LA COMUNA ES UNA FORMA DE GOBIERNO COLECTIVO.
SE TRATA DE LA SUSTITUCIÓN DEL ESTADO BURGUÉS POR UN ESTADO COMUNAL.
La Ciudad Comunal, la lucha de clases por el espacio, es una interpretación de los fenómenos urbanos, pues, existe una unidad conceptual que constituye una herramienta sobre lo que “desde afuera” de la estructura urbana, el poder económico y el poder político, conforman la lucha de clases por el espacio. Se plantea un debate sobre la alternativa del Socialismo frente al Capitalismo y avanza en el señalamiento de la necesaria ruptura con los valores, instituciones, relaciones de poder y las raíces más profundas de la Sociedad Capitalista. Pone acento en la construcción de la Ciudad Comunal, en total concordancia con las aspiraciones del Poder Popular en Venezuela, sobre una teoría de la estructura formal urbana de la actual fase de desarrollo del Capitalismo.
La Ciudad Comunal, la lucha de clases por el espacio, constituye una lluvia de ideas que levanta la ola angustiosa del qué hacer, como una advertencia ideológica, destinada a nuestros líderes revolucionarios que pretenden cambiar la sociedad, sin cambiar ellos. Si quien desea cambiar la sociedad, no cambia, se convierte en un obstáculo para la lucha del Poder Popular por la ocupación de los espacios institucionales del Estado Burgués. En principio, es una tarea subversiva porque se deben superar los obstáculos que han surgido desde el propio seno del gobierno en revolución, para avanzar en la construcción de la Ciudad Comunal.
Las primeras discusiones en el proceso en la elaboración del libro La Ciudad Comunal, la lucha de clases por el espacio; fue sin duda, el desarrollo de una tesis que considero fundamental: la noción del espacio dentro de una concepción dialéctica de la realidad. Empecé mi práctica profesional con un modelo teórico empirista, aunque me preciara de tener una formación marxista, por lo que entendí esta visión adolecía de inconsistencia teórica e ideológica, hasta llegar a definir el “Modelo tetraléctico de la realidad para el diseño del espacio urbano y el territorial”, sobre la teoría de la Arquitectura de multitudes, fuera de las escuelas y la academia, como propuesta para generar un nuevo paradigma de una práctica política como elemento teórico que forma parte de la lucha de clases que se enfrenta por la apropiación del espacio, ya que todo enfrentamiento clasista es, según Marx, político. Por eso, el libro “La Ciudad Comunal, la lucha de clases por el espacio” es esencialmente político como contribución al proceso revolucionario venezolano, bolivariano y latinoamericano.
Para sacar a Venezuela de la situación crítica en la que se encuentra es preciso transformar un marco institucional con viejas estructuras que quedaron intactas en la nueva constitución del 1999. Por lo que se impone al llamado al proceso constituyente, a través de un proyecto de transición indetenible, democrático y revolucionario. Es necesario abrir nuevas puertas, generando un nuevo marco institucional jurídico, político, social y económico para poder avanzar en la nueva distribución de la geometría político territorial del país, la construcción de los sistemas de Ciudades Comunales, los Distritos Motores de Desarrollo y los nuevos Territorios Federales para la construcción del nuevo estado socialista, independentista y bolivariano.
Para que la nueva geometría política territorial sea una realidad y ayude a la construcción de los sistemas de Ciudades Comunales, los Distritos Motores de Desarrollo y los Territorios Federales, debemos buscar un nuevo proceso constituyente a través de dos vías para avanzar en ese camino: uno, crear las bases jurídicas necesarias para darle organicidad al Poder Popular y facilitar los cambios profundos requeridos en la Venezuela de ahora. Y, el segundo elemento, tiene que ver con delinear los territorios que le pertenecen a aquellas ciudades que por su condición política y su capacidad económica se establezca la propiedad colectiva de los medios de producción con énfasis en la producción agraria.
La revolución bolivariana, requiere elevar el nivel de consciencia de la gente, apoyándose: uno, en la organización política, dos, en una sociedad sin clases y, tres, en la Ciudad Comunal… Esta triple tarea solo puede hacerse con instituciones que dejen de lado la burocracia y la corrupción. Abrirse al debate interno estando en contacto permanente con las bases populares. El PSUV está hecho para la movilización electoral y, eso lo ha hecho bien, un partido así lo tenemos, pero no es suficiente, porque el PSUV no es una organización revolucionaria, hay que avanzar en los movimientos sociales propias del pueblo.
Creo que las nuevas ciudades deben definir un proyecto societario, que otorgue cohesión a un colectivo e identidad de cada uno de sus integrantes, donde se establezca nuevos derechos y nuevos deberes, donde se ofrezca: seguridad, fraternidad y ciudadanía.
La comuna es una forma de gobierno colectivo. Ella posee una estructura que se expresa como un tejido inmaterial cuyos hilos son: el gobierno del Poder Popular, la distribución del espacio político territorial, la distribución del espacio de intercambio de energía: vivienda, trabajo y recreación y la distribución del espacio de la materia: la producción, la distribución y el consumo… Todos estos elementos conforman el tejido socio político que une a los habitantes de una comunidad dándole organicidad y formación. Pero este solo tejido no hace la ciudad. Hay otro tejido que le da carácter y compromiso a esos habitantes convirtiéndolos en ciudadanos, es el tejido urbano, esta estructura física de la ciudad es la forma material de cómo se expresa la sociedad dominante. De allí, planteamos la Ciudad Comunal junto al Poder Popular. No entender esto es condenar los consejos comunales a una actividad meramente reformista. De lo que se trata es de la sustitución del Estado Burgués por un Estado Comunal.