No cobro nada por esta sugerencia. El gobierno revolucionario debería contratar al jugador de futbol, Luis Suárez para que le caiga a mordisco a la corrupción y a los corruptos. Tal vez así se minimice este mal que está enquistado no sólo en los cuarto republicanos, sino también, y con mayor fuerza y tesón, en los “revolucionarios”. O si no pídanle al gobierno chino que les fabrique un corruptómetro que sea perfecto, sin fallas, y capaz de detectar al corrupto antes de que se siente en la silla del cargo. Estoy, como venezolano, que voté por Chávez en su primera incursión electoral, y en las sucesivas también, hecho un añico, al ver tanta corrupción. El súper Gigante uso, en su primera campaña electoral, como bandera fundamental a la anticorrupción: “Acabaremos la corrupción de raíz”. Pero no pudo. Las raíces estaban profundamente enterradas en el corazón de los venezolanos y venezolanas que acceden, por los caminos verdes, al poder. Es decir, “donde hay”.
2. Corruptos y corruptores no toman vacaciones
Para esta gente no existen las vacaciones. “Trabajan todo el tiempo, noche y día. ¡Carajo!... van acabar con las reservas del Estado. Van a dejar al país en el peladero. El verbo robar, está conjugado más allá de lo que contempla la gramática: yo robo, tú robas, él roba, todos robamos, y seguimos robando y robando hasta que la olla quede “raspá”. Y entonces el verbo raspar, sustituye al verbo robar, y se apodera de los corruptos. Nuestro conocido “raspado”, que tanto gusta en los pueblos venezolanos, está asombrado. En fin, no hay tarjeta roja para el corrupto ni para el corruptor. El árbitro se hace el loco, y dirige su mirada hacia los lados, para no ver la mordida, como dicen los mexicanos. Y por lo tanto, sino ve la mano, tampoco canta el penal, que esta de anteojito, y lo ve la gentará que hay en el estadio, no el Maracana, sino Venezuela.
3. Hay que llamar a María
Pero no a María Machado. Ni a María Conchita. Nada de eso. Están suspendidas por mordelonas. Se trata de ese dicho al cual apelamos los venezolanos y venezolanas cuando la vaina está “pelúa”. “Llama a María…”.Pregunto: ¿Usted cree, de verdad, verdad, que la vaina está peluda? ¿No será que usted es de la IV? ¿O está ciego? ¿O apoya a Giordani y a Navarro? Mejor dejo esas interrogantes guardaditas en el buzón de las cartas. Pero sí les digo una vaina, o dos, o tres… La masa no está para bollo. En Colombia, por ejemplo, también la masa no está para bollo. Y no es que me esté desviando hacia los caminos verdes, no. Eso nunca. Es que allá en la hermana República, el Presidente Santos ha denunciado que Álvaro Uribe le está calentando las orejas a los militares. ¿Acaso tiene algún parecido con Venezuela? Pregunto, yo, para mi adentro, y lo comporta tan sólo con los aporreístas, ok.
4. Yo mejor me pinto antes de que…
Yo mejor me voy, antes de que me califiquen de giordanista o navarrista. Pero, no me voy a despedir, sin terminar con el popular tema de la corrupción. Tema que me permitió escribir estas pendejadas, en un país de pendejos, como diría Arturo Uslar Pietri. Inicié el escrito de marras, con Luis Suárez, el fabuloso jugador uruguayo. Personaje que tiene metido entre ceja y ceja el hábito de mordisquear. Tal y como el hábito de algunos corruptos, o la de quienes acceden a un carguito, o cargote y luego se envalentonan con alguna forma para meter la mano donde no deben. Volviendo al caso de Suárez. La abuela del delantero del Liverpool, lo califica de buenísimo, pero “calentón”. Mientras que el psicólogo Pablo Martínez, señala que la mordida se da en aquellos que han tenido una niñez muy agresiva y de mucha carencia. Digo, yo, no pasará lo mismo con los corruptos de abajo. Porque los de cuello blanco no nacieron corruptos, se hicieron en los cargos… Por cierto, yo si soy sin oficio. Gastar las pocas neuronas sanas que me quedan en mi maltrecho cerebro, en una enfermedad, como la corrupción, para la que no hay cura. ¡Se cansa uno!
¡Volveré!
Puerto Ordaz, 30 de junio de 2014.
