En oportunidades, cuando me siento vacío de pensamientos me veo obligado a llenar el depósito que los reguarda para colmarlo con nuevas reflexiones. Hoy es uno de esos instantes.
El instinto es un legado de la sabia naturaleza a los animales, una pauta hereditaria transmitida de generación en generación. Este patrón ha permitido a las especies conservarse por decenas de centurias y en ciertos casos, millones de años. Este instinto de conservación le ha concedido a diversos grupos su permanencia en la Tierra, a pesar de la bárbara depredación a la que de forma continuada somete el hombre a la pacha mama. Debido a este estándar de comportamiento, es decir el instinto de conservación de la especie, los terrícolas podemos tener como compañeros de ruta a las ballenas, los elefantes, los delfines, los cocodrilos y porque no, hasta los ratones y cucarachas. Por fortuna, el espíritu de conservación de la especie ha sido más fuerte que el de la destrucción patrocinada por el hombre. En todo caso, el instinto es una pauta universal para cada variedad. Un panal de abejas de hace más de mil años conserva la misma forma del panal de nuestra era moderna, esto ese debe al instinto de conservación de la abeja.
Con la evolución y con la aparición del hombre por aquellas solitarias praderas los paisajes de la Tierra cambiaron notoriamente. Una vez que el homo erectus comenzó a hablar apareció la razón, es decir el manejo de las ideas. El nuevo mono parlante fue perdiendo parte del instinto, el legado de la madre natura, y comenzó a sentirse presuntuoso. En adelante manejará ideas, es decir, razonará para resolver problemas.
Contrariamente al instinto, las ideas no son universales, es decir, no son absolutas; cada persona tiene su propia razón. Quizás por esto el instinto de conservación de la especie se está perdiendo y la destrucción de la naturaleza conduce a la desaparición de la humanidad. Parece que el capitalismo depredador intenta transformar la tierra en un lugar inapto para toda forma vida.
La existencia de tantas razones, que en parte podría ser algo positivo, también ha conducido a la humanidad al caos. El ejemplo más notorio es la idea de dios. Todas las religiones, tanto las antiguas como las modernas, tienen la noción del dios único, es decir, la razón de todas estas es el monoteísmo. Lamentablemente los católicos romanos, los luteranos, los sunitas, los chiitas, los mormones, los animistas, los testigos de Jehová, los judíos, etc. cada uno de ellos tienen su propio concepto de la deidad única y tales diferencias han motivado numerosas guerras y por consiguiente, la muerte de millones de inocentes. Por desgracia para el género humano alguna de estas religiones, en muchos casos, ha instaurado su doctrina a sangre y fuego en diversas regiones del planeta. El ejemplo más macabro fue la imposición del catolicismo romano en América. La destrucción de la vida humana fue superior al instinto de conservación de la especie.
De igual manera, los demócratas del universo tienen su propia idea de la democracia y por la experiencia que estamos viviendo en la actualidad, la democracia del país más poderoso del planeta desde el punto de vista bélico (EEUU), es la que todos los países deben adoptar. En caso contrario se ven expuestos a una invasión y la implantación de la democracia cónsona con los intereses de los avaros y opulentos consorcios internacionales.
Para suerte para los poderosos, existe una razón universal con la cual los ricos están plenamente de acuerdo, el capitalismo. Esta forma de administrar las riquezas propias y ajenas no ha cambiado en decenas de centurias. Los capitalistas vienen actuando del mismo modo desde hace cientos de años: explotan a los pobres; el valor del trabajo de los obreros solo es incumbencia del empleador; el proletariado es una peste que hiede a comunismo; la burguesía debe gobernar para proteger y mantener sus lucros; la propiedad privada es sagrada; perpetúan la idea de que los intereses de los poderosos deben ser los mismos que los de una nación; que los países deben marchar de mano con las ganancias de un pequeño grupo; que las mayorías están obligados a sujetarse a los mandatos de un equipo de escogidos; que los empresarios son los únicos capaces de llevar la riendas de la economía del planeta; que la materia prima de los países del globo terrestre les pertenece; que la contaminación y depredación de la naturaleza es directamente proporcional a las ganancias de las empresas multinacionales; que las industrias no deben tener ningún tipo de reglamentación ambiental; que los presidentes de cualquier país deben responder a los intereses de los godos; se obliga imponer un modelo único de vida para producir más y ganar más (la globalización); que los medios de comunicación de masa respondan a los asuntos de las grandes corporaciones financieras e industriales; que todo lo que apeste a socialismo; comunismo, nacionalismo e independencia económica debe ser exterminado; que el estado no debe intervenir en lo que respecta al comercio, abastecimiento y venta de productos, que todo hay que dejarlo a la ley de la oferta y la demanda (libre mercado); que no debe prohibirse el monopolio; que la centralización de capitales es una actividad lícita; que lo ideal de una nación es la existencia de grandes trust; que la banca no debe ser regulada… Es decir, las premisas, las ideas o las razones del capitalismo se han mantenido inmutables durante más de mil años y por eso se niegan a desaparecer, a pesar de la crisis económica mundial producto de estas malignas praxis mercantiles.
En este respecto el socialismo mundial ha tenido mala suerte, a pesar del llamado a la unión del proletariado para alcanzar el objetivo de la toma del poder por parte de la gran masa de excluidos. Es cierto, cada nación tiene sus dificultades naturales y su propia posibilidad económica, pero desafortunadamente el socialismo tiene que enfrentar un poderoso y único enemigo: el capitalismo, el cual se ha mantenido incólume y solidario entre sí durante cientos de años. Es hora de desarraigar esas prácticas y entender que el socialismo debe ser único dado que el enemigo es único y universal. Olvidémonos del socialismo cubano, del chino del socialismo ortodoxo, del socialismo ruso, del socialismo chavista, entre otros. Es obligado conformar el socialismo como idea universal para responder a la necesidad de los explotados, nuestros sans culottes (sin calzones), por parte de los grandes oligarcas.
El próximo congreso del PSUV tiene la oportunidad de erradicar la pretensión de señalar la existencia de diversas modalidades del chavismo, aupado por los oligarcas y los medios de comunicación de masas. Este congreso debe lograr una concepción doctrinaria universal del chavismo, alejada de la tendencia personalista de aquellos que intentan ser más chavista que Chávez. No existe el chavismo sin Chávez, ni el chavismo lai, tampoco el madurismo, tal como lo enfatiza el presidente MM. Es imperioso dejar de lado las tendencias, que más que unir separa. Entender que existe un solo y único chavismo cuya concepción doctrinaria está recogida en los discursos de Hugo, documentos y sobre el todo, en el Plan de la Patria, excelente guía que nos conducirá a un país chavista, socialista y bolivariano. Debemos dirigir nuestros pasos hacia un chavismo universal y solidario, esto nos hará fuerte.
Otro más: a mis amigos lectores les informo que recién salió publicado mi último libro titulado Homu eroticus. Un ensayo teórico-gráfico, no sin cierta donosura, sobre el comportamiento erótico de los hombres y mujeres. La obra aparece con el nombre de Vanesa Lanz para proteger la castidad y el celibato del autor.