo público cuyo director y docentes aceptaron al niño incluso en este momento del lapso. Dios los Bendiga.

Ambos venezolanos, esperan por su pensión de sobrevivencia; No esperan por el pago de las prestaciones, porque ese es un capítulo que toma años y que nadie que pertenezca a esa institución que es el MPPE  tiene ni conocimiento ni esperanzas de que en vida y salud puedan disfrutar de un dinero que les pertenece por ley.

En fin ministro, este es un ejemplo de la vida que refleja deformaciones de ese ministerio quiero enumerarle algunas:

1.- Desconocimiento de sus trabajadores como personas reales.

2.- Desconocimiento de los niños, niñas y adolescentes, hijos de los trabajadores, lo cual ocasiona que desde ese MPPE se  vulneran  los derechos de esas criaturas, derechos consagrados en la Constitución y en la LOPNA ley creada en y por la revolución.

3.-Ineficiencia para resolver los derechos legales de los trabajadores de la docencia

4.- Ausencia de planes de contingencia para asistir a los trabajadores en necesidades coyunturales.

5.- Atropello  a los trabajadores docentes que necesitan asistencia y asesoría.

6.- Falta de  asistencia a personas que requieran realizar diligencias de cualquier tipo relacionadas con su situación como docentes de la nación.

El planteamiento necesario de una educación que responda a los nuevos tiempos y a una formación integral, no se hace sin cambiar la estructura funcional de ese ministerio, sin revisar cada una de las funciones que cumple con las que reclaman la realidad nacional.

Le sugiero que revise su agenda ministro; desde que usted llegó a ese cargo, ¿cuántos docentes habrán fallecido, cuántas familias estarán pasando por una crisis personal y familiar dado al desamparo material innecesario en el cual se encuentran debido a la pérdida de la cabeza de casa o de la mano que llevaba el pan? ¿Usted lo sabe?, ¿Puede ese Ministerio dar cuenta de niños niñas y adolescentes que por muerte de su padre o madre docente estén en carencia extrema y desolación como el caso en referencia?

 ¿Puede alguien responder con precisión? Yo creo que sí, que el sistema que automáticamente elimina el pago de las quincenas de sueldos de los fallecidos sí lo sabe, sólo que no tiene ni cabeza ni corazón, memoria tiene, pregúntele y prepárese para obtener una respuesta alienada y alienante.

Desde que el presidente Chávez, ante la realidad evidente de los niños de la patria, expresó: Vayan Por Ellos, muchos le tomamos la palabra, obedecimos su orden y cargamos nuestro morral. Es un trabajo en solitario y sin ayuda institucional, es más bien personal, pero no se es socialista por gritar consignas y por rechazar al capitalismo, sino sólo se es socialista cuando hacemos el esfuerzo diario y perseverante por ser una persona nueva, un ser humano diferente. En ese camino de humanidad se consigue una con estos casos  y sabe con dolor que no son casos aislados, sino una dura realidad pero que sólo la revolución puede combatir, porque sólo una revolución puede  crear  las Condiciones Materiales para que se genere el cambio. Todos debemos perseverar.

Dra. Maruja Romero Yépez. Profesora Titular Jubilada; Universidad Nacional Abierta. Miembro de la Comisión Presidencial Misión Robinson. Miembro de la Comisión Presidencial Misión Sucre.



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Maruja Romero Yépez


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