¿Por qué despiden de PDVSA al poeta William Torcátiz?

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Indignación y rabia sentimos los poetas bolivarianos que hemos apoyado el proceso revolucionario de nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez Frías porque una cúpula podrida y corrupta del Psuv que se adueñó de Caracas y del gobierno aplica a mandobles el pase de factura contra toda disidencia, contra todo pensamiento crítico y contra toda conciencia que reclame el cambio de dirección de este proceso nuestro que se burla del pueblo y que domeña los postulados que tanto defendió y explicó a las masas populares el líder barinés.

William Torcátiz es de esos intelectuales de izquierda que durante más de cuarenta años ha enfrentado al puntofijismo, al empobrecimiento del país, a la corruptela del pasado y la flagrante, a los pícaros de oficio, a los vende cupos y los vende patrias; a las alimañas del poder en todas sus formas.

De joven lo vimos graduarse de ingeniero petrolero y fue en casa del poeta Gustavo Pereira que recibí su primer libro de poesía. Siempre lo supimos luchador, de ideas claras, incorruptible, firme en sus posturas ideológicas de izquierda.

Sus artículos en aporrea.org tienen de esa acidez que demanda nuestro socialismo siglo veintiuno a la venezolana, a la latinoamericana, zamorana y bolivariana en esencia, como lucha ancestral para la conquista de la dignidad de nuestros pueblos, el rescate de sus formas de vida dignas y de la contraposición a toda forma de poder podrida por la explotación, el vil enriquecimiento, los trásfugas, el vilipendio, la traición, el usufructo, la triquiñuela, el beneficio y uso de los privilegios del alto gobierno, el compadrazgo, el militarismo usurero, los testaferros y los mandamás.

El poeta William Torcátiz y mi persona y muchos intelectuales chavistas mal tildados de radicales extremistas exigimos al Presidente Nicolás Maduro que se deslastre de los ineptos que están echándole tierra en el rostro a esta revolución idealista, utópica y única que tanta sangre ha costado y que constituye aún el sueño y la esperanza de los más desposeídos. Es la gente de a pie, no William Torcátiz ni José Pérez como individualidades quienes mantienen este clamor en esas colas infinitas y miserables realizadas desde la madrugada hasta el anochecer para adquirir los productos de la cesta alimenticia (cuyo valor real supera los 12.000 bolívares) y la canasta básica del hogar (cuyo valor real supera los 24.000 bolívares); y para adquirir medicinas, insumos para el trabajo, la construcción y el mantenimiento de nuestros bienes esenciales como los vehículos y electrodomésticos, además de equipos e implementos de trabajo.

Es el pueblo el que exige cambios radicales. No se hagan los sordos ni nos crean tan pendejos, señores de la cúpula gobiernera. Rectifiquen. Corrijan. Oigan al pueblo y ajústense los pantalones.

Los poetas que amamos a este país con el ardor del compromiso político somos medios de expresión de esas verdades que ni el camarada Diosdado Cabello ni Rafael Ramírez quieren oír, pero acéptenlo o no, este país está al borde de un gran colapso social y el desastre electoral en el futuro inmediato es inevitable si no se corrige a tiempo el descalabro gerencial en que han convertido a la Patria bonita que tanto pregonó nuestro líder social Hugo Chávez.

El poeta William Torcátiz lo expresa de manera contundente en uno de sus artículos recientes que sin duda le costaron su despido a mansalva de PDVSA por imposición de un cogollo caraqueño chavista de la cúpula podrida del PSUV y del gobierno madurista. Cito:

"En el momento histórico que vive nuestro país, donde se hace imperiosamente necesario desarrollar una campaña de critica constructiva y enderezadora de entuertos, nada bien le haría al país, ni a la gestión del Presidente Nicolás Maduro, cercenar el poder critico de los seguidores y defensores del gobierno, en nada ayudaría a la gestión del Presidente Nicolás Maduro neutralizar los juicios edificantes que se le puedan hacer a los avances, aciertos y desaciertos, sobre todo, si estas críticas constructivas se hacen en aras de defender la perpetuidad del legado del Comandante Eterno para que este no sea revestido de pretéritos ni invisibilizado, para que el legado no pase a ser sólo un puesto de referencia histórica o de una cita bibliográfica. La crítica constructiva en procura de redireccionar el proceso y la Revolución Bolivariana no debe verse como algo negativo, sino que por el contrario, debe exhortarse al país a participar con sus comentarios críticos y políticos en la construcción de eso que tanto queremos y aspiramos, un país potencia, un país donde la máxima felicidad sea el norte y el sur de sus expectativas y de sus logros por alcanzar. Una crítica positiva a tiempo, un alerta en su debido momento y un grito de descontento escuchado con atención por quien tiene poder de decisión y poder político, es lo que nos puede salvar y extinguir el descontento generalizado que recorre al país por sus cuatro costados".

