Al fin reinan los consejos comunales como tesis aceptada por el gobierno, con una dinámica germinal pero generalizada dentro de los procesos populares. El poder constituyente vuelve a levantar cabeza y a imponer su dinámica sobre el enorme monstruo burocrático que representa el poder constituido aquí en Venezuela.
Comienza entonces un nuevo capítulo dentro de esta “rebelión en proceso” donde la autodeterminación social, el poder de los mas sencillos, del mas pobre, del más humillado, cada vez más alzado frente al viejo orden que aún impera por todos los pasillos del Estado, hegemoniza al menos una parte de de la gobernabilidad revolucionaria naciente en Venezuela. Un aplauso merecido a Hugo Chávez, un aplauso secreto a los que seguramente le estuvieron susurrando a los oídos –muy cercanos a él en los últimos tiempos- de que eso de los Consejos Locales (los consejos de planificación a un nivel Municipal) eran una entelequia absurda y sin viabilidad alguna desde el punto de vista de la “democracia revolucionaria”, y por supuesto, un aplauso a los que terminaron convirtiendo en victoria lo que parecía una quijotada; la de los Consejos Comunales con todo el poder y recursos que el mismo presidente reivindica hoy para ellos.
¿Prioridad en estos momentos?, cambiar esa ley inútil de los Consejos Locales (y por ende todas las ordenanzas municipales que le siguieron) por una ley que reconozca el mando primario de los Consejos Comunales, levantado hacia arriba (parroquias, municipios, estados) sistemas de planificación participativa más bien federativos, de delegación directa de los mismos Consejos Comunales y sobretodo de las asambleas populares que los constituyen formalmente.
Lo de los Consejos Comunales es victoria además en un detalle que muchas veces no se distingue. Al fin la “territorialidad” nacional, la división político-territorial, en nuestro país pasa al mando y el diseño de la base social, deja de ser un privilegio de caudillos (aquellos que en el siglo XIX dividieron el territorio nacional según sus apetencias y poder específico en ese momento) o de las tecnocracias de estado, para pasar a la realidad y decisión del colectivo que es la única inteligencia que le da vida. Baja a un nivel donde la misma división territorial pasa a ser un atributo de la democracia directa y asamblearia. Eso, si se extiende en todas sus consecuencias hacia todos los planos horizontales y verticales de la administración y planificación de estado: del desarrollo endógeno, de la industria recuperada y pública, de los mercados autogestionarios, de los sistemas de servicios, tendrá una implicación fabulosa en lo que podría ser una verdadera “revolución de la planificación” y por tanto de lo que han llamado “desarrollo”; una gran innovación en la historia política universal…el comienzo al fin de la paulatina construcción del “no estado”.
Todo esto comenzó con el aporte de los CTU y la delimitación de “poligonales” en los barrios; creación que sólo podía salir del genio y el esfuerzo colectivo y colectivizado. Pero además de los propios CTU originalmente nace la idea “de la carta del barrio”, una suerte de marco constituyente multiplicado por miles ligado a un proyecto de desarrollo comunitario, que si bien se han quedado limitados en muchos casos a aspectos muy primarios del “rediseño del barrio”, no obstante son una lección inmensa para la democracia revolucionaria, un avance extraordinario en el proceso popular constituyente. Pero podríamos decir también que los Consejos Comunales son hijos directos de aquellas bellas experiencias de la “Asamblea de Barrios” organizada en Caracas a comienzo de los años noventa, creadora de las “asambleas del agua” paridoras directas de las hoy “mesas técnicas del agua”, y donde se comenzó a poner práctica una nueva cultura política inserta en lo que llamamos la “democracia de la calle”
¿Qué viene a continuación?. No es por “aguarle el guarapo” a nadie, pero apuesto lo que quieran de que ya todo el aparato maquiavélico del MVR, la partidocracia, parte de los alcaldes y gobernadores, por decir lo menos –y que perdonen los buenos-, ya están maquinando todas las formas de chuparse y cooptar esta bellísima figura del protagonismo popular. Ya han nombrado y seguramente siguen y seguirán nombrado a dedo cantidad de “directores” de Consejos Comunales (los cuentos que van desde Miranda, Charallave hasta la gobernación de Falcón ya empiezan a colarse por toda la chismografía democrática), sujetando a su voluntad su convocatoria, planes, ejecutoria, contratistas, etc. Y más allá aún, ya deben estar construyendo vía laberintos de sus respectivas burocracias, todos los laboratorios necesarios para meterse en el bolsillo buena parte de los inmensos recursos que el ejecutivo –o el presidente para decirlo como es- ha destinado para estos consejos, por supuesto en conchupancia con los directores nombrados.
Esta es si no toda al menos parte de toda esa historia oscura que aún nos aplasta y que tiene esta revolución en vilo, y que viene repitiéndose desde todas las prácticas y figuras creadas de la participación popular.; es el poder popular que ha quedado siendo administrado desde arriba. Pero volviendo a los lenguajes de la luz, este es un mundo asqueroso frente al cual se le está alzando un especie de guerrilla social, sin mucho rumbo y orgánica, pero dispuesta a volverlo trizas. La “rebelión antiburocrática”, todavía chiquita e inocente, sigue su camino de crecimiento lento y silencioso pero sin pausa. Las contralorías sociales autónomas, las redes de inteligencia social, son solo una expresión de ello. ¿Qué va a pasar entonces?, que el acicate contrarrevolucionario de los “administradores y explotadores de la plusvalía política del poder popular”, serán en dialéctica multitudinaria y montonera, enfrentados con cada vez mayor fuerza por esa rebelión. Cuídense amigos que la vaina por lo que se oye va en serio.
