La funcionalidad de la muerte II: del paramilitarismo al parapolicialismo

El muerto bueno al muerto malo: por un lado Robert, por otro lado Odremán por tomar los personajes emblemáticos de las matanzas acaecidas este mes, en situaciones aborrecibles, pero donde uno es exaltado como mártir del pueblo mientras el otro y los cuatro que murieron en los mismos hechos, son tirados a la basura de quien no merece ni aclaratorias de parte oficial, ni siquiera el reconocimiento del "chavista errado".

Que tremendo desgaste el que vive al interno todo el sistema político, incluidos los escenarios públicos de la política oficial de gobierno, la política derechista de la oposición, y sus respectivas versiones mediáticas donde el Estado parece ganar más espacio. Tremendo desgaste que se denota en la forma más clara a partir de asesinatos terribles, que son en sí mismos un cuadro hiperrealista de la sociedad que vivimos plagada de ellos todos los días, pero que en este caso se superponen a cualquiera por sus connotaciones políticas y por tanto mediáticas.

Decíamos respecto al asesinato de Robert Serra y su asistente, que no basta con exaltar conciencias ingenuas, que deseo y realidad, la rabia y lo que es, hay que distanciarlos y acabar por completo toda ingenuidad. Estamos metidos en una olla histórica muy compleja que no lo permite, en cuyo ajedrez ya no quedan muchas piezas y por tanto la próxima jugada puede ser la definitiva. El caso de Robert Serra apunta a una componenda compleja donde no queremos hacer conjeturas, pero donde queda en evidencia la participación de agentes de Estado y su contrapartida paraestatal -paramilitar- dentro de la misma. El odio escuálido quiso y así lo expresó mediáticamente lo que le gustaría que sea, donde homosexualidad y santería, asquerosos pecados enfatizados frente a su angelical, asexuada e hipócrita moral, junto a la sabida guerra interna de factores de gobierno, dieran como resultado lo que ha pasado. Una manipulación fallida de la "moral de Dios". La conciencia ingenua en la expresión chavista, apostó por el discurso etéreo de un paramilitarismo que avanza desde fuera de las fronteras queriendo destruir la revolución nacional. A la final y me refiero exclusivamente al "parte de guerra" que presenta el presidente, es que aquí hay una sopa de relaciones entre Colombia-Venezuela, Estado y paramilitarismo colombiano, que si lo vemos más allá de los hechos es mucho más peligroso que cualquier enemigo disparando desde fuera. ¿Cuáles fueron las razones de estos hechos?. El que sepa que lo diga, aquí hay todavía mucho que decir: Estado y paramilitarismo están actuando juntos, ¿desde qué partes de los mismos?, ¿hacia un plan superior?, muy posiblemente. Tarea del movimiento revolucionario develar esto, sin estar siendo funcionales a nadie sino a su propia identidad política de liberación.

Pasamos ahora al caso Odreman. Mucho más sencillo. El Cicpc decidió masacrar a un conjunto de compañeros y si no fueron más es porque en medio de los hechos donde ya estaban sobre la "parrilla" varios otros de los "malditos colectivos" una llamada "de arriba" los hizo calmarse. ¿Las razones?. "Plazas" de lo que fuera en el centro de Caracas que estos colectivos le estaban arrebatando al Cicpc, puede ser, "pa maladros todos". Y todos en esta sociedad rentista, me refiero a lo profundo de las clases subalternas, van a ver como hacen para meterle mano a algún mercado desde donde "corra real" y resuelvo mi hambre. Esto no es un problema moral es un problema estructural de la sociedad que vivimos que el "socialismo burocrático" que vivimos no ha hecho sino profundizarlo. ¿Es esta la razón por la cual había que masacrarlos?, ¿una palea entre malandros, unos fuera y otros dentro del Estado?. ¿O será mas bien que los compañeros eran algo así como unos conspiradores contra Maduro y por lo cual había que quebrarlos?. ¿O hay una derecha dentro del gobierno que se ha decidido acabar con estos colectivos, callando algunos mientras tanto para después acabarlos a todos?

