Lo que viene en materia económica, social y política no es nada fácil, y hay que prepararse psicológicamente.
La instauración del SICAD 2 es la punta del iceberg, cualquiera que entienda un poco de economía sabrá que esto en el corto plazo puede significar el desmantelamiento del control de cambios, y la vuelta al libre cambio a una tasa de alrededor de Bs. 50 por dólar, si no es así, la medida no tiene mayor sentido. Es una medida que tiende a sentar en la conciencia del pueblo que el valor real del dólar gira en torno a la cifra señalada. Muchos hablan de que el paso al libre cambio vendrá el próximo año, y que en este podría desaparecer el dólar a Bs. 6,30 y todo lo que se adquiera pueda pasar a Bs. 11, o bien, mantenerlo pero pasar la mayor cantidad de bienes que se importan a dicho valor del dólar al de Bs.11. También, muchos privados que no puedan obtener dólares a Bs. 6,30 o Bs. 11 pueden comenzar a concurrir al SICAD 2 para obtener las divisas.
Se ve difícil para el gobierno tomar la medida de pasar al libre cambio este año, cuando la inflación ya pareciera ser que va a superar el 56% del año pasado, y por supuesto, hay un costo político involucrado. A las protestas estudiantiles podrían sumarse los gremios en demanda de reajustes salariales complicando la situación política a niveles mucho más graves.
¿Existen razones para que el gobierno pueda estar pensando en liberar el dólar? Ciertamente que las hay. En estos momentos los dólares que ingresan al país no son suficientes para atender la demanda de los mismos. Si los ingresos en dólares fueran suficientes, el gobierno habría soltado los dólares para cancelar las deudas de los privados e importar todo lo que está escaseando en el país, y de esta manera, apaciguar las protestas.
La verdad es que el control cambiario ha fracasado, no ha permitido que se frene la fuga de divisas y no ha podido estabilizar el valor del bolívar, justamente los objetivos perseguidos con este tipo de medidas. Para poder hacer frente al incremento del gasto público ha sido necesario ir de devaluación en devaluación oxigenando la inflación.
¿Dónde ha radicado el fracaso del modelo? El gobierno que sin duda ha hecho un esfuerzo por mejorar las condiciones de vida del pueblo más humilde a través de las misiones, ha venido usando la renta petrolera con tal fin. Sin embargo, hoy estamos frente a unos ingresos en dólares que han dejado de crecer y ya no son suficientes para mantener el gasto social en sus niveles actuales y mucho menos para financiar su crecimiento.
El gobierno ha tenido que reajustar al alza los precios de alimentos de la dieta básica para aminorar el subsidio de los mismos, y como estos son, en un porcentaje importante importados, evitar quemar más dólares. También, se debate entre aumentar o no el precio de la gasolina, para evitar gastar dólares subsidiándola, ya que estamos importando gasolina. También se habla de un ajuste de los precios de los servicios básicos. Todas estas medidas las toma un gobierno cuando ha entrado en una espiral de crecimiento del déficit fiscal.
Un déficit fiscal -que significa que un gobierno gasta más que lo que percibe- se puede subsanar por la vía de la devaluación o por la vía del endeudamiento, cabe destacar que el gobierno ha hecho ambas cosas, pero hoy está resultando difícil seguir obteniendo créditos en el exterior, amén que el servicio de la deuda (amortización más intereses) va creciendo y va quemando dólares que ya no se disponen para inversión social o productiva.
Una maxi devaluación y unificación cambiaria a Bs. 50, implicará para el venezolano de a pie, en el año que se produzca, una inflación que seguramente supere el 100% y por ende una caída en el poder adquisitivo de por lo menos un 50% o más. Obviamente, el salario mínimo más alto de Latinoamérica calculado a Bs. 6,30 por dólar o a Bs. 11 por dólar quedará hecho polvo.
Para las empresas privadas, el golpe será extremadamente duro, por un lado, aquella deuda que tiene en dólares calculado a Bs. 11, al tener que pagarla a Bs. 50 significará una pérdida muy considerable, en algunos casos simplemente significará la quiebra. Si esto ocurre las empresas no dispondrán de dinero para invertir y probablemente el desempleo se dispare. Las empresas deberán subir los precios de acuerdo al nuevo costo de sus componentes importados, todos sabemos que cuando hay alza en los precios la demanda cae, por lo tanto, el año de la unificación cambiaria la economía entrará en recesión, aunque ya este año el crecimiento económico será exiguo.
