Mi palabra

¿Cárcel o Estadio?

“¡Ay que larga es esta vida!
¡qué duros estos destierros!
¡esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero,
que me muero porque no muero”
Santa Teresa de Jesús.

El domingo en la tarde, viendo el juego de futbol entre las selecciones de Portugal y Estado Unidos, escuche en medio de los comentarios y algunas desabridas conversaciones, cuando uno de los narradores, dejar escapar una nota muy triste; un presagio del oscuro porvenir para la humanidad; resulta, que, el estadio de Manaos donde se realizó ese partido, tienen proyectado después del mundial construir una cárcel; esa información sirve para preguntarse ¿Qué está pasando?

En todas partes esa parece ser una prioridad para los gobiernos de turno, porque sencillamente no encuentran solución al grave problema de los desajustes sociales, sobre todo la creada por un sector importante de la juventud, cuando apenas está dando sus primeros pasos, abren los ojos en un mundo adornado por bombas llenas de “ilusiones”, como en cualquier fiesta infantil, explotando sin dejar nada.

Esta noticia es sumamente preocupante por donde se le mire, nos demuestra algo muy sencillo de fácil interpretación: las cosas no andan bien en ninguna parte del mundo, dándole la razón al fallecido poeta Chescolovaco Václav Havel, cuando dijo: “A menos que haya una revolución universal en la esfera de la conciencia del hombre, nada mejorará nuestra existencia humana, y la catástrofe a la que se encamina este mundo [...] será ineludible.” Esto pareciera pesimismo, pero, cuando observamos la triste realidad ,levantándose a nuestro lado como un gigante, comparable a las películas de terror del cine norteamericano, nos damos cuenta, que no la podemos eludir; debemos estar claro con lo que estamos viviendo; para nadie es un secreto la grave situación carcelaria de nuestro país, no es fácil de entender y solucionar, pero, no vengan los amigos opositores a echarle la culpa al actual gobierno, porque a la llegada del fallecido Presidente Chávez, los recintos carcelarios se encontraban abarrotados; para refrescarles la memoria les recuerdo un episodio muy triste, el caso de la cárcel de sabaneta en Maracaibo, el 4 de enero de 1994, donde murieron quemados 120 personas, casi todos jóvenes; 5 años después se derrumbó el bipartidismo (AD Y COPEY).

Son muchas las razones y los motivos, que han creado la terrible situación de la descomposición social, llevando en muchos casos a las prisiones; esto lo entienden personas entradas en años, incluso nacidas en familias de una prole numerosa, como el caso de un amigo, a quien encontré en un velorio; es uno de doce hermanos, hijos de un padre, que apenas ganaba 400 bs y su progenitora una mujer de la casa, sin embargo la expresión de satisfacción y regocijo por haber cumplidos los 64 años le iluminaban el rostro, como una persona cuando pega un premio de lotería muy jugoso. En medio de la interesante conversación narró una referencia de su hogar: “En mi familia, ninguno salió con mala maña, y te puedo decir algo imborrable en mi memoria: en mi casa comía todo el que llegaba” por eso encontramos personas exclamando ¡Qué tiempos aquellos!

Muchos se preguntaran el motivo del crecimiento de la población carcelaria, cuando todos sabemos la situación de esos recintos, convertidos en depósitos de jóvenes en edades para estudiar o dedicarse alguna actividad productiva o deportiva, para poner en práctica esa expresión tan conocida “Mente sana en un cuerpo sano” el cual parece apagarse y desaparecer, como desaparecen las buenas costumbres en un número considerable de familias, influenciados por todos los males creados por el sistema capitalista, tan visibles, que nadie los puede ocultar; mientras, más crece la población, más se agudizan los problemas antes el espejismo creado en la sociedad, el cual no detiene el incesante “bombardeo” a través de los grandes medios de comunicación, especialmente los audiovisuales, creando una enfermedad difícil de curar: el consumismo.

Frente a este panorama tan oscuro, con las cárceles totalmente hacinadas, como llantas lisas pasadas de presión; estamos en la obligación de ayudar a los jóvenes a reflexionar; el escritor López de Vega dejo un pensamiento muy claro: “¡Oh, libertad gran tesoro! Porque no hay buena prisión, aunque fuese en grillos de oro”. Esto es una señal de alerta para todo aquel, que se despierta con la mente obnubilada, pensando en tener dinero a montones, cuando cada día las cosas se hacen más difíciles; por eso debemos cargar en la mente una adagio muy popular “arroparse hasta donde alcanza la cobija” de lo contrario, todos sabemos el riesgo, que se corre por no escuchar un consejo a tiempo, sobretodo de los padres, quienes siempre desean lo mejor para sus hijos. Antes esta difícil situación, solamente la conciencia nos puede salvar de no caer en ese abismo, pero, además debemos recordar, solamente se vive una vez, y no podemos desperdiciar parte de ella, entre rejas por no pensar, como un joven, a quien escuche expresar de manera muy consciente: “Siempre me “veo” en el espejo de otras personas”.




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Narciso Torrealba


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