Cierto tiempo después de escribir aquel artículowww.aporrea.org/actualidad/a8242.htmlcoincidí en una reunión con el presidente del INIA de Nicaragua, un joven impetuoso que sugirió que la Ruta del Chocolate podría ser en su concepción un bien intangibleexportable hacia varios países de Centroamérica, incluida Nicaragua, donde el cacao es un alimento del día a día y sus exportaciones nutren a muchas empresas internacionales que se llevan la mejor tajada en la producción de exquisiteces, manjares de dioses, como se dice delos productos de cacao en el mundo. En esa reunión el amigo nicaragüensesugirió que Venezuela podía darle ideas y apoyo a su país paracrear muchos viveros y así multiplicar las plantas élites de cacao, en algo más de un millón. Le contesté que informaría al INIA en Venezuela, sobre estas conversaciones, eso sí, dejé claro que en nuestro país, la orientación de la Ruta del Chocolate (una parte de la Misión Ciencia, hoy extinta o escondida) es producir cacao de alta calidad para que las manos maravillosas de nuestra gente y con la tecnología disponible, lo convierta en artesanías alimentarias nacionales, para el consumo interno y la exportación. Con esto dejaba claro la posición quePrudencio Chacón, presidente el INIA de aquel entonces, le esgrimió al presidente de la organización internacional (mundial)de importadores de cacao con sede en Londres, quien enterado de la Ruta del Chocolate se vino a Venezuela a tratarde establecer convenios a futuro para los incrementos de la producción que se esperaban ocurrieran en las áreas aptas para el cacao en nuestra patria. Aquel se regresó a Londres apaleado por los discursos a favor del desarrollo independiente y soberano de la industria del cacao.
¿Qué ha pasado desde entonces? En 1999 la producción de cacao estaba en su peor momento, apenas produjimos unas 14 mil toneladas; las plantaciones fueron reportadas con problemas de diversa índole, sanitarios, descuidos en la poda y sin renovación de plantaciones. Aún así, el cacao venezolano se prestigiaba como el mejor caco del mundo, a decir del producto, no del sistema productivo. En 14 años han pasado muchas cosas interesantes, en primer lugar la voluntad política se expresó y le asignó recursos para la mejora integral de la cadena. En conexo,hubo una revalorización social del esfuerzo de aquellas comunidadesque históricamente han participado en la producción del caco y un reforzamiento del papel de la afrodescendencia en la sobrevivencia del cultivo, desde épocas coloniales. En adicional, se ha privilegiado la expresión de una cultura del cacao, con las rutinas, el conocimiento popular, los significados, las visiones, la música y en general todo lo que acontece en las áreas de producción.Así, hemos llegado, conesfuerzo a unas 25 mil toneladas de producción (2012), cifra que no está cerca de lo que fue una gran esperanza: lograr unas 100 mil toneladas; pero el largo plazo no ha muerto, esperemos y sigamos adelante. Sabemos que algunos componentes de los programas han sido exitosos, aunque otros han sido fallidos o logradas sus metas parcialmente ycon mucha dificultad.
Uno de los retos es aumentar la productividad biológica del cultivo queapenas pasó de 300 a 460 Kilogramos por hectárea en 10 años. Muy distante a la aspiración de 850 Kg/ha y lejísimo de la productividad biológica medida en la localidad Tocache, Provincia San Martín (Perú) que reporta 3.800 Kg/ha.Hay que insistir en el mejoramiento genético, la selección de plantas que reúnan la condición triple de calidaddel cacao,resistencia a enfermedades y producción. En estos años seestudió el genoma del cacao, el ajuste de prácticas culturales yla dinámica microbiológica del suelo,estando disponible colecciones de hongos simbióticos para diferentes suelos y localidades. Algo no encajaentre los avances científicos y los resultados productivos. Posiblemente lo que aquel amigo sugirióse podía hacer en Nicaragua lo debemos hacer nosotros: El gran vivero nacional de plantas fraccionado en las diferentes localidades, con semilla de sus cultivares promisorios, nunca menos de un millón de plantas para los próximos cinco años.
Nadie puede negar que la revolución bolivariana asumió el reto de mejorar la producción nacional de cacao, solo quetodavía hay preguntas y también falta presentarle al país el balance y los nuevos planes de producción. ¿Cuándo será que llegaremos alas 100mil toneladas de producción, sin desmedro de la calidad que nos hace famosos en el mundo? ¿Cómo perciben las comunidades cacaoteras los beneficios que han obtenido de estos planes?¿Cuánto hay de realidad en todo esto que se muestra al público? ¿Por qué no relanzar la Ruta del Chocolate con sustento de recursos LOCTI? ¿Cuál es el compromiso del INIA actualmente con estos proyectos? Preguntas pueden haber miles, dudas también; pero, la evidencia está allí, en algunas ciudades del país hay chocolaterías con el nombre Cacao Venezuela, sitios de regocijo y encuentro con lo nuestro, allí se expende cacao en diferentes presentaciones y podemos darnos el gran gusto de sorber,frio o caliente, el mejor chocolate del mundo.
La palabra cacao siempre fue usada para ensalzar al dominador y explotador (Gran Cacao), hoy pertenece al pueblo que lo produce y que lo procesa. Todos somos Chuao, Choroní, Mango de Ocoita, Birongo, Rio Caribe.
Había olvidadoescribir que los 7 años que viví en Barlovento me dejaron el recuerdo imborrable del aroma a cacao.