El gobierno si se verá favorecido por la nueva tasa cambiaria porque dispondrá de una cantidad exorbitante de bolívares por los dólares ingresados, lo que le permitirá eliminar el déficit público y probablemente quedar en una situación de superávit que le permita mantener las misiones. Sin embargo, la presión social para incrementar los sueldos y salarios para paliar la pérdida de poder adquisitivo será inmensa y el costo político enorme, y pudiera suceder que el gobierno sucumba a la tentación de disponer del dinero fresco en bolívares que está entrando, para aumentar los ingresos de los trabajadores y promover el consumo. Si esto ocurre quedaríamos entrampados nuevamente en el círculo vicioso de la inflación, y al darse esto, el dólar libre tendería a subir. Recordemos que cuando se aumenta la masa monetaria en bolívares frente a unas reservas internacionales estacionarias, la moneda se devalúa.
Por lo tanto, para que la unificación cambiaria tenga éxito se requiere que el gobierno a pesar de una mayor cantidad de ingresos en bolívares por los dólares de la exportación petrolera, mantenga una férrea disciplina fiscal y se resista a inundar de bolívares la economía interna. Aquí el problema radicará en la fortaleza política que tenga y si la situación social planteada es explosiva, y por supuesto, en la capacidad para hacer entender al pueblo que lo apoya, que estabilizar la economía tendrá sus beneficios en el futuro, aun cuando el presente sea muy duro.
Debido a la unificación cambiaria, se daría un encarecimiento de las importaciones y por ende una reducción importante de estas, estimulada esta reducción por una economía en recesión. Una economía en recesión no estimula, sino por el contrario, aleja las inversiones foráneas. Esta situación es posible que se extienda por 4 trimestres o más. A pesar de la unificación cambiaria y que las empresas extranjeras puedan repatriar sus ganancias en dólares a sus países de origen, la inestabilidad política y social existente puede que no estimule tampoco la llegada de capital extranjero. Además, que hay que estar claro que un gobierno con un discurso socialista abierto y una amistad innegable con Cuba no es del agrado del capital transnacional. Hay que ver que países como Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay y hasta la misma Bolivia, aunque son gobiernos de tendencia popular han sido cuidadosos a la hora de definirse como socialistas.
La unificación cambiaria para tener éxito en la estabilización de la economía deberá combinarse con una política de incentivos a la producción nacional, por una parte, habrá que solucionar todos los problemas de producción de las empresas estatales, y crear los mecanismos adecuados para incentivar la producción del sector privado.
Hay otro problema político de la mayor importancia, y consiste en la unidad del gobierno frente a la coyuntura planteada. Como es bien sabido, y uno puede constatarlo en las páginas de Aporrea, hay muchos chavistas que no están contentos con la actuación del gobierno, hay quienes señalan que este está negociando con la burguesía y perdiendo su carácter proletario. Estamos seguros que ese sector estará totalmente en contra de la unificación cambiaria, por ver esta medida como entreguismo a los enemigos de la revolución.
Ahora bien, vamos a decirlo con claridad, la unificación cambiaria, la sinceración de los precios, el alza de los servicios públicos, el alza de la gasolina y la reducción del déficit fiscal son todas medidas que parecen salir del recetario del Fondo Monetario Internacional, medidas que el gobierno está analizando, y que la izquierda siempre ha rechazado como hambreadoras del pueblo y destinadas a fortalecer el sistema capitalista.
El dilema del gobierno es enorme porque haga lo que haga alguien quedará descontento, aunque todas las medidas anteriores puedan ser apoyadas por la oposición política, lo harán en privado, para no correr con el costo político, y en todo caso, no harán al gobierno más simpático a los ojos de los opositores. Al interior del chavismo habrá gente muy molesta y que sentirá que se traicionan los postulados de la revolución bolivariana y el legado del Comandante Chávez, incluso podría darse una ruptura oficial, recordemos que todos los grandes partidos de Venezuela se han dividido y más de una vez, algo que también se ha dado a nivel mundial. Quienes dentro del chavismo apoyen la unificación cambiaria y las medidas planteadas anteriormente, obviamente, deberán suavizar su discurso socialista y correr el riesgo de ser llamados socialdemócratas.
Otro problema político es lo cercano que pueda estar la adopción de la unificación cambiaria de las elecciones parlamentarias, porque podría significar una pérdida importante de escaños en la Asamblea Nacional.
A mi modo de ver, esta es la situación por venir, y creo que no soy el único que ve las cosas de esta manera, posiblemente también el Presidente Correa (economista de Harvard) cuando ha dicho que en Venezuela se han cometido errores en materia económica, aunque reconoce la labor realizada en lo social. Para mí el gran error es no haber acabado con el rentismo petrolero, el gran error es no haber administrado la abundancia con criterio de escasez como dijera Carlos Andrés Pérez, cosa que él por supuesto tampoco supo cumplir, y que será recordado como el padre de la Venezuela Saudita. Cuando entenderemos que aunque tengamos las reservas petroleras más grandes del mundo, el petróleo será sustituido más temprano que tarde como fuente principal de energía, y a no ser que desarrollemos la capacidad de comer petróleo crudo, la pasaremos muy mal y podemos quedar condenados a ser unos de los países más pobres de Latinoamérica.