Capitalismo y alimentación: Coman insectos

El capitalismo ha demostrado ser devastador para la clase trabajadora y el resto de la población que vive en la miseria creada por éste. Una vez que crea las condiciones que llevan a millones de seres humanos a la miseria, aparenta querer solucionar los problemas que ha creado. En la educación encontramos el fracaso de la gran mayoría de los hijos e hijas de los obreros y de los más pobres como fenómeno estructural del capitalismo. Simultáneamente encontramos políticas burguesas dirigidas a mejorar la educación y el desempeño escolar de los pobres que ellos mismos llevaron a la miseria y al fracaso escolar. Esta lógica burguesa la encontramos en prácticamente todos los ámbitos de la actividad humana. La alimentación no escapa de ella.

Millones de hombre, mujeres, niños y niñas viven en la miseria, eso es obra del capitalismo. A esos miles de seres humanos le han hecho creer que son pobres por su culpa. En particular los pueblos de Nuestra América han internalizado la explicación burguesa según la cual somos pobres porque somos flojos, sensuales, hablachentos, desordenados y para usted de contar. En pocas palabras, se culpa a la propia victima por su condición. Una característica de la miseria es el acceso limitado a los alimentos. La falta de consumo de alimentos se convierte en una de las causas que pone en peligro el crecimiento físico y cognitivo. Un ingrediente más de la miseria. Debemos tener bien claro que esa limitación en el acceso a la alimentación es parte de la estrategia del capital para mantener el dominio de las mayorías. El círculo vicioso es: creo necesidades, falsas o reales, y luego creo un producto para resolver esas necesidades. Esto garantiza al capitalista el control y la explotación de la mayoría para su beneficio.

Una vez que el capitalismo pone a la mayoría de la población a pasar hambre, los investigadores burgueses buscan solución a ese “problema”. Parte del asunto es crear nuevas mercancías para explotar aún más a los pobres. En México, uno de los países de Nuestra América más explotados por el capitalismo, la Presidencia de la República anuncia entre “Las buenas noticias también son noticia” que unos investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) establecieron una empresa para la producción de alimentos a base de insectos (ver: http://www.presidencia.gob.mx/buenasnoticias/index.php?contenido=18121). Entre los insectos que servirán de materia prima para la producción de estos alimentos se encuentran: chapulines, lombrices de tierra, gorgojos, jumiles, chimicuiles, escamoles, gusanos de maguey, tenebrios, escarabajos y larvas de mariposa. Los investigadores de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN argumentan que estos insectos son ricos en proteínas y aminoácidos. Por ejemplo: “Las tortillas con harina de chapulín contienen 85 por ciento de proteínas, ayudan a la reparación de tejidos y músculos, además del mejoramiento de la consistencia de la sangre, mientras las elaboradas con harina de lombriz de tierra contienen 52 por ciento de proteínas.”

El consumo de insectos permitiría por un lado acabar con aquellos animalitos que abundan en algunas zonas de México a tal punto que son considerados como una plaga, y por el otro lado proveer de alimentos a los habitantes de las zonas marginadas de las grandes ciudades mexicanas. Así, los pobres tendrían un doble beneficio al incorporar los insectos a su dieta. Señalan los dueños de esta empresa que comercializarán los nuevos productos (tortillas, caramelos, etc.) hechos a base de insectos en las zonas marginadas del país. Claro, no podía ser de otra manera.

¿Por qué los insectos? Los investigadores burgueses promotores del consumo de insectos esgrimen tres razones. Primera razón, ya nosotros consumimos insectos en nuestra dieta diaria. La agencia federal estadounidense FDA (siglas en inglés de Agencia Federal de Medicamentos) ha determinado que “puede haber hasta veinte huevos de la mosca drosófila en un vaso de jugo de tomate, 75 trozos de insectos en 55 mililitros de chocolate caliente y establece que una porción de brócoli congelado puede contener hasta sesenta pulgones, tisanópteros o ácaros”(ver: http://axxon.com.ar/mus/info/030123.htm). Los científicos afirman que es imposible eliminar completamente los insectos de muchos de los alimentos que forman nuestra dieta. La segunda razón es la entomofagia, costumbre de comer insectos. Particularmente en México se le está dando una amplia divulgación al consumo de insectos por parte de los “antiguos mexicanos”. Se argumenta que el abandono de esta costumbre es una de las consecuencias del colonialismo (ver: http://www.alimentacion-sana.com.ar/informaciones/Chef/insectos%20proteinas.htm). El cinismo de estos promotores del consumo de insectos les lleva a titular sus artículos de estas maneras: “Lluvias en Venezuela traen regocijo a los indígenas: un manjar entomológico cae del cielo” (ver: http://axxon.com.ar/mus/info/030030.htm) o “Los insectos, un manjar en el Congo” (ver: http://entomologia.net/noticia3.htm). La tercera razón es que la producción mundial de alimentos avanza a un ritmo suficiente para cubrir la demanda generada por el crecimiento demográfico (ver: http://entomologia.net/noticia3.htm). Sabemos que esto es falso. La humanidad tiene capacidad suficiente para producir el alimento que necesita, el problema es la explotación capitalista de la agricultura. En resumen, el razonamiento es el siguiente: Si ya comemos insectos en otros alimentos, nuestros antepasados comían insectos y no podemos producir alimentos suficientes para todos, entonces que los pobres coman insectos. Pero se olvidan que mientras tanto los ricos seguirán comiendo todo lo que quieran.

El capitalismo transforma todo en mercancía, los insectos no escaparan de sus garras. Una vía para lograr este objetivo es revivir la gastronomía pre-hispánica. Para algunos esta pretensión de revivir el primitivismo no es nueva. Por ejemplo, ya pusieron a miles de argentinos a cocinar con leña. Desde México se lanza la campaña a favor del consumo de insectos y poco a poco va llegando a los otros países de Nuestra América (ver: http://www.tribunadocente.com.ar/tribuna71/Tribuna71.pdf).

No nos extrañe que un día de estos salga Nazoa por la televisión gritando: “No como cuento, coma insectos”.

julio_mosquera@hotmail.com


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Julio Mosquera


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