No es una estrategia publicitaria con un título que busca que me lean por miles no, ojalá que nadie pero absolutamente nadie lea esto, porque lo que voy a decir es algo que me compete solo a mi y a nadie más, si lo escribo es porque necesito de manera desesperada escribirle al que fui y ya no soy, si lo hizo Marcos, si opinó sobre aquello Roland, no veo la imposibilidad de escribirme a mi mismo para contarme entre los que le escribimos a lo imposible porque de lo posible se sabe demasiado, solo eso alivia en algo mis tristezas y me une indisolublemente no solo a ellos dos, que es exactamente donde quiero habitar cual holograma de un mundo que ya no comprendo por su inhumanidad desbordada e individualismo depredador, ya lo logramos, acabamos con todo lo imaginablemente bueno y lo que queda es sencillamente la soledad mas endemoniada y cruel.
Todos escribimos, nadie escucha y solo leen los interesados pero que muy poco o nada pueden o quieren hacer, porque estamos muy ocupados de nosotros mismos, de saciar nuestros propios intereses, solo cuenta cuanto poder puedo acumular para dañar a otros con razón o sin ella, no importa, me lo ordenaron así y a eso responde mi cerebro, muerte y desolación, que no quede nada en pie es la consigna mayor, acabar con los enemigos de la patria que somos cada uno de nosotros dentro de nosotros mismos, ya nadie se pueda escapar, nadie al menos que prenda por un segundo la caja de los idiotas.
Mis jefes deciden por mi, porque todos tenemos un jefe, o así nos lo han hecho creer, porque el jefe es el que aprueba o desaprueba nuestras acciones, en ello se sostienen todos los gobiernos, sean del signo que fuere, en nuestra incapacidad manifiesta de gobernarnos a nosotros mismos, mientras mas arriba este el jefe o mas cerca del poder que habilitamos nosotros mismos, cuanto mas tendrá que defender porque mejor será recompensado y de ello nos enorgullecemos todos y todos quieren ser jefes de lo que sea, excepto yo que confieso abiertamente que no quiero ser jefe de nadie mas que de mi mismo, por eso escribo para mi y como Marcos, allá ustedes si lo comprenden o no, de todos modos ya no soy lo que fui, soy otro a quien no conozco ahora.
Muchos antes que yo han hecho esto mismo y seguimos si no igual, peor, ¿cuántos han escrito? millones ¿y qué ha pasado?, nada, sencillamente nada. Estamos decididos a destruir todo y nadie nos detendrá y yo mucho menos, que en un acto de locura suprema pido desesperadamente que no me lea nadie mas que yo mismo. En el fondo estamos muertos y no lo sabíamos.
Dicen los zapatistas: Aquí estamos los muertos de siempre, muriendo de nuevo, pero ahora para vivir.
Chávez vive, la lucha sigue.