Sea cual sea las razones, todas apuntan a un solo hecho: un aparato parapolicial esta formado y actuando en lógica asesina con una estrategia definida. Actúaron en forma dispersa sobre el territorio acabando con la vida de centenares de dirigentes campesinos, indígenas, obreros, pero los hechos de Quinta Crespo nos evidencian que esto tiende a centralizarse y superponerse al Estado oficial que en este caso ha actuado de la manera más cochina y cómplice de los asesinatos como unos especies de barones sumisos y en el fondo acordes con él. Me refiero mas que todo a la actitud del ministro Rodríguez Torres quien tuvo comunicación con Odreman hasta sus últimos momentos.

Los "colectivos" son una realidad harto compleja, fundamentalmente caraqueña de donde nacen en los años 80, en el 23 de Enero. Todos, salvo aquellos que se han apodado como tal para hacer cualquier tipo de desastres y malandrajes en diferentes comunidades utilizando su fama, son entes políticos-revolucionarios. Han sido impregnados por el chavismo desde su base, convirtiéndose en su vanguardia inmediata organizada y en muchos casos armada, moldeando su acción dentro de una sociedad terriblemente deteriorada por el capitalismo rentista, especulativo, mafioso, que es impulsada desde sus agentes públicos y privados dominantes, pero dentro de la cual ellos viven. Odreman y el 5 de Marzo, los compañeros del "Escudo de la revolución" eran expresión de esa historia, incluso en su debilidad máxima: ser terriblemente dependientes de agentes de gobierno, de la aceptación de sus proyectos, aliados a uno u otro, y carentes de "otra política" que no sea la que emane del Estado-gobierno, sirviéndoles más bien de piezas de auxilio en labores policiales o comunitarias. En todo caso allí el trabajo de base de estos compañeros masacrados y la enorme querencia de miles de personas hacia ellos, de quienes se ganaron el respeto y mucho cariño.

Lo que ha pasado no es por tanto otra cosa que una vil masacre contra luchadores del pueblo real y concreto que ha nacido y se ha desenvuelto en la Caracas que tenemos. El gobierno, no encontrando dónde está la funcionalidad de su muerte a su favor, mientras sí la encontró con Serra, ellos son entonces los muertos malos y los ha convertido en viles delincuentes, por declarativa despótica y ya. Tergiversando unos hechos donde no hubo ningún enfrentamiento armado con el Cicpc ni mucho menos, no dándoles ni siquiera el privilegio a la investigación la aclaratoria. Son el "resto de la sociedad" que no vale nada, seres que no valen ni mierda y así hay que hacerlo saber al resto de la pobrecía que en definitiva para nuestros "mandatarios" no valen sino eso (¿qué hubiese pasado si eso ocurre con unos guarimberos?, estarían en la ONU dando explicaciones y toda la policía intervenida: respondiendo a la naturaleza de clase del Estado). Para el discurso dominante, la esfera desde la cual todos nos hacemos ciegos e hipnotizados, estuvo bueno que cualquiera los haya matado, son seres sin derecho de ningún tipo, y paradójicamente menos si eran chavistas, demostrando hasta qué punto el movimiento popular se dejo vencer por la burocracia, viviendo hoy las consecuencias de lo que esto significa. Una asquerosidad de parte del gobierno que no tiene nombre y de lo cual muy pocos se quieren pronunciar. Pero seguro la memoria queda y las respuestas políticas vendrán, esto hará crecer el pueblo en lucha y una rabia nacerá distinta a la simples cantaletas creadas por los medios oficiales.

Habrá una línea de derecha del gobierno (¿será Rodríguez Torres uno de ellos?, aclarelo usted mismo) que está impulsando esta guerra asesina contra los colectivos, mientras estos no queden totalmente desarmados y al mando de sus políticas de defalco nacional?. ¿Estarán utilizando herramientas hasta religiosas y partidarias para generar este pacto entre parapolicialismo-paramilitarismo colombiano y Estado?

Terminando, no queda más que concluir que aparatos externos parapoliciales y paramilitares y por la prueba de los hechos están actuando dentro del Estado y a lo cual el gobierno actúa en su contra siempre y cuando le sirvan a su óptica inmediatista de guardarse en el poder. Cuando las evidencias de los hechos no le sirven, al contrario alimentan esta realidad...ten cuidado Nicolás porque comienzan matando "colectivos" pero pueden terminar matándote a tí mismo, que sea cual sea tu política eres parte de lo que odian.



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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