Mañana empezarán a despejarse importantes interrogantes del
caso del central azucarero de Sabaneta (Caaez), de donde desaparecieron más de
dos mil millones de bolívares, cuando comparezca a la Comisión de Contraloría de
la Asamblea Nacional el mayor Orlando Herrera Sierralta, uno de los cuatro
oficiales involucrados. Por un tiempo fue enlace entre la administración del
Caaez y el 62 Regimiento de Ingenieros GB Luciano Urdaneta, comandado por el
general Delfín Gómez Parra, señalado como el principal responsable de 12
delitos.
El 17 de febrero del 2004 denunció el caso de dos cheques
indebidos por 226 y 225 millones ante la Fiscalía, que pudo impedir se pagara el
segundo de ellos, sin embargo, por negligencia de dos fiscales que fueron hace
poco removidos de sus cargos, el caso estuvo paralizado y no se dictaron autos
de aprensión a los implicados.
En la Contraloría respondió a las
interrogantes formuladas, y ahora se verifica si el capitán Franklin Castillo
compró con recursos del Caaez una vivienda en Las Margaritas, calle La Ceiba,
Municipio Cárdenas (Tách), y si el Ing. Manuel Gómez, hermano del general Gomez
Parra, es el beneficiario de una camioneta Fortaleza, negra, comprada en Socopó
con dinero del Caaez.
Apenas destituido de sus funciones de enlace el 17
de octubre de 2004, se vino a Caracas y denunció las irregularidades observadas,
sin embargo, parece que el montón de pruebas presentadas desaparecieron de las
siete cajas de documentos que estudian simultáneamente la Contraloría General y
la Fiscalía.
Esas pruebas, consignadas a la Inspectoría General del
Ejército, fueron recibidas por el coronel (E) Luis Porras Avendaño, subinspector
del Ejército; coronel (E) Adeliz del Carmen Colina, jefe de investigaciones; el
coronel (E) Medina Acosta, y el MT3 (E) Monsanto Nieto, quienes dieron parte al
inspector general del Ejército general Azuaje Apiz.
En esos documentos
estaban la relación de cheques por Bs. 1.226.350.939,30 y otra por Bs.
409.777.631,32, cobrados por personas o empresas que no hicieron ningún trabajo
para el Caaez, así como las evidencias de una carpeta sustraída de las oficinas
del Caaez, con contratos por más de 2 mil millones, y que estuvo en manos del
coronel Johnny de Ascencao, el cuarto involucrado.
Esta madeja de
complicidades, donde figuran oficiales y funcionarios civiles, empleados de
bancos, fiscales, y cuya primera responsabilidad está en oficiales de la FAN,
sigue bien enredada, pero habrá que confiar en que la Fiscalía estará en
capacidad de imputar a los responsables en las próximas semanas.
¿Estarán locos?
La Cancillería saludó como positivo, y punto de partida
para unas nuevas relaciones, un sorpresivo hecho: el Departamento de Estado
llamó con insistencia al Embajador Bernardo Álvarez, quien debió dejar un
compromiso fuera de Washington, para atenderlo. ¡Era la primera vez que lo
recibían, desde su nombramiento hace tres años! Habló un buen rato con Thomas
Shannon, el subsecretario de Estado adjunto para asuntos interamericanos, de
cuestiones de interés común.
En esa línea está un grupo de senadores,
encabezados por el republicano Linconln Chafee, quien le criticó a Condoleezza
Rice la falta de comunicación con un gobierno legítimo como el de
Chávez.
La Cancillería, sin embargo, parece que no valoró debidamente los
esfuerzos de EEUU en la ONU para impedir que Venezuela sea electa al Consejo de
Seguridad; ni algo realmente grave: la Rice llamó a varios cancillleres para
advertirles sobre el peligro de Chávez para la democracia en América Latina, y
les propuso formar un frente único para frenarlo.
¿Cómo
explicar esas contradicciones? La eterna lucha de halcones y palomas en
la política exterior estadounidense. La Rice no telefoneó sin autorización de
Bush, y Shannon no llamó a Bernardo sin la luz verde de Rice.
¿Estarán
locos? De una manera simple uno puede pensar que la reunión con nuestro
embajador no debe interpretarse como un paso hacia la normalización, es rutina
para atender voces cada vez más criticas de las relaciones con Venezuela. Su
verdadera política se expresó en esas llamadas de la Condy, que, como diría
NoamChomsky, está marcada por el “desafío exitoso de un modesto país”.
Breves
César Girón fue el primer triunfador,
pero “El Curro” lo hizo cuatro veces, tantas como Leonardo Benítez.