La creciente disponibilidad en este año de artículos críticos de las políticas socialistas del Estado, ha suscitado en Venezuela prioritariamente, una industria de la interpretación del socialismo a las cuales se suma Gonzalo Gómez.

En los planteamientos de Gómez y en las investigaciones económicas de Marea Socialista se hace énfasis en que una verdadera comprensión del proceso revolucionario venezolano no puede limitarse a una defensa e interpretación correcta de las ideas o de los actos políticos de Maduro.

La discusión de Maduro sin referencias al socialismo y a la aplicación chavista del socialismo a la realidad venezolana, descuida las cuestiones fundamentales de la teoría y la práctica socialista. Estamos viviendo como dijo Gonzalo Gómez bajo el sistema social capitalista y el socialismo persiste como tradición viva; no simplemente como una teoría social que influye en la manera de pensar, sino también en la forma de movimiento político.

El socialismo está en el Estado, en las misiones, en los colectivos, en las milicias y en la subjetividad de muchos revolucionarios venezolanos. Así, no debemos limitarnos a preguntar si las cosas se están haciendo como planteó Chávez, sino: ¿Es todavía cierto lo planteado por Chávez?

Creo que formulando estas preguntas se puede situar, por lo menos, en su verdadera dimensión, el diluvio de refutaciones que ha llovido sobre la obra de Maduro como continuador de Chávez en los últimos meses. Dicho de otra manera, me parece evidente que la relevancia de la obra de Chávez no ha sido nunca tan grande ni tan valorada como debiera.

Las posiciones de Gonzalo Gómez y Marea Socialista están firmemente enraizadas en los debates actuales dentro de la izquierda venezolana. No es un ejercicio de análisis textualista ni otra interpretación más que divulgan los medios. Las exposiciones y defensa pública de las ideas socialistas y de las críticas al “estancamiento y deterioro de las conquistas de la revolución bolivariana” tomando como premisas el análisis crítico de la situación económica del país, del papel del Estado y la empresa privada en esta crisis, es la única posición desde la que pueden ser comprendidas y criticadas con algún sentido las tendencias de la izquierda venezolana. La crítica de Marea Socialista, Gonzalo Gómez y otros corta una gran parte del debate acerca de si el socialismo es un proyecto que puede ayudar a liberar al hombre de las miserias, la explotación e injusticias del capitalismo, porque subraya el interés práctico por los más necesitados y el tipo de conocimiento que puede ayudar a la liberación del hombre. En la crítica, están las propuestas de reorientación socialista.

Quiero afirmar, que la obra de Chávez y Maduro ha de ser entendida como un continuo evolucionar y gravitar en torno a una preocupación central: cómo superar el capitalismo y construir el socialismo y que la apreciación de las críticas debe proceder en términos de su comprensión de este proceso.

Gonzalo Gómez hace el descomunal esfuerzo de sugerir la vuelta al proceso de superar el capitalismo y construir el socialismo como tarea inconclusa de Chávez. Y como proceso cuyo contenido social son los más necesitados, los pobres, los trabajadores, lo ciudadanos conscientes que se aferran a la promesa de una sociedad más justa, más humana, sin explotación ni saqueos.

¿Cómo puede un ciudadano creer en el socialismo, si las circunstancias opresoras se lo ocultan?

Marea Socialista y Gonzalo Gómez se empeñan en rechazar la posición que considera el interés por hacer de los empresarios capitalistas los conductores del proceso productivo y en demostrar que la posibilidad de una nueva sociedad está implícita e inextricablemente unida al cambio de papeles sociales en ese proceso: los trabajadores, la planificación y los colectivos populares conduciendo la magna tarea de construir el socialismo.

Es por ello, que la rabiosa y difusa campaña contra los colectivos, la intencionalidad de hacer de los obreros socios de las empresas capitalistas, de financiar con cantidades jugosas de dinero a las empresas capitalistas y de promover la continuidad de la élite política en las estructuras de gobierno, choca fuerte y esencialmente con la interpretación y defensa del socialismo que sostiene Gonzalo Gómez, Marea socialista y muchos otros.

¿Cuál será el desenlace de esta contradicción?