Nicolás Maduro Moros, presidente constitucional: ¿una obviedad?

Ustedes podrían considerar que, evidentemente, es una obviedad preguntarnos sí Nicolás Maduro Moros es el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela pero como bien lo expone, permanentemente, José Vicente Rangel Vale tanto en su programa “José Vicente hoy” (Televen) y en su columna “ElEspejo” (Últimas Noticias), la oposición y nos iríamos más allá ya que la sociedad que se opone tanto a la Revolución Bolivariana como al Presidente Maduro Moros, exponen, públicamente, sus adversidades a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela al tiempo que propagan su adhesión a ciertos artículos de la misma, según sus objetivos políticos y socio-económicos, en un comportamiento muy cercano a la esquizofrenia. “Que cosa tan grande, mi hermano”, dirían los cubanos y las cubanas.

No vamos a entrar a discurrir sobre sí es legal y legítimo la obligación de Nicolás Maduro Moros como Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela de demostrarlo sino trataremos de caminar sobre las bases argumentales que adscriben las derechas tanto nacionales como allende nuestras fronteras quienes le niegan al propio Maduro Moros sus derechos constitucionales como Presidente constitucional cual se corresponden con la norma obligada que lo ha llevado a las responsabilidades de ejercer tamaña responsabilidad para toda la sociedad venezolana sin necesidad de mencionar, por ahora, dos (2) realidades fundamentales: las responsabilidades que le impuso un conjunto de venezolanos y venezolanas que decidieron ejercer libre y democráticamente sus responsabilidades como ciudadanos de votar por “la opción Maduro Moros” para que ejerciera las responsabilidades y obligaciones correspondientes y significativas de la Presidencia venezolana además de la importante responsabilidad de continuar con la Revolución Bolivariana como continuador del “pensamiento Chávez Frías” quien fue desarrollando una y la revolución estructural de las responsabilidades correspondientes al “cambio profundo” del Estado rentista venezolano hacia un Estado de participación colectiva de y para “tirios y troyanos”. Además debemos resaltar al tiempo que rescatar que esa solicitud trasnochada de solicitar “la salida” de Nicolás Maduro Moros en el ejercicio de su trabajo actual como Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela se le está violando, profundamente, sus derechos individuales al trabajo así sea como el actual-presidencial en ejercicio. Insólito!

En nuestro modesto criterio, lo real-fundamental de la argumentación de las derechas después de haber superado, temporalmente, todos los escenarios del bien conocimiento de toda la sociedad venezolana (golpe de estado, paro petrolero, guarimba, asesinatos, etc.), vienen desarrollando la argumentación dialéctica del no reconocimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el llamado al “referéndum”, según el propio articulado de la Constitución, repetitivamente mencionada para que no nos quede ninguna duda por donde caminamos los revolucionarios ante tamaña e insólita solicitud. Es evidente y no necesita demostración que cuando reflexionamos con detenimiento ambos argumentos, la menor conclusión que alcanzamos es “el asombro” y la correspondiente pregunta: ¿están en contra de la Constitución y/o en contra la presencia en Miraflores de Maduro Moros como Presidente constitucional y/o, en última instancia, a lo que se están oponiendo, realmente, es al proceso revolucionario actual en Venezuela?

Aparente y curiosamente, el aparato ideológico de la Revolución Bolivariana, en nuestro criterio, no ha podido desmontar esa matriz de opinión permanentemente repetida y repelida hasta el cansancio para que “se incruste” en la siquis de toda la sociedad venezolana en considerando que ya está impresa en las clases altas y las clases medias venezolanas; debemos escribir con la honestidad debida que  desconocemos sí dicha matriz de opinión “ha calado” en las sociedades de los pueblos venezolanos en sus correspondientes y variados estados como también en las poblaciones del agro venezolano porque las encuestadoras aún no nos han informado sobre una y solo una encuesta dirigida, exclusivamente, a esos sectores sociales venezolanos.    

Es decir, estamos sentados conversando sobre dos (2) objetivos de las derechas, propias y extrañas, con las lógicas adhesiones de una izquierda reformista pro-capitalista y, hay que aceptarlo, un sector militar “jubilado”, es decir, en situación de retiro, que consideran que el capitalismo “is cool” pero sin elaborar cuáles tesis teórico-estratégico-táctico-modernas de lo real-militar siglo XXI proponen en el marco de la seguridad y defensa del Estado venezolano en considerando las calidades histórico-real-nacionales; es una actitud que obliga a la reflexión profunda y objetiva visto como las nuevas tecnologías militares y la “nueva política Obama” (José Vicente Rangel Vale dixit).

El primer objetivo es la negación de la Constitución en mención y el segundo objetivo es la retirada del Palacio de Miraflores del Presidente constitucional,  Nicolás Maduro Moros. Pero uno de los objetivos no necesariamente está “casado” con el otro; es decir, lo real-fundamental, el objetivo fundamental es la “reingeniería” y/o la reconducción de la Constitución y, en última instancia, su profunda reforma por cualesquiera metodología se lleve a esa praxis contra-revolucionaria. Es decir, la necesaria “reforma profunda” de la Constitución bolivariana va en consonancia con la ideología capitalista y es ello lo real-fundamental de la contradicción expuesta entre la Revolución Bolivariana y la necesaria reconquista del poder-real-venezolano del Estado venezolano por parte de esas derechas nacionales y extra-fronteras.