NUEVA PROPUESTA NOMADA A TODOS Y TODAS, Y AL PRESIDENTE QUE NUEVAMENTE TOMA LA VANGUARDIA
Corto porque después tendremos que externos mucho más en esto, la experiencia apenas se visibiliza, falta que miles de más le pongan cabeza y músculo. Una de las grandes trabas que tenemos para ir creando contextos de economía socializada, o al menos de una “economía de resistencia” (no acaba con el capital y la mercancía pero al menos lo resiste y lo niega) es el contexto del mercado, sobretodo para toda una red de comunidades autogestionarias y cogestionarias nacientes cuyos productos son simples y muy variados, pero sin mercado. La circulación y el mercadeo monopólico siguen reinando a sus anchas, destrozando muchas veces estas experiencias, y ante eso solo se han hecho propuestas demasiado vagas e inútilmente exquisitas, por ejemplo, la de la “ruta del cacao, de la empanada”, o más espontáneas como mercados populares esporádicos en uno que otro barrio. Pues bien, no habiendo quien le ponga el cascabel al gato, antes de pasar a la expropiación a nivel de mercadeo –cosa que será ineludible en próximas etapas si queremos seguir hablando de socialismo-, es necesario mirar con detalle esas inmensas redes de la economía informal, cadenas interminables del mercadeo hecho desde la creatividad del excluido pero individualizado, anarquizado a mal, y convertido en pieza de otra cadena interminable de mafias , matraquería, droga, maquiladoras clandestinas, infiltración hasta paramilitar, etc, etc. Todo un universo nunca bien reconocido -más bien despreciado y humillado incluso desde la izquierda- de la peor explotación y la vida indignante, pero que tiene, como todo contexto entre capital y trabajo, la mano del pobre que lo ejecuta y hasta cierto punto aún lo administra allí donde no se lo han chupado estas bestias, y que todavía es muy amplio. Con todas las debilidades e inconvenientes que se quiera, pero al fin y al cabo una creación más de las dinámicas de sobrevivencia a las que nos obligó el capitalismo colonial, y que además absorbe cerca del 50% de la fuerza de trabajo en nuestro país.
Mundo nómada por excelencia, receptorio de todo tipo de inmigraciones e interminables movilidades internas, que choca con la visión por lo general muy sedentaria y únicamente vecinal que tenemos y practicamos del y en el “mundo popular”. Pues bien, la propuesta concreta no es otra cosa que incentivar la organización autogestionaria (que ya existe embrionariamente en este universo) dentro de algunos territorios específicos de este mercado-calle, y ayudar a generar desde esa subjetividad nómada, una visión apropiativa, colectiva y autogobernante de la calle (lo mismo que pasa con los consejos comunales pero ahora adscrito a la territorialidad nómada del trabajo de calle y de las calles en general).
¿A qué serviría esto?, servirá y se desarrollará sólo en la medida en que esta organización autogestionaria de la calle se integre con los nichos de producción co y autogestionaria ya en desarrollo, con todas las industrias pequeñas y medianas en ese campo, con todo el cooperativismo agrícola naciente, dándole además un flujo de mercado permanente y con una gran circularidad de dinero y demanda a todas estas industrias, ayudado además por el lado de la distribución con muchas cooperativas de servicios que ya tienen al menos alguna infraestructura de transporte, pero que se quedan girando dentro de los límites que le imponen, por ejemplo las cooperativas de la basura. Industrias con potencial de producción y distribución hoy no tienen y no hay nada en proyecto que las ayude, ni siquiera Mercal cuyas “solidaridades” más bien se desplazan cada vez más hacia la agroindustria y los monopolios de importación. Viéndolo en grande esto podría integrar el comienzo de cadenas y relaciones de producción que al menos huelan a socialistas.
La izquierda en nuestro conocimiento nunca ha visto esta posibilidad. Mucho menos nuestros alcaldes y alcaldías que siguen viendo el problema de la buhonería y en general de toda la economía informal, como diría el filósofo, desde el “panóptico burgués”. Esos lentes polivalentes y policromáticos desde los cuales el burgués y el burócrata miran al mundo hacia todos los lados para administrarlo, controlarlo, planificarlo y por supuesto explotarlo desde el cómodo trono unidimensional de sus oficinas. No compañeros, aunque no haya pasado por muchas mentes sólo una con cara de chino e idéntico a Evo Morales, esta es una propuesta que tiene una enorme potencia propia y escondida, véanla nacer en pequeñito desde La Hoyada y su “Consejo Autogestionario- Comunidad Nómada”. Y a la mente más militarizada o si se quiere estratégica, vean esto también desde el punto de vista de una reapropiación de las calles y columnas vertebrales de nuestras principales ciudades, que por nuestro burocratismo y falta de militancia directa, inmediata, de calle, en cualquier momento terminamos de perderla y ponérsela en bandeja de plata al enemigo. Proceso Popular Constituyente que sigue su camino-¡Todo el Poder para el Pueblo!.