Este martes el presidente Maduro anunció desde su programa semanal una prórroga hasta el 15 de Agosto para la evaluación “ministro por ministro” de su gabinete presidencial. Pero no adelantó el Camarada presidente acerca de los posibles avances que pudieron darse hasta el término de los primeros quince días del inicio del “sacudón”. Lo único que desde hace días se sabe porque el mismo presidente lo anunció recientemente, es que el ministro presidente de PDVSA y vicepresidente de economía Rafael Ramírez, “no se va y se queda”, lo que indica que sobre el discurrir económico del país no habrá mayores variantes. También se sabe que los ministro Menéndez y Arreaza serian los coordinadores del programa de reformas gabineticias. La lógica de una sincera evaluación indica que estos ministros debieron pasar el cedazo de evaluación antes de haber sido anunciados para tales designios. Ahora, no es una buena noticia pública que se difieran los resultados de un acto gubernamental después de haber creado expectativas importantes en la población. El impacto produce pesadumbre y hasta sentimientos de incredulidad. Es verdad que el presidente debe tomarse el tiempo que se requiera para tomar las mejores decisiones en una coyuntura política en donde la situación económica no está color de rosa. Pero también es verdad que mientras más alargue se le dé al asunto mayor sería el impacto anti gobierno si no se cumplen las expectativas de cambio que el gobierno ha divulgado realizar. Porque es que hay cosas irregulares que estando de antiojito, no necesita mayores evaluaciones que la realidad misma le puede estar indicando. El caso más elocuente es la situación eléctrica del país. Pero como la situación eléctrica se necesitan serios cambios entre algunos timones de la economía nacional y en aspectos ambientales que reinventen la problemática nacional de los desechos sólidos. El tema de la minería en sus diferentes aspectos se ha convertido en un trauma de estado que no permite el avance de los proyectos y los entes mineros del estado viven sus peores momentos de ineficiencia. Por eso hasta este momento se tiene que decir sin mayores dudas que un sacudón infinitesimalmente pequeño apenas ha ocurrido en estos primeros quince días y que una población que aún tiene las mejores esperanzas en esta revolución, sigue pendiente en un sacudón que a cualquier costo hay que darlo.