La ideología está presente en la realidad revolucionaria venezolana que se manifiesta en diversas concepciones cuales se conjugan tanto en el conjunto revolucionario como en el conjunto capitalista. Es interesante reflexionar sobre la decisión del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías como Presidente constitucional de aquella moribunda Constitución de la 4ta. República cuando propuso el referéndum hacia la consulta sobre sí la sociedad venezolana aprobaba que se realizara una Constituyente cual debería en sus funciones legislativas discutir y aprobar un nuevo texto constitucional que estuviera en consonancia con las realidades objetivas que significaba entrar en las realidades geopolíticas del siglo XXI para el Estado venezolano. Es decir, visto el rotundo fracaso de la propuesta de la “Reforma del Estado” expuesta durante varios años durante la decadencia final de la República burguesa-capitalista cual se sostenía en la democracia representativa y en su estructura económica en aquella “economía rentista en un interesante proceso neo-Dependiente”, Chávez Frías objetivó todas las contradicciones que estaban impresas en la siquis de toda la sociedad venezolana visto los resultados del referéndum. Aquel referéndum y su posterior realidad en la Constituyente permitió que las izquierdas se conjugaran alrededor de la tesis-propuesta en sus contenidos alrededor del liderazgo de Chávez Frías mientras que ciertos sectores tanto políticos como intelectuales de las derechas venezolanas, inmediatamente, percibieron cual sería el objetivo fundamental de aquella propuesta en discusión y posterior aprobación en una nueva Constitución cual iba más allá del desmonte del Estado rentista tradicional hacia un Estado de economía participativa en horizontalidad social-participativa de corte profundamente nacionalista con la muy particular situación de una futura propuesta de unión cívico-militar bolivariana, es decir, sustentada aquella unión en las objetivas realidades histórico-independentistas.

En ese orden de ideas, quizás ustedes no comulguen con los análisis marxistas sobre la dialéctica en el diálogo entre lo real-económico-rentista y las leyes fundamentales que conjugaban, legalmente, los desarrollos de esa economía nacional-rentista. Trataremos de ser explícitos.

Supongamos que enfocamos el proceso revolucionario únicamente en el desarrollo de la estructura económica venezolana dejando de lado, por ahora, la objetiva realidad de la industria petrolera venezolana y su realidad internacional. Los desarrollos en el marco de las políticas revolucionarias en las áreas industriales, servicios, agricultura y agro-industria, como ejemplos, contienen obligatorias variables relacionadas con costos reales de la “mano de obra”, es decir, el trabajador, y sus relaciones directas con su entorno laboral y con sus necesidades extra-laborales. Este escenario es de necesidad y obligación imprescindible ordenarlo bajo un marco legal revolucionario que equilibre esas relaciones.

En este orden de ideas, la socialdemocracia “de antes” propuso algo así como una “economía social-capitalista”; es decir, que aquellas “necesidades extra-laborales” estuvieran cubiertas tanto por la propiedad empresarial conjuntamente con las aportaciones y subsidios del Estado. Pero en las actuales realidades aquel reformismo social-demócrata ha entrado en su profunda y propia contradicción porque, actualmente, en el marco de la reingeniería de todo el sistema capitalista, según conocemos por las propuestas del FMI, del Banco Mundial, del Banco Europeo-Comunitario y otros entes ejecutivos están imponiéndole a los Gobiernos, todos ellos muy democrático-representativos, que se tienen que adaptar a las nuevas realidades del capitalismo en sus paradigmas financieros, en sus propias realidades técnico-tecnológicas, en sus “R&D”, es decir, “investigación y desarrollo” de muy alta tecnologías para sus aplicaciones “aguas abajo” en sus patios industriales con la finalidad en objetivación de confrontar las realidades de las economías de países asiáticos donde, entre otras variables, la mano de obra es de muy bajo costo comparativo y apropiada para la producción de productos de alto consumo masivo para esos mercados capitalistas como son: China y la India, fundamentalmente, pero sin dejar en los archivos las realidades de Vietnam, Filipinas, Tailandia e Indonesia y, en última instancia, las realidades socio-económicas en Bangladesh y Sri Lanka.

Es decir, en la actual realidad de reingeniería del sistema capitalista, los entes internacionales financieros arriba referidos como entes de transmisión comandados por los poderes imperialistas, fundamentalmente, desde Washington, deben imponer motivado por esas contradicciones interno-estructurales del sistema capitalista desde la “Crisis de Wall Street”, se ven en la obligación, los referidos entes financieros, de, al tiempo y por inevitable conclusión, justificar sus políticas laborales sustentándolas en las bases del marco jurídico y legal internacional impuesto a los gobiernos nacionales como lo estamos conociendo en su praxis por las decisiones del Gobierno de derechas del Presidente Mariano Rajoy, líder fundamental del Partido Popular Español, que están siendo ejecutadas en la muy borbónica península española. Es decir, toda alteración con sus correspondientes desequilibrios en la estructura económica obligatoriamente le impone a un gobierno específico y, en consecuencia, a la estructura del Estado, sea este un Estado capitalista y/o en transición hacia un Estado socialista, la justificación legal que se irán a desarrollar, inevitablemente, con las nuevas realidades en desarrollo de la estructura económica referida.

Pero esos cambios en la estructura económica tiene sus serias y profundas diferencias cuando aquella estructura económica sea de bases capitalistas bien sea de transición hacia bases socialistas.

Esas diferencias las dejamos en el tintero para el próximo capítulo; por ahora, entrémosle al Congreso del PSUV que “está viniendo caliente y sabroso”…

 

 



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Miguel Ángel Del Pozo


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