No hay conversación alguna entre venezolanos que no aborde con dura crítica el incremento salarial que el presidente hiciera hace algunos días al cuerpo militar venezolano. Y no hay dirigente de base o liderazgo medio que, algunos a la calladita, no critique con fuerza la decisión cupular del PSUV, de llamar a elecciones interna en esta época navideña, cuando todos los sentimientos de los venezolanos están en torno a esa tradición. Todo indica que el presidente Maduro equivocó los signos de una estrategia que la revolución viene dando desde que Chávez con fina puntería decretaba los aumentos salariales sin apariencias de exclusión y sin contrastes a la hora de verificar sus resultados. Y todo indica también que las autoridades del partido socialistas no han digerido aquella bajísima votación que los socialistas dieran recientemente para la escogencia de unos delegados que apenas por tres o cuatro días celebraron sus glorias. Porque es que el presidente con el respeto que merece ante este escrito, pudo aprovechar estos momentos de serios descontentos, algunos días más para estremecer a la población en positivo, con un aumento general de salarios que fortaleciera la imagen del gobierno revolucionario y mejorara las condiciones socioeconómicas de los venezolanos, hoy muy deprimida. Y el partido, a menos que haya presiones desconocidas, pudo esperar algunos meses que dieran lugar al reánimo de la militancia socialista para abordar el tema eleccionario con mayor entereza y con mejor sentido de oportunidad. Porque nadie podrá dudar que la expectativa de un mejoramiento salarial ronda en casi la totalidad de la población, y nadie duda tampoco que en esta época prenavideña será cuesta arriba superar las expectativas votacionales de una población socialista que lo que esta es pendiente de las hallacas decembrinas. Y es que es tan así, que más aún si el mejoramiento salarial no se da antes de fin se noviembre, muy poco será el incentivo a las elecciones que estarán seriamente afectadas por la euforia decembrina. No cabe aquí la perorata de la conciencia socialista porque ni en la Cuba socialista desde de 50 años, cabe. Uno entonces, a veces piensa que los asesores políticos del liderazgo de la revolución reman en sentido contrario. Ya Diosdado algo de eso dijo, cuando se refirió a los opositores que sin duda rondan en los timones medios y altos de una revolución la cual a diario befan. Por eso todo esto nadie lo entiende. Y uno no cree que en buena fe, nadie en la revolución lo entienda. Es como querer esconder un sol bravío en un Agosto maracucho. O más terrenal, como no querer ver que la situación para el pobre venezolano, que es el objetivo central-positivo de la revolución, para nada está nada bien. Y todo eso se trasforma en la enorme duda de saber si realmente se pretende la revolución que Chávez idealizó