El periodista Pedro Cuartilla, llegó al bosque en busca de un viejo Guayacán, que estaba interesado en hablar con él, observó detenidamente el panorama y era tan acogedor y fresco el ambiente, que se sentó a observar las plantas y pensó: Ojalá que en varias partes de Margarita, hubiese muchos espacios así, es más, yo plantearía que aparte de tener parques ecológicos con árboles de sombra, también hubiera bosques de árboles frutales, con todas esas plantas que aquí se dan y producen tantos frutos exquisitos.
En eso estaba el reportero, extasiado con aquel paraje, cuando sintió que una rama, tocó su hombro y escuchó una voz que le dijo: “Bienvenido amigo y gracias por venir”. Pedro Cuartilla, volteó y observó al árbol de Guayacán que buscaba, lo saludó y rápidamente soltó su artillería:
- Amigo Guayacán, ¿Cuál es su propuesta?
- Primeramente periodista quiero decirle, que me soy abogado de árboles, arbustos y demás yerbas, pues no se justifica todo los atropellos que se cometan contra ellos y nadie castiga tales hechos, que yo como jurista vegetal lo califico como bochornoso.
- ¿En qué consiste su propuesta?
- Bueno le digo que desde aquí en este lugar hemos formado un ejército de plantas y arbustos y como los guayacanes somos árboles fuertes se decidió por unanimidad que yo fungiera como abogado de todas aquellas plantas indefensas e inocentes que aparte de dejarla abandonada a su suerte, son atropelladas tanto por personas como vehículos. ¿Entiende usted periodista?
- ¿Puede explicarse mejor?
- Sucede, Pedro, que aquí se han dado la tarea de sembrar árboles y arbolitos y la mayoría de las veces, no piensan en el riego y nuestros hermanos mueren a mengua en pleno sol, pidiendo aunque sea una gota de agua y no hay quien se consuele de eso, y por eso exhortamos a personas u organismos bien seas públicos o privados, no lo hagan porque no lo vamos a permitir.
- ¿Qué van a hacer para evitar eso?
- Eso es un secreto, amigo periodista; dijo el Guayacán y se marchó con lento paso.