¿Cómo quieren ustedes que cante el gallo?

Nuestros compatriotas y camaradas de lucha les pedimos que restituyan al poeta William Torcátiz en su cargo de ingeniero petrolero de la empresa PDVSA en Maturín. William es un poeta de verdad, metido de corazón en esta revolución socialista, muy distinto al otro William (el Tarek aquel) que se hizo llamar Poeta de la Revolución y que terminó como un fantasma en la gobernación de Anzoátegui, empantanado con cuanto adeco corrupto consiguió en Puerto La Cruz. A ese otro T. William le daban los privilegios de usufructuar las aeronaves de PDVSA y lo tenían en la empresa como un dios. Un sinvergüenza que ni siquiera reparó la carretera Pariaguán-El Tigre (ni la de Pariaguán-El Chaparro, El Tigre-Bolívar, San Mateo-Cantaura, Atapire-Múcura, El Tigre-Campo Mata, El Tigre-Cachipo, Pariaguán-Santa María de Ipire, etcétera) en la cual han muerto tantos familiares nuestros estos últimos quince años y se han dañado nuestros vehículos, como me ocurrió a mi con dos cauchos en un enorme hueco hace quince días.

Aristóbulo Istúriz, ni se molesta en mandarle a echar tierra a esas troneras porque también se convirtió en triste remedo de su antecesor, endiosado en Puerto La Cruz por chupamedias, corruptos y apátridas que se lucran del gobierno. Espasmo absoluto con disfraz rojo rojito para el estado Anzoátegui y otros estados y triste expresión de seres insensatos e incompetentes que los ponen "casualmente" donde hay. Es decir, los premian mientras al revolucionario crítico lo vejan y mancillan. Vaya maniobra ésta para deshonrar el alto nombre del Comandante Eterno en su lucha contra la opresión y las auténticas libertades de conciencia.

En definitiva, camarada Nicolás Maduro, o usted le pone la cascabel al gato o las cascabeles del pueblo le van a enterrar la ponzoña hasta lo más hondo a la cúpula podrida e ineficiente de su gobierno. No olvide que nuestro líder es Chávez, no Diosdado Cabello ni Rafael Ramírez, ni sus acólitos. No se metan con la candela. Despierte de ese letargo burocrático y respeten la dignidad de este pueblo. Respeten también la dignidad de un hombre como William Torcátiz.

Si tanto les molestan los tonos ácidos de nuestras verdades, rectifiquen y corrijan sus descalabros del gobierno. No traten al pueblo como gallinas a las que les tiran granos de maíz para matarle el hambre piadosamente en las colas de Mercal, Pdval y de Abastos Bicentenarios mientras los del gobierno se dan la gran bomba con su innegable opulencia, los privilegios y el tráfico de influencias.

Ese no es el camino para alcanzar el desarrollo nacional autosustentable. Seguir enroscando ministros y funcionarios no es la solución. Sobre el papel de las ideas públicas hay ya muchas propuestas expuestas. Quien tenga ojos que vea, quien tenga oídos que oiga.

¿Por qué no las toman en cuenta?

¿Van a permitir que la oposición haga de tripas corazón en las próximas elecciones?

¿Van a permitir que el pueblo se siga hambreando?

¿Van a permitir que le quiten el sustento de su hogar a un poeta revolucionario por cantar sus verdades?

Si va ser así no se extrañen que más pronto que tarde regresen aquellas viejas guerrillas urbanas y de montaña que tanta sangre costaron. No nos están dejando otra vía. Yo tampoco tengo miedo de agarrar un fusil si la patria así lo demandare. Tenga esto usted, Presidente, muy en cuanta en nombre de un pueblo que de verdad se quiere sentir revolucionario, pero no a expensas de unos gobierneros ineptos. No olvide que nosotros los del pueblo no nos apegamos al nombre de Hugo Chávez, como lo hacen ustedes. Estamos apegados a su corazón, lo cual es muy distinto.

Isla de Margarita, septiembre de 2014



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José del Carmen Pérez


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