-Desde aquí se ve bonito el paisaje. Rodeado de mar por todos lados, este hotel sería un buen destino turístico, eso si existieran turistas. Ahora nadie llegará hasta aquí, todo desapareció bajo las aguas ardientes, sulfurosas.
-Pero ¿qué pasó?, ¿por qué el mundo cambió tanto?, ¿por qué aún corremos peligro de desaparecer?
-Una especie insensata rompió el equilibrio de la vida, tenía libre albedrío, podía imaginar y construir lo imaginado, fue creada por la vida para proteger la vida, y su capacidad de pensar la perdió.
- Pero ¿cómo pudo pasar tal cosa?
-El pensar fue esclavizado por el tener, el tener fue esclavizado por el dinero, y acumular dinero se transformó en un nuevo dios. Fue así que unos pudieron tener, y otros trabajar para que aquellos tuvieran. El dios dinero, como una droga infernal, dirigió a la sociedad, todo fue arrasado por su sistema, producir dinero lo justificaba todo. Lo primero que sucumbió fue la fraternidad, la igualdad, unos valían más que otros, el color de la piel los separó y consagró cualquier crueldad. Unos fueron destinados a ser combustible, sudor, sangre, de la maquinaria productora de dinero, y otros a ser víctimas de sus beneficios, unos morían de hambre y otros de arterias atapuzadas de colesterol y las cabezas llenas de tranquilizantes y ansiolíticos, la droga se instauró como la nueva religión. La naturaleza fue víctima de la voracidad, convirtió mares en basureros, bosques en desiertos, los polos se calentaron, los trópicos se incendiaron, los aires se contaminaron…
-Y nada importó
-Nadie cayó en cuenta del daño, el PIB iba subiendo a costa de la depredación de la naturaleza y del humano, pero no importó. Lo fundamental se cumplía, el dinero aumentaba, China emergía, Brasil surgía, todos corrían tras el modelo indio, la locura era colectiva.
-¿Nadie se opuso?
- Fueron pocos. Dicen que por allá, donde ahora no hay tierra, que un barbudo advirtió el camino errado. Nadie lo oyó, lo ignoraron igual que lo hicieron con aquel de las sandalias que predicaba la fraternidad en el otro extremo, por allá donde antes quedaba una tierra que llamaban Galilea. Aquí mismo, allí, bajo el agua existió uno con verruga y boina roja que quiso tomar otro camino.
-¿Cómo fue el final?
-Un día, la naturaleza se estremeció, los mares subieron al cielo y después cayeron con furia sobre la tierra. Los peces perecieron, los pájaros no pudieron anidar, las flores desaparecieron y con ellas las abejas, todo quedó bajo agua, los polos se derritieron y continentes de hielo invadieron la tierra. Todo fue precedido de grandes incendios y de peleas del humano por alimentos y, qué paradoja, por acumular más dinero. Después, en medio de esa hecatombe, de comerse unos a los otros, se sintieron grandes explosiones, terribles, que cubrieron los cielos de nubes de polvo, y en poco tiempo sólo quedamos nosotros, los insectos, que lo resistimos todo.
Lo anterior es un borrador del guión de una obra de teatro. Es un diálogo entre dos cucarachas, las únicas sobrevivientes. Quizá sea un monólogo de alguien a quien la soledad lo desquició, quizá un día lo declame Machuca... ojalá no se convierta en premonición. Ojalá, cuando aún hay tiempo, alguien detenga la locura.
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