El fracking o fracturación hidráulica es una técnica criminal para la extracción no convencional de gas y petróleo del subsuelo. En concreto, combinada o no con la perforación horizontal o direccional, se utiliza en presuntos yacimientos de hidrocarburos en terrenos de difícil extracción, como pizarras / esquistos (shale gas, shale oil), arenas compactadas (Tight Gas / Oil) o Metano de Yacimiento de Carbón (Coal Bed Methane – CBM), entre otros. También se utiliza esa técnica para “re-estimular” las explotaciones convencionales de hidrocarburos en las que la producción ha decaído, pero estiman que lo que queda en el pozo les interesa extraerlo.
El procedimiento consiste en la perforación del terreno y la inyección a presión de un fluido compuesto por agua con arena silicea y/o gravilla cerámica, y unos 600 compuestos químicos (de los que las compañías del ramo se niegan a declarar algunos, bajo “secreto comercial”), con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el substrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, favoreciendo así su salida hacia el exterior.
Se estima que esta técnica está presente ya en el 60% de los pozos de extracción actualmente en uso. Y esto cuando aún la producción de petróleo no está en su fase final. El aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentable este método. Se está extendiendo su empleo en estos últimos años, especialmente en Estados Unidos y Canadá, aunque ya se ha desatado la ofensiva mundial, creándose la fiebre del metano (gas natural).
Existe una gran polémica sobre el peligro medioambiental derivado de esta técnica, pues además de un enorme consumo de agua (35 millones de litros por pozo), es habitual que junto con la arena se incluyan multitud de compuestos químicos (ya hay 596 probados), cuya finalidad es favorecer la fisuración o incluso la disolución de la roca, y que contaminan tanto el terreno como las aguas subterráneas. En este aspecto los pueblos y ciudades de los USA que han perdido su agua para siempre son ya millares, y con ello toda la fauna y flora del lugar, con afectación de ríos incluso.
En EE.UU. se estima que la generalización de este método ha aumentado la extracción de gas en cerca de un 40% en cuatro años, llenando las arcas de las empresas petroleras a costa de destruir comarcas enteras. Hasta 2010, se calcula que se han realizado dos millones y medio de fracturas hidráulicas en todo el mundo.
Ahora el fracking llega a Europa (a la par que en Latinoamérica los gobiernos experimentan orgasmos múltiples ante la nueva burbuja y paradigma energético, y los chinos agujerean sin misericordia su propio suelo, y el suelo africano, canadiense y el que sea menester) y aún no existe una regulación específica sobre esta destructiva técnica. Un informe encargado por el Parlamento Europeo (http://www.lbst.de/ressources/docs2012/EP-ENVI-02_Shale-Gas_PE-464425_FINAL_ES_JUN2011.pdf) alerta de sus graves problemas y recomienda su regulación y que se hagan públicos los componentes que se emplean en los pozos de perforación. En Francia la fracturación hidráulica está prohibida formalmente (hay “lagunas”) desde el 2011, debido a la presión social que se produjo en su momento. El parlamento búlgaro prohibió su uso a principios de 2012.
Sin embargo en España se impulsó (al igual que hicieron estos vendepatrias con los transgénicos, las nucleares…) desde el gobierno anterior, y el actual no hace nada por evitarlo, alegando lo de siempre: No pueden hacer nada, porque ya está firmado por los anteriores (si un gobierno con mayoría absoluta no puede cambiar lo que firmó un gobierno anterior, una vez más hacemos la pregunta: ¿Para qué sirven los gobiernos?).
El Ministerio de Industria y las comunidades autónomas como las de Cantabria, País Vasco, Castilla y León, Asturias, La Rioja, Aragón, Andalucía, Valencia, Cataluña, ya llevan unos años concediendo diferentes permisos (Investigación, explotación …), y en la actualidad aumenta el número de dichos permisos en esos territorios, y parece que la burbuja va explorando otros frentes de conquista como Galicia.
Graves repercusiones en el medio ambiente
Las principales repercusiones posibles son la emisión a la atmósfera de ingentes cantidades de contaminantes, la contaminación de las aguas subterráneas debido a los flujos incontrolados de gas o fluidos causados por erupciones o derrames, la fuga de fluidos de fracturación y el vertido incontrolado de aguas residuales. Los fluidos de fracturación contienen sustancias muy peligrosas y su reflujo contiene además metales pesados y materiales radiactivos procedentes del depósito.
Las consecuencias para la salud de las personas que viven en los lugares afectados por esta técnica son aterradoras, respirar las emanaciones de gas que se producen sin control, afectan al cerebro dejando secuelas graves irreversibles. Toda la fauna animal, ya sea salvaje o domestica, desaparece, la mayoría perece en la zona, afectada no sólo por el agua contaminada por metano, y cientos de productos químicos, sino también por la comida pues los árboles, arbustos y pastos, enferman contaminándose igualmente.
Eso si no perecen directamente por las emanaciones masivas de gas. El agua del grifo de las poblaciones afectadas es inflamable y ya han ocurrido explosiones que han volado edificios enteros. La venta de grandes depósitos de agua potable (de 2.000 o 5.000 litros) portátiles se dispara, pues la canalizada no sirve para nada, ni para lavar la ropa, ni para ducharse y mucho menos para cocinar o beber.
Las experiencias obtenidas en los Estados Unidos muestran además que se producen numerosos accidentes mortales. Sin embargo a pesar de estar en un país como el nuestro, que es capaz de dar en los telediarios cualquier imbecilidad que ocurra en Estados Unidos, de este tema no han emitido ni un solo segundo. Y es que el poder de las empresas petroleras y gasísticas es de tal magnitud que a pesar de las evidentes secuelas y consecuencias siguen perforando y acabando con los recursos básicos y el medioambiente, sin que ningún gobierno de los distintos estados les plante cara.
Otra repercusión inevitable de la extracción de gas de esquisto es un alto índice de ocupación de tierra debido a las plataformas de perforación, las zonas de aparcamiento y maniobra para camiones, equipos, instalaciones de procesamiento y transporte de gas, así como el atasco de las carreteras de acceso.
Hay un documental sobre las consecuencias de esta práctica (subtitulado en castellano) que recomendamos para ver tranquilamente. Su duración es de 102 minutos, está en You Tube y merece la pena: GasLand (2010). http://www.youtube.com/watch?v=zvEHmk1Q02I. Si pensásemos un poco, dejaríamos de ver lo que el sistema potencia y nos preocuparíamos más de los temas realmente importantes. Quizá sea, como decía Santa en la película “Los lunes al sol”, porque no tengamos